SEÑOR VICENTE LOZANO, CON TODO MI RESPETO, NO SEA COBERO, LO DEL PUENTE MORILLO NO ES
NINGUN EJEMPLO DE EFICACIA, TODO LO CONTRARIO...SERÁ PORQUE UD. FUE EL PRIMER PRESIDENTE
DE INDUVAL POR LO QUE HABLA BIEN DE ESE INSTITUTO, PERO NO ES EFICAZ LA ALCALDÍA DE VALENCIA
EN SUS POLITICAS CULTURALES Y MANTENIMIENTO DE LA CIUDAD QUE DE PANA, ESTA HORRIBLE...Y SOBRE
EL PUENTE MORILLO CONSULTE LAS REFERENCIAS QUE SOBRE EL SE HAN ESCRITO Y VERÁ QUE ES
UN CUENTO LARGO Y TERRIBLE...
20/08/2013 Notitarde
El Puente Morillo, un ejemplo
- Vicente Lozano (Notitarde / )
Vicente Lozano
La restauración del Puente Morillo se ha logrado como todos aspirábamos, de tal manera que debemos reconocer la tarea llevada a cabo desde el Instituto de Desarrollo Urbano de Valencia, Induval, para que ese trabajo se haya realizado sin interrupciones y con un gran soporte técnico.
Esa gestión puede ser un buen ejemplo para continuar con el rescate del patrimonio arquitectónico del centro de Valencia. Recientemente se publicaron unas fotos de casas en ruinas, edificaciones que constituyen un peligro para vehículos y refugios de malhechores. Todo eso constituye un ambiente desagradable que transmite al transeúnte una imagen de terror, de abandono, y contaminación. Por eso, con el caso del Puente Morillo se demuestra que el centro es recuperable. Hace varios años, rescatamos una casa emblemática muy cerca de la Plaza Bolívar, la Casa de los Iturriza; se hizo para que fuera una muestra de lo que se podía hacer. Su impacto no fue como esperábamos, hubo que atacar otros frentes de rehabilitación urbana, para que se creara conciencia de la importancia que tiene ese patrimonio urbano. En el centro se han ejecutado obras importantes comenzando por la recuperación de las instalaciones de la Gobernación, el Teatro Municipal, la Iglesia San Francisco, las Plazas Sucre, la Glorieta, la Plaza 5 de Julio, el Boulevard de la Constitución y otras de menor proyección. Pero no han tenido la continuidad del propósito que ellas tuvieron. Desde la misma Alcaldía no se ha atacado el problema como ha sido el caso del Puente Morillo que reunió a un equipo técnico, se buscaron los recursos y allí está el resultado. Induval, no genera recursos, solo aquellos que le otorgue su instancia superior, la Alcaldía y si desde allí no bajan los medios económicos, es muy difícil desarrollar los proyectos que tienen. Existe una nueva oportunidad, se está recuperando la belleza de la Catedral de Valencia, pues entonces aprovechemos esa obra para recuperar el entorno de la Plaza Bolívar. Allí existe un buen proyecto para el nuevo alcalde que tendremos a final de año.
El Carabobeño 28 octubre 2012
Esa gestión puede ser un buen ejemplo para continuar con el rescate del patrimonio arquitectónico del centro de Valencia. Recientemente se publicaron unas fotos de casas en ruinas, edificaciones que constituyen un peligro para vehículos y refugios de malhechores. Todo eso constituye un ambiente desagradable que transmite al transeúnte una imagen de terror, de abandono, y contaminación. Por eso, con el caso del Puente Morillo se demuestra que el centro es recuperable. Hace varios años, rescatamos una casa emblemática muy cerca de la Plaza Bolívar, la Casa de los Iturriza; se hizo para que fuera una muestra de lo que se podía hacer. Su impacto no fue como esperábamos, hubo que atacar otros frentes de rehabilitación urbana, para que se creara conciencia de la importancia que tiene ese patrimonio urbano. En el centro se han ejecutado obras importantes comenzando por la recuperación de las instalaciones de la Gobernación, el Teatro Municipal, la Iglesia San Francisco, las Plazas Sucre, la Glorieta, la Plaza 5 de Julio, el Boulevard de la Constitución y otras de menor proyección. Pero no han tenido la continuidad del propósito que ellas tuvieron. Desde la misma Alcaldía no se ha atacado el problema como ha sido el caso del Puente Morillo que reunió a un equipo técnico, se buscaron los recursos y allí está el resultado. Induval, no genera recursos, solo aquellos que le otorgue su instancia superior, la Alcaldía y si desde allí no bajan los medios económicos, es muy difícil desarrollar los proyectos que tienen. Existe una nueva oportunidad, se está recuperando la belleza de la Catedral de Valencia, pues entonces aprovechemos esa obra para recuperar el entorno de la Plaza Bolívar. Allí existe un buen proyecto para el nuevo alcalde que tendremos a final de año.
El Carabobeño 28 octubre 2012
Hoy y Después en Valencia
ALFREDO FERMÍN
afermin@el-carabobeno.com
Entre las tantas batallas perdidas que hemos tenido, con la esperanza de la preservación del patrimonio histórico y cultural de Valencia, está el puente Morillo, uno de los pocos testimonios de la arquitectura colonial que se conserva en esta ciudad. Solo un milagro ha hecho que ese puente, que data de los primeros años del siglo XIX se mantenga útil soportando diariamente el peso de centenares de vehículos incluyendo gandolas y camiones que van desde San Blas, al centro de la ciudad. En otra parte, donde el pasado es motivo de orgullo y de respeto, ese puente estaría declarado patrimonio histórico y acondicionado como un atractivo turístico.
El domingo en la tarde nos conmovió presenciar como las aguas embravecidas del Cabriales pasaron de sus venerables arcos, y si no hubiese sido por la fortaleza de esos muros de piedra y cal, lo despedazan para siempre.
Ese no es un puente cualquiera, el Gobierno está en la obligación de protegerlo y mantenerlo y no esperar su destrucción para luego nombrar una comisión para que lo restaure, a sabiendas de que eso nunca se hará, porque eso no da votos como regalar neveras y lavadoras o prometerle casa a todo el mundo.
La construcción del puente comenzó en 1818, cuando el general Pablo Morillo, quien vino comisionado por el rey de España para pacificar a Venezuela, se residenció gravemente herido en esta ciudad, donde fue atendido con esmero hasta su completa sanación. El general se sintió muy bien y decidió quedarse como primera autoridad. Se alojó, precisamente, en la casa de don Miguel Ignacio Malpica, entre el actual bulevar Constitución y la calle Paéz. En ese inmueble llamado la Casa del Suizo, fue donde el general José Tomás Boves celebró su famoso baile en el que aristocráticas damas valencianas fueron obligadas a bailar con los soldados, mientras en el patio sus esposos y familiares eran asesinados. Aquella cruedad la ordenó Boves después de jurar en la Catedral ante el Santísimo, que ponía fin al sitio en que mantuvo a esta ciudad .”El ataque fue horroroso y más horroroso, áun los rigores de ese sitio que duró 20 días agotándolo todo los patriotas, batiéndose hasta los enfermos e inválidos, y alimentándose con caballos, mulas y hasta perros”, dice Francisco González Guinán en su libro "Tradiciones de mi pueblo".
Esa histórica casona en la que está una tienda, pudo haberse salvado para convertirla en un museo, donde pudo haber quedado testimonio para la posteridad, de los sufrimientos y el heroísmo que tuvo el pueblo de Valencia durante toda la Guerra de Independencia.
Antiguos dibujos y fotografías dan cuenta de que el puente Morillo no ha tenido grandes transformaciones desde su construcción, que estuvo a cargo de los patriotas que estaban presos en la cárcel de Valencia por orden de los españoles.El puente resolvió un gran problema para la época, porque permitió el acceso directo a Valencia de los viajeros que, obligatoriamente, entraban por San Blas y debían maniobrar para atravesar el Cabriales.
Durante el corto tiempo que estuvo en Valencia, Morillo se ocupó personalmente, de la construcción de la torre norte de la catedral, del puente y de un cementerio. A estas dos últimas obras el pueblo les puso el nombre de Morillo, hasta nuestros días.
En 1905 una innudación, probablemente más grande que la del domingo, se llevó la parte superior del puente. El gobierno del general Cipriano Castro ordenó de inmediato una restauración. Cuando estuvo concluida los adulantes del gobierno decidieron que el puente debía llamarse "Puente Restaurador", en honor a la revolución castrista llamada Restauradora.
Pero el pueblo valenciano no le hizo caso a aquella decisión circunstancial y siguió llamando Morillo a su puente. Así pasará, si es que algún día el concejo municipal se atreve cambiarle el nombre a la parroquia Miguel Peña para ponerle Che Guevara o Fidel Castro como se viene comentando. Eso quedará en el papel oficial.
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