La anarquía nos gobierna
Una política de Estado enquistada que permea hacia la sociedad y sus dirigentes
ALFREDO YÁNEZ M. | EL UNIVERSAL
sábado 1 de febrero de 2014
La anarquía que fomenta el caos del país no permite pensar con la serenidad necesaria. Muchos grupos lo intentan, pero la cantidad y envergadura de los sucesos hacen imposible una línea de pensamiento que establezca una visión consensuada, un punto de concertación nacional que ayude a remar hacia la misma dirección, independientemente de las creencias, de las ideologías, de los radicalismos, de las posturas políticas, militantes o sentimentales.
La anarquía está en apogeo, y su aliada, la impunidad, campea alegre, mientras que se hacen esfuerzos dispersos y desarticulados por dar con la fórmula mágica que inspire a un país a dejar de ser la suma de sus partes.
Habrá que vivir esta dispersión, junto a la angustia de quienes creen que no se está haciendo nada; habrá que sobrevivir esa desarticulación, junto con los padecimientos de la calle; hasta que entendamos que es necesaria la sinergia; que todas las acciones hacen falta, que todas las ideas pueden sumar para que como sociedad crezcamos y avancemos.
No son días fáciles estos. Convocatorias de calle, con vocación de inspiración y ánimo, minadas por la convicción del pensamiento único. Iniciativas de diálogo sectoriales atacadas por su evidente muestra de cohabitación. Radicalismos extremos que atomizan la posibilidad de una salida a la crisis que todos saben que existe, pero que todos se empeñan en negar.
La anarquía se apoderó de las calles, de los intelectuales, de los dirigentes políticos, de los pensadores, de las autoridades y, por supuesto, de aquellos sectores que saben sacar partido, provecho, resultados favorables de esa anarquía fomentada desde el Estado, instaurada y ahora consolidada en el poder.
Falta orden; y mucho por hacer.
@incisos
La anarquía está en apogeo, y su aliada, la impunidad, campea alegre, mientras que se hacen esfuerzos dispersos y desarticulados por dar con la fórmula mágica que inspire a un país a dejar de ser la suma de sus partes.
Habrá que vivir esta dispersión, junto a la angustia de quienes creen que no se está haciendo nada; habrá que sobrevivir esa desarticulación, junto con los padecimientos de la calle; hasta que entendamos que es necesaria la sinergia; que todas las acciones hacen falta, que todas las ideas pueden sumar para que como sociedad crezcamos y avancemos.
No son días fáciles estos. Convocatorias de calle, con vocación de inspiración y ánimo, minadas por la convicción del pensamiento único. Iniciativas de diálogo sectoriales atacadas por su evidente muestra de cohabitación. Radicalismos extremos que atomizan la posibilidad de una salida a la crisis que todos saben que existe, pero que todos se empeñan en negar.
La anarquía se apoderó de las calles, de los intelectuales, de los dirigentes políticos, de los pensadores, de las autoridades y, por supuesto, de aquellos sectores que saben sacar partido, provecho, resultados favorables de esa anarquía fomentada desde el Estado, instaurada y ahora consolidada en el poder.
Falta orden; y mucho por hacer.
@incisos
No hay comentarios:
Publicar un comentario