Rafael Arráiz Lucca: "Se rompió la comunidad política"
"La gente tiene la idea de que irse resuelve los problemas, pero en el lugar al que te vas también los hay" "En Venezuela estamos ensayando una fórmula interventora, socialista, que ya fracasó", señala el escritor.
Caracas es una ciudad pequeña de Latinoamérica, dice Arráiz Lucca (Nicola Rocco)
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ | EL UNIVERSAL
lunes 3 de febrero de 2014
"Uno de los daños más graves que ha ocurrido en Venezuela es que se rompió la comunidad política que en términos de ciencias políticas, es cuando personas que no piensan igual viven bajo el imperio de la ley pacíficamente, y se respetan y dialogan. Lo peor que ha pasado acá es que eso se rompió y hay un grupo de venezolanos que quiere imponerle su visión del mundo a otro grupo de venezolanos, y así no se puede".
La apreciación es de Rafael Arráiz Lucca (1959), escritor, docente e investigador, a quien tres años de trabajo en Colombia (Universidad del Rosario) le permitieron tener una visión más amplia de su país natal, de Colombia y de América Latina, cuya historia ahora quiere explorar de forma más intensa.
-Regresé porque me hizo mucha falta Caracas, mi familia, mi gente... Creo que ya tres años era una experiencia completa, redonda... Yo amo a este país, yo soy de aquí. Para mí, vivir fuera de Venezuela es muy difícil porque mi objeto de investigación es Venezuela. Yo no soy experto en camarones ni soy técnico petrolero; el objeto de mi estudio, desde el punto de vista histórico y literario, es mi país. Y desde el punto de vista personal, yo soy caraqueño y esta ciudad es un prodigio, con todo y los problemas que tenemos. La gente tiene la idea de que irse resuelve los problemas, pero en el lugar al que te vas también hay problemas y en algunos casos, todavía más graves que los nuestros.
-Sin embargo, cada vez más el irse se vuelve una alternativa para algunos jóvenes.
-Lo comprendo, pero no es mi caso. En Colombia hay muchísimos venezolanos, la canciller de Colombia declaró recientemente que se calculaba más de medio millón entre venezolanos y binacionales.
-¿Y qué ha pasado que de ser un país que recibía inmigrantes ahora a la gente no le cuesta salir y quedarse a vivir en el exterior?
-Oye, yo no estoy seguro de que no les cueste irse, los relatos de los que se van no son precisamente miel sobre hojuelas. Siempre hay una nostalgia por el país, una esperanza por poder regresar, claro, se han reducido tanto las fuentes de trabajo que la gente se va buscando sobrevivir en otros sitios. Pero yo creo que el corazón venezolano sigue latiendo allí y no descarto que muchos de ellos algún día regresen.
-¿Cómo entiende un escritor la crisis venezolana?
-Es una crisis económica y política. Económica, porque durante los años del chavismo (1998-2013) Venezuela no logró independizarse de la renta petrolera, sino que por el contrario, los venezolanos cada vez más dependemos del petróleo. El gran reto venezolano a partir de 1922, cuando comenzó la producción petrolera en grande, ha sido aumentar la producción pero no depender del petróleo, sino que la economía se diversificara. Eso no ha pasado en Venezuela en los 14 años del chavismo, cada vez dependemos más del petróleo, tenemos menos producción nacional y dependemos más de las importaciones. Esa es una ecuación nefasta y que produce a su vez, crisis política, porque un país que depende de las exportaciones de un solo recurso y que además esa riqueza está en su totalidad en manos del Estado, es un país muy vulnerable, y eso es lo que es Venezuela: un país tremendamente vulnerable, al que le escasea el papel toilet, los productos básicos, ¡eso no ocurre en otro país del mundo! Además, esta escasez está muy vinculada a la falta de producción nacional, pero también estimula la inflación, entonces tienes el peor de los mundos: escasez, inflación y una dependencia crónica y agónica de la renta petrolera.
-Y en un país donde hay control de cambio, control de precios...
-Tienes un Gobierno que no cree en la economía de mercado, sino en la economía socialista y centralizada, cuando sabemos cuál es su destino: no ha funcionado en ninguna parte del mundo, fue la causa de la caída del régimen soviético, es la causa de las hambrunas en Corea del Norte, la causa de las hambrunas en la Unión Soviética y China, y es la causa de la situación cubana que es un país dependiente. El gran talón de Aquiles de la economía socialista es que no tiene capacidad para producir los bienes que la sociedad necesita.
-¿Y esta crisis económica es más grave que la crisis de valores que otros apuntan?
-Yo creo que lo primero es la crisis económica que conduce a este tipo de situaciones. La escasez lleva a que la gente que no tiene resortes morales, incurra en escenas de saqueos, por ejemplo. Pero a mí me parece eso secundario; lo fundamental es que no estamos produciendo los bienes que necesitamos, y mientras no ataquemos eso la situación se va a poner peor. Y en todas partes del mundo, los que producen los bienes que requiere una nación son los particulares, la empresa privada. El papel del Estado es otro. Pero en Venezuela estamos ensayando una fórmula interventora, socialista, que ya fracasó en todas partes del mundo y el Gobierno venezolano parece que no se ha enterado.
-Algunos apuntan una crisis en la intelectualidad, que los pensadores están viéndose el ombligo, que los análisis son inmediatistas... Usted que entrevistó a Arturo Uslar Pietri, ¿considera que hay nuevas generaciones de Uslar Pietri, de José Ignacio Cabrujas..?
-Por supuesto, y no solo las hay, sino superiores, con mayor formación académica, con mayor capacidad de análisis. Los académicos venezolanos de hoy en día son de primer orden y lo pude comprobar en Colombia por la relación que tuve con éstos. Hay académicos venezolanos ubicados en las mejores universidades del mundo y en Venezuela los hay de altísimo nivel. De modo que sí hay capacidad intelectual abundante y me atrevería a decir que superior a lo que teníamos antes. Decir que hemos retrocedido sería falso. Uslar y Cabrujas fueron intelectuales de su tiempo; yo siento que los intelectuales de hoy en día, vinculados con el mundo académico, tienen mayores y mejores herramientas que las que tenían ellos para el análisis de la realidad política y económica.
-¿Y quiénes son?
-Hacerte una lista sería injusto, pero abundan. Además, creo que los más importantes no necesariamente están en los periódicos; están en las universidades y en los libros que publican, donde hay mayores respuestas que las que tú encuentras en muchos articulistas.
-Hablando de periódicos, se están quedando sin papel...
-Cuando el ingreso de divisas al país está controlado por el Estado en forma exclusiva, lo esperable es que las divisas sean un bien escaso. Son los problemas del control de cambio. En una economía abierta no se presentan estos problemas en ningún rubro. Las economías cerradas y controladas por el Estado producen estas situaciones absurdas.
-¿Cree que se busca controlar la libertad de prensa o es sencillamente la consecuencia de una situación económica fuera de control?
-Es consecuencia de una política económica errada que conduce a estos cuellos de botellas inevitablemente.
-¿Qué puede hacerse para reducir los altos índices de violencia criminal que hay en Venezuela?
-Desarrollar políticas policiales más eficientes tanto preventivas como sancionatorias, además de tener un Poder Judicial que cumpla con su trabajo, que los delitos no queden impunes...
-¿Y la educación y la cultura?
-Eso es fundamental, y ahí las cifras venezolanas son muy tristes: las que maneja Mariano Herrera, experto en temas educativos, revelan que de cada 100 venezolanos que comienzan el bachillerato, solo 25 culminan. Esa es una cifra alarmante. La escolaridad tiene que incrementarse. Lo que puede garantizarnos una sociedad más civilizada y pacífica, es que aumentemos los años de escolaridad de la gente, que la deserción diminuya, y no estamos haciendo mayor trabajo en relación con eso, lejos de disminuir las cifras de deserción escolar, aumentan.
@argomezc
La apreciación es de Rafael Arráiz Lucca (1959), escritor, docente e investigador, a quien tres años de trabajo en Colombia (Universidad del Rosario) le permitieron tener una visión más amplia de su país natal, de Colombia y de América Latina, cuya historia ahora quiere explorar de forma más intensa.
-Regresé porque me hizo mucha falta Caracas, mi familia, mi gente... Creo que ya tres años era una experiencia completa, redonda... Yo amo a este país, yo soy de aquí. Para mí, vivir fuera de Venezuela es muy difícil porque mi objeto de investigación es Venezuela. Yo no soy experto en camarones ni soy técnico petrolero; el objeto de mi estudio, desde el punto de vista histórico y literario, es mi país. Y desde el punto de vista personal, yo soy caraqueño y esta ciudad es un prodigio, con todo y los problemas que tenemos. La gente tiene la idea de que irse resuelve los problemas, pero en el lugar al que te vas también hay problemas y en algunos casos, todavía más graves que los nuestros.
-Sin embargo, cada vez más el irse se vuelve una alternativa para algunos jóvenes.
-Lo comprendo, pero no es mi caso. En Colombia hay muchísimos venezolanos, la canciller de Colombia declaró recientemente que se calculaba más de medio millón entre venezolanos y binacionales.
-¿Y qué ha pasado que de ser un país que recibía inmigrantes ahora a la gente no le cuesta salir y quedarse a vivir en el exterior?
-Oye, yo no estoy seguro de que no les cueste irse, los relatos de los que se van no son precisamente miel sobre hojuelas. Siempre hay una nostalgia por el país, una esperanza por poder regresar, claro, se han reducido tanto las fuentes de trabajo que la gente se va buscando sobrevivir en otros sitios. Pero yo creo que el corazón venezolano sigue latiendo allí y no descarto que muchos de ellos algún día regresen.
-¿Cómo entiende un escritor la crisis venezolana?
-Es una crisis económica y política. Económica, porque durante los años del chavismo (1998-2013) Venezuela no logró independizarse de la renta petrolera, sino que por el contrario, los venezolanos cada vez más dependemos del petróleo. El gran reto venezolano a partir de 1922, cuando comenzó la producción petrolera en grande, ha sido aumentar la producción pero no depender del petróleo, sino que la economía se diversificara. Eso no ha pasado en Venezuela en los 14 años del chavismo, cada vez dependemos más del petróleo, tenemos menos producción nacional y dependemos más de las importaciones. Esa es una ecuación nefasta y que produce a su vez, crisis política, porque un país que depende de las exportaciones de un solo recurso y que además esa riqueza está en su totalidad en manos del Estado, es un país muy vulnerable, y eso es lo que es Venezuela: un país tremendamente vulnerable, al que le escasea el papel toilet, los productos básicos, ¡eso no ocurre en otro país del mundo! Además, esta escasez está muy vinculada a la falta de producción nacional, pero también estimula la inflación, entonces tienes el peor de los mundos: escasez, inflación y una dependencia crónica y agónica de la renta petrolera.
-Y en un país donde hay control de cambio, control de precios...
-Tienes un Gobierno que no cree en la economía de mercado, sino en la economía socialista y centralizada, cuando sabemos cuál es su destino: no ha funcionado en ninguna parte del mundo, fue la causa de la caída del régimen soviético, es la causa de las hambrunas en Corea del Norte, la causa de las hambrunas en la Unión Soviética y China, y es la causa de la situación cubana que es un país dependiente. El gran talón de Aquiles de la economía socialista es que no tiene capacidad para producir los bienes que la sociedad necesita.
-¿Y esta crisis económica es más grave que la crisis de valores que otros apuntan?
-Yo creo que lo primero es la crisis económica que conduce a este tipo de situaciones. La escasez lleva a que la gente que no tiene resortes morales, incurra en escenas de saqueos, por ejemplo. Pero a mí me parece eso secundario; lo fundamental es que no estamos produciendo los bienes que necesitamos, y mientras no ataquemos eso la situación se va a poner peor. Y en todas partes del mundo, los que producen los bienes que requiere una nación son los particulares, la empresa privada. El papel del Estado es otro. Pero en Venezuela estamos ensayando una fórmula interventora, socialista, que ya fracasó en todas partes del mundo y el Gobierno venezolano parece que no se ha enterado.
-Algunos apuntan una crisis en la intelectualidad, que los pensadores están viéndose el ombligo, que los análisis son inmediatistas... Usted que entrevistó a Arturo Uslar Pietri, ¿considera que hay nuevas generaciones de Uslar Pietri, de José Ignacio Cabrujas..?
-Por supuesto, y no solo las hay, sino superiores, con mayor formación académica, con mayor capacidad de análisis. Los académicos venezolanos de hoy en día son de primer orden y lo pude comprobar en Colombia por la relación que tuve con éstos. Hay académicos venezolanos ubicados en las mejores universidades del mundo y en Venezuela los hay de altísimo nivel. De modo que sí hay capacidad intelectual abundante y me atrevería a decir que superior a lo que teníamos antes. Decir que hemos retrocedido sería falso. Uslar y Cabrujas fueron intelectuales de su tiempo; yo siento que los intelectuales de hoy en día, vinculados con el mundo académico, tienen mayores y mejores herramientas que las que tenían ellos para el análisis de la realidad política y económica.
-¿Y quiénes son?
-Hacerte una lista sería injusto, pero abundan. Además, creo que los más importantes no necesariamente están en los periódicos; están en las universidades y en los libros que publican, donde hay mayores respuestas que las que tú encuentras en muchos articulistas.
-Hablando de periódicos, se están quedando sin papel...
-Cuando el ingreso de divisas al país está controlado por el Estado en forma exclusiva, lo esperable es que las divisas sean un bien escaso. Son los problemas del control de cambio. En una economía abierta no se presentan estos problemas en ningún rubro. Las economías cerradas y controladas por el Estado producen estas situaciones absurdas.
-¿Cree que se busca controlar la libertad de prensa o es sencillamente la consecuencia de una situación económica fuera de control?
-Es consecuencia de una política económica errada que conduce a estos cuellos de botellas inevitablemente.
-¿Qué puede hacerse para reducir los altos índices de violencia criminal que hay en Venezuela?
-Desarrollar políticas policiales más eficientes tanto preventivas como sancionatorias, además de tener un Poder Judicial que cumpla con su trabajo, que los delitos no queden impunes...
-¿Y la educación y la cultura?
-Eso es fundamental, y ahí las cifras venezolanas son muy tristes: las que maneja Mariano Herrera, experto en temas educativos, revelan que de cada 100 venezolanos que comienzan el bachillerato, solo 25 culminan. Esa es una cifra alarmante. La escolaridad tiene que incrementarse. Lo que puede garantizarnos una sociedad más civilizada y pacífica, es que aumentemos los años de escolaridad de la gente, que la deserción diminuya, y no estamos haciendo mayor trabajo en relación con eso, lejos de disminuir las cifras de deserción escolar, aumentan.
@argomezc
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