Felipe el Apóstol de San Blas
Escribo el 18. 04, Me avisaron que a Felipe Quintero, lo habían llamado de la Casa del Padre, y tuvo que presentarse en el término de la distancia! Felipe, un poco remolón, pues hay que entender, que si alguien amó a San Blas, y a Valencia, y a los campos de Carabobo, fue Felipe. La casa de los Quintero-Coletti, fue la casa de todos, cuando digo todos, digo: los campesinos, los pobres de Valencia, y los cientos de personas de todas las clases sociales, a quien les abrió el camino de la fe, ¿Cuantas vocaciones enrumbó Felipe? ¡Muchísimas!
Felipe fue muy claro en las cosas de la religión, sencillo, sabio, y prudente.
Desde niño se puede decir que fue un hombre de Iglesia entendió su catolicidad en el servicio al prójimo.
Fue siempre alegre, y tuvo un carácter recio. En su juventud, trabajó en una empresa, cuyo dueño no supo valorarlo, además, la conducta de aquel dejaba mucho que desear en cuanto a materia espiritual. Felipe decidió, dejar aquel trabajo, y luego no aceptó los requerimientos, los ruegos, y el alto sueldo, que le ofreció el dueño. Felipe no se ponía precio. Entonces decidió abrirse por su cuenta, en el comercio, y le fue bien, fundó su casa de objetos de regalo, allí se esmeró en conseguir los mejores productos, porque conocía las más finas porcelanas, los mejores cristales y cerámicas. Estaba relacionado con las grandes casas de Caracas, importadoras de mercancía fina europea. etc. y por supuesto, la parte religiosa; en estos objetos, era muy cuidadoso con la estética, nunca aceptó los plásticos, las imágenes de mal gusto o defectuosamente elaboradas.
En Felipe, el milagro de la multiplicación de los panes se daba cada día, no hubo evento católico en el cual no participara y era siempre para colaborar, se le ocurrían: verbenas, rifas, caravanas, cuadros vivos, nacimientos, excursiones, etc. lo que fuera, para mantener las obras apostólicas. Desde los tiempos de la antigua Acción Católica, formó parte militante en el ejército de Cristo. Y su vida, comprometida en ser puro, humilde, agradable, y en extremo servicial, es el modelo que debemos seguir los católicos.
¡Felipe sabia de todo! Y afortunadamente tuvo a su lado a Doña Teresita, su hermana,-ejemplar tarbesiana-, esposa de don Mario Coletti, -mi amigo muy querido-, y a los sobrinos, hombres y mujeres de bien: responsables, católicos y generosos; Felipe, fue un Apóstol en todo el sentido de la palabra, jamás dejó de hacer apostolado y defender la religión, a sus ministros; jamás calló ante los ultrajes que le hacían a Valencia, su ciudad amada, su San Blas, y sus célebres, folklóricos y queridos: morreños matasantos.
¡Cuántas madrugadas vieron salir a Felipe, a Don Felipe Quintero, Caballero Pontificio, -título otorgado por el Papa, que nunca usó-, a preparar el entierro de los pobres agenciando desde la urna hasta el chocolate, o con el dinero para una operación o medicina urgente; y no dejaba a esas familias en el dolor, seguía protegiéndolos con su apoyo moral y económico. Aun no siendo un hombre rico, dio a manos llenas, El Señor, ponía en sus manos beneméritas para que diera y él daba& y con alegría!!
Desde esta Trinchera, le damos la más cordial bienvenida a Henrique Fernando Salas Römer, nuestro querido Pollo , deseos de triunfo!!
Felipe fue muy claro en las cosas de la religión, sencillo, sabio, y prudente.
Desde niño se puede decir que fue un hombre de Iglesia entendió su catolicidad en el servicio al prójimo.
Fue siempre alegre, y tuvo un carácter recio. En su juventud, trabajó en una empresa, cuyo dueño no supo valorarlo, además, la conducta de aquel dejaba mucho que desear en cuanto a materia espiritual. Felipe decidió, dejar aquel trabajo, y luego no aceptó los requerimientos, los ruegos, y el alto sueldo, que le ofreció el dueño. Felipe no se ponía precio. Entonces decidió abrirse por su cuenta, en el comercio, y le fue bien, fundó su casa de objetos de regalo, allí se esmeró en conseguir los mejores productos, porque conocía las más finas porcelanas, los mejores cristales y cerámicas. Estaba relacionado con las grandes casas de Caracas, importadoras de mercancía fina europea. etc. y por supuesto, la parte religiosa; en estos objetos, era muy cuidadoso con la estética, nunca aceptó los plásticos, las imágenes de mal gusto o defectuosamente elaboradas.
En Felipe, el milagro de la multiplicación de los panes se daba cada día, no hubo evento católico en el cual no participara y era siempre para colaborar, se le ocurrían: verbenas, rifas, caravanas, cuadros vivos, nacimientos, excursiones, etc. lo que fuera, para mantener las obras apostólicas. Desde los tiempos de la antigua Acción Católica, formó parte militante en el ejército de Cristo. Y su vida, comprometida en ser puro, humilde, agradable, y en extremo servicial, es el modelo que debemos seguir los católicos.
¡Felipe sabia de todo! Y afortunadamente tuvo a su lado a Doña Teresita, su hermana,-ejemplar tarbesiana-, esposa de don Mario Coletti, -mi amigo muy querido-, y a los sobrinos, hombres y mujeres de bien: responsables, católicos y generosos; Felipe, fue un Apóstol en todo el sentido de la palabra, jamás dejó de hacer apostolado y defender la religión, a sus ministros; jamás calló ante los ultrajes que le hacían a Valencia, su ciudad amada, su San Blas, y sus célebres, folklóricos y queridos: morreños matasantos.
¡Cuántas madrugadas vieron salir a Felipe, a Don Felipe Quintero, Caballero Pontificio, -título otorgado por el Papa, que nunca usó-, a preparar el entierro de los pobres agenciando desde la urna hasta el chocolate, o con el dinero para una operación o medicina urgente; y no dejaba a esas familias en el dolor, seguía protegiéndolos con su apoyo moral y económico. Aun no siendo un hombre rico, dio a manos llenas, El Señor, ponía en sus manos beneméritas para que diera y él daba& y con alegría!!
Desde esta Trinchera, le damos la más cordial bienvenida a Henrique Fernando Salas Römer, nuestro querido Pollo , deseos de triunfo!!
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