Oswaldo-Mimijo- Ortega
Hernán Herrera
Hernán Herrera: her01@aol.com
Hernán Herrera: her01@aol.com
Los hombres auténticos viven como piensan... así reza la frase, y la concluiría yo “para no terminar pensando, cómo se vive”. Un ejemplo claro que tenemos fue el de nuestro querido amigo y hermano Oswaldo “Mimijo” Ortega, quien partió tempranamente dejándonos ese frío seco en el alma.
“Mimijo” como lo llamábamos sus íntimos, fue un hombre polifacético, deportista de los buenos en beisbol, judo y basketball, amante de la literatura norteamericana y latinoamericana en sus expresiones poéticas, novelísticas y ensayos, que siempre tenía el placer de comentarlas en nuestras “soirées” mundanas en los bares y restaurantes del eje norte de la vieja Valencia. Cuánto testimonio no guardarán las paredes y sillones del antiguo restaurante “La Hostería del Rey” de Romano Caverzán(+), de El Bisonte Grill, El Toro Rojo, El Marchica, Las Cuevas de Luis Candela, La Grillade, el Bar Perecito y el “Tiberius”, de nuestro siempre recordado Alain.
“Mimijo” era una especie de Cicerón en esa Valencia que comenzaba a crecer sin ningún plan urbano coherente y humano, al cual Oswaldo nos traía las informaciones frescas y abundantes no solo de la política, sino de la pintura, literatura, la novela y los últimos “affaires” políticos de la Caracas centralizadora de las decisiones del colectivo nacional.
Vinculado desde nuestras épocas estudiantiles con la Universidad de Carabobo, llegó a ocupar el cargo de director de la Galería “Braulio Salazar” y de director de Cultura de esa misma universidad.
Anécdotas con Oswaldo vivimos muchas, todas ellas llenas del buen humor y de inteligencia. Tenía esa manera de narrar las historias cotidianas y aparentemente simples pero con el agregado que solo él sabia imprimirles, convirtiéndolas en historias cómicas dignas de un Salvador Garmendia, a quien Oswaldo admiraba sobremanera.
Seria aconsejable darle su justo valor y escribir la historia de este valenciano sin par, apreciado por todas las clases sociales de Norte a Sur desde Naguanagua hasta La Guacamaya, y de Este a Oeste desde Guataparo hasta San Diego. La ultima vez que hablé con él fue en diciembre pasado, que solía llamarle para desearle felices pascuas, y me dijo: “Poeta, prepáreme la habitación, que este año sí voy a visitarle a París” ; pues bien ya sabemos, Oswaldo no conocerá París, pero ahora está viajando al Paraíso. RIP!
París, 17 de julio 2013
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