Crónicas de disidencia
El alcalde paralelo
- Columnista, Notitarde, Domingo Alfonso Bacalao (Notitarde / )
Domingo Alfonso Bacalao
La tarea de rescatar la vigencia de la Constitución de 1999- verdadero plan de la patria- se inscribe en los cometidos fundamentales de la transición hacia un nuevo gobierno democrático, federal, descentralizado, participativo y plural. El Estado autoritario -chavista madurista- continúa su marcha en dirección del totalitarismo, construyendo el Estado Paralelo al margen de la Carta Magna legítima. Destruir los estados y los municipios es una de sus misiones principales para instaurar las comunas - el Estado Comunal- no contempladas en el texto máximo como acaban de apuntar obispos y arzobispos, en sus reflexiones sobre el país en la reciente Conferencia Episcopal.
La descentralización, como política nacional para profundizar la democracia, acercando el poder a la población y hacer más eficaz y eficiente los cometidos estatales, la consagra la constitución en su artículo 158 y a lo largo de su preámbulo. Ahora bien, en rumbo contrario a lo establecido en las normas y principios constitucionales, y orientado por la satrapía cubana de los hermanos Castro, en abierta declinación de soberanía y dignidad nacional, el régimen abraza sin pudor la tentación totalitaria, recentralizando la República tratando de cambiar la esencia de las entidades federales y municipales a contracorriente de la historia y la normativa constitucional.
El ensayo recentralizador del presidencialismo hipertrofiado de Maduro, al crear la Autoridad Única de Área sobre parte del municipio Valencia, divide la ciudad, y subordina al alcalde electo por el voto popular, a una autoridad no electa, designada por el poder ejecutivo violentando la estructura del gobierno municipal. El alcalde paralelo y postizo disputa al alcalde legítimo el gobierno y la administración de un municipio mutilado. El engranaje municipal se resiente y debilita ante el empuje de la nueva geometría del poder, acechando permanentemente al estado democrático y social de derecho y de justicia, consagrado en "la mejor constitución del mundo". Ya tiene sus teóricos la nueva doctrina constitucional, que observan desde el exterior la destrucción del país.
El territorio se organiza en municipios, dice la constitución. Y constituyen la unidad política primaria de la organización nacional, remacha coherentemente. Torpedear su existencia o pretender su eliminación, es dar en la madre del sistema político venezolano y su raíz histórica fundacional. La autonomía es su base de sustentación y su abolengo principista y doctrinario, por así decirlo. El artículo 168 constitucional, expresa que ella comprende: primero, la elección de sus autoridades; segundo, la gestión de las materias de su competencia y tercero, la creación, recaudación e inversión de sus ingresos. En el primer y segundo punto, el alcalde paralelo o espurio carece de autórita, puesto que para gerenciar las materias de su competencia requiere de la elección popular, si bien es cierto que el poder nacional puede coadyuvar en el ejercicio de competencias concurrentes, es respetando la estructura constitucional y tomar en cuenta la opinión del legislador constituyente, expresada en su exposición de motivos, donde expone claramente "que el diseño constitucional consagra un Estado Federal que se define como descentralizado, para así expresar la voluntad de transformar el anterior estado centralizado en un verdadero modelo federal con las especificidades que requiere nuestra realidad. El tercer punto, amerita un ente municipal dinámico y seguro y no constantemente amenazado por los partidarios del trasplantado poder comunal, sin raíces en nuestra evolución política e institucional.
El abuso del poder y la arbitrariedad de sus decisiones, ha inutilizado la constitución, convirtiéndola en un texto nominal, a la deriva, para ser rellenado al gusto de una ideología de destrucción y ruina, que encubre una desquiciada ambición de poder. Se impone una toma de consciencia de los liderazgos regionales y municipales, así como la ciudadanía en general en defensa de la descentralización. Vivimos un estado ficticio donde las leyes adornan el tinglado social y político de la Nación. La ruptura del orden constitucional-municipal en un estado tan importante como Carabobo, es la expresión más evidente del desprecio absoluto que siente el chavismo por la legalidad de la República. Es muy difícil disimular la existencia de un alcalde de facto producto de una derrota electoral.
dabacalao@cantv.net
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