8 de octubre de 2012
Opositor, esto es contigo
Amanecemos en una Venezuela que decidió ratificar el proyecto liderizado por el hoy reelecto, presidente Chávez. Luego de catorce años de gobierno, el pueblo acudió masivamente a las urnas, tan solo para reelegir al presidente, con lo cual, al finalizar este nuevo mandato, éste cumplirá 20 años en el poder. Los últimos, fueron meses de angustia para ambos bandos, de sudor, de esfuerzos, de organización, de incertidumbre, todo un país en vilo con la mirada puesta en un solo momento: el 07 de octubre de 2012. Hoy, amaneciendo en un nuevo día, quiero ofrecerles mis reflexiones:
1.- Aún no somos mayoría, pero cada día somos más: En efecto, no considero que hubiera fraude como se rumora por allí. Creo que el gobierno ganó las elecciones porque aún tiene a la mayoría de la población respaldándolo. Sí, fuimos derrotados electoralmente, pero somos los grandes ganadores políticos de este proceso. No podemos perder de vista que la oposición creció en 2 millones de votos, en comparación con las últimas elecciones presidenciales. Esta es una cifra enorme, sobre todo si tomamos en consideración que el gobierno apenas ganó unos 200.000 votos más. La oposición crece, lo cual, indudablemente le resta fuerza política al chavismo.
2.- No existen salvadores: Una de las principales características del electorado venezolano es la escogencia de un candidato porque nos parece un "Mesías", un salvador, alguien que por sí sólo resolverá todos nuestros problemas. Visto el resultado electoral, ¿quiere decir eso que todo está perdido? no dudo que exista una incertidumbre enorme ante lo que vendrá como políticas gubernamentales, pero mejorar el país es una tarea diaria de cada uno de nosotros. Lo he dicho antes y lo vuelvo a repetir, una nación es lo que su sociedad hace de ella. ¿Quieres que se respeten las normas? respétalas, ¿quieres paz? deja la agresividad de lado, ¿quieres acabar con la corrupción? deja de pagar por trámites o llevarte lápices de tu oficina.
3.- ¿Qué hiciste para cuidar tus votos? Hoy muchos amanecieron criticando a la Mesa de la Unidad, anunciando que hubo fraude y tantas otras cosas. A ustedes que se hacen eco de tales comentarios, les pregunto ¿en qué centro fuiste voluntario? ¿fuiste a las auditorías de las cajas en tu centro de votación? ¿qué hiciste ayer aparte de criticar por twitter o desde tu casa? ¿a cuánta gente convenciste de votar? ¿cuántos votos cuidaste? ¿cuánta gente movilizaste?.
No señores, no podían Henrique Capriles, ni la MUD hacer un trabajo de cuidar votos por sí solos, ya lo dije, en mi opinión no hubo fraude, pero en el supuesto caso de que lo hubiera los partidos políticos necesitarían de una maquinaria inmensa para probarlo y ésta no era otra cosa que los ciudadanos trabajando en el proceso electoral para garantizar la transparencia del mismo.
¿Te quedaste en tu casa una vez más esperando a que otros te llevaran al país que quieres tener? entonces cállate, no opines, no critiques. No te atrevas si quiera a soñar con cantar fraude si no colaboraste de verdad el día de ayer, si hiciste como muchos que se hicieron los locos ante el llamado de acreditarse como testigos o que no asistieron a su convocatoria como miembros de mesa. Lo repito, no somos mayoría y debemos dejar de actuar como si lo fueramos. No es posible que se viera más entusiasmo en los chavistas por participar como testigos electorales que en la oposición. Nosotros estamos en desventaja y es a nosotros a quienes corresponde cuidar los votos, dejar la flojera, el facilismo y las comodidades a un lado. Opositor, deja de criticar, muévete por tu país porque la tarea también es tuya y no se agota con el acto de votación.
4.- ¡Gracias Henrique! Hoy le doy mis más sinceras gracias a Henrique Capriles Radonsky, un candidato por el que no voté durante las primarias, con el cual no estaba de acuerdo y que me hacía pensar "el domingo voto por tí, aunque el lunes vuelva a ser oposición". A pesar de todo esto, te doy las gracias, por ayudarnos a construir esos dos millones de votos adicionales, por crecerte durante la campaña, por mejorar tu discurso, por tu siempre buen semblante dispuesto a la conciliación, por recorrer el país en cada centímetro para arañar cuanto voto fuera posible. No fuiste mi lider, pero te ganaste mi respeto. Gracias por enseñarnos que nos merecemos escoger no entre lo peor de lo peor, sino entre mejores opciones. Gracias por crecerte como lo hiciste, gracias por ganarte el afecto y la simpatía de muchos. Y sobretodo, gracias por demostrarme que podías ser un candidato presidencial mucho mejor que el candidato que fuiste a las primarias.
5.- La democracia necesita líderes: Tú opositor, grábate esta frase en la cabeza. Ningún líder es perfecto, yo creo que los nuestros han aprendido lentamente y poco, pero seguro. Aún faltan cosas por mejorar, pero sí podemos. No existe democracia sin líderes, sin pluralidad. Quítate la mala costumbre de amar a un líder el día de hoy y destrozarlo mañana porque las cosas no salieron bien. Toda batalla es ensayo y error, y de las nuestras nos hemos crecido. Apoya nuestra democracia, entendiendo y respetando el liderazgo. Si todo hubiese salido bien, hoy mismo, ustedes que critican, estarían sentados diciendo que nuestros líderes son una maravilla.
6.- Esta es nuestra pelea de boxeo: Luchamos contra un líder magnánimo, ninguna lucha contra alguien fuerte y poderoso es sencilla. Nuestra democracia es una pelea de boxeo en la cual debemos luchar, caer, sobarnos y volvernos a levantar para pegar una vez más, así infinidad de veces, hasta que por fin logremos debilitar al contrincante o aprendamos cuáles son sus puntos débiles para derrotarlo.
8.- Compórtate como un demócrata: No podemos llenarnos la boca diciendo que somos demócratas si sólo aceptamos los resultados que nos favorecen y al primer problema saltamos a gritar fraude. No descalifiques al contrario, él piensa distinto, pero no es tu enemigo. Si criticas que te discriminen y excluyan ¿por qué pagar con la misma moneda? Es divino pensar distinto. Todos deberíamos tener el deber de oponernos a alguien y el derecho a tener quien se oponga a nosotros. Acepta la derrota con valentía y comienza desde ya, la tarea que te llevará a transitar el camino de la victoria.
Vaya desde aquí mi crítica a tí abstencionista, a tí que aún crees que la cosa le toca a alguien más, a tí que te negaste a dar un voto castigo. Respeto tu decisión, pero ayer perdiste el derecho a quejarte del mañana.
A tí chavista, que acudiste a las urnas a votar con convicción, te felicito porque aún eres mayoría, te ofrezco un abrazo y mi voluntad de dejar a un lado nuestras diferencias para construir una Venezuela mejor, te invito a abrirte más a la autocrítica para que puedas evaluar qué estás haciendo mal y qué puedes mejorar; pero sobre todo, te respeto. Tu opción política es tan válida como la mía, aunque no esté de acuerdo con ella.
A tí opositor, te invito a reflexionar qué hiciste mal, qué faltó. Pero también te invito a trazar desde este mismo momento la estrategia que te llevará a una victoria cada vez más cercana. Párate del sofá, suelta el whisky y olvida la rumba y los chistecitos. Si quieres resultados verdaderos, debes comenzar a tomarte el asunto con seriedad.
Finalmente, independientemente de tu posición política, ten presente la famosa frase de Kennedy que jamás perderá vigencia:
Vaya desde aquí mi crítica a tí abstencionista, a tí que aún crees que la cosa le toca a alguien más, a tí que te negaste a dar un voto castigo. Respeto tu decisión, pero ayer perdiste el derecho a quejarte del mañana.
A tí chavista, que acudiste a las urnas a votar con convicción, te felicito porque aún eres mayoría, te ofrezco un abrazo y mi voluntad de dejar a un lado nuestras diferencias para construir una Venezuela mejor, te invito a abrirte más a la autocrítica para que puedas evaluar qué estás haciendo mal y qué puedes mejorar; pero sobre todo, te respeto. Tu opción política es tan válida como la mía, aunque no esté de acuerdo con ella.
A tí opositor, te invito a reflexionar qué hiciste mal, qué faltó. Pero también te invito a trazar desde este mismo momento la estrategia que te llevará a una victoria cada vez más cercana. Párate del sofá, suelta el whisky y olvida la rumba y los chistecitos. Si quieres resultados verdaderos, debes comenzar a tomarte el asunto con seriedad.
Finalmente, independientemente de tu posición política, ten presente la famosa frase de Kennedy que jamás perderá vigencia:
"No preguntes lo que tu país puede hacer por tí,
pregunta qué puedes hacer tú por tu país".
con el país y con su condición de ciudadano que elegía un CAMINO mejor para su pueblo no solo para él y su familia...
Acerca de la tristeza
Leía hoy unas
declaraciones de quien mucho admiro, Ramón Guillermo Aveledo, quien hace una
distinción muy importante entre la tristeza en el ámbito privado y la depresión
en el ámbito político (entrevista en Globovisión). La política –dice Aveledo– es
siempre una lucha y una actividad muy dura, por ello “no hay espacio para la
depresión”. Pero al mismo tiempo acepta su propia tristeza, la de su familia y
la de todos los que vimos frustradas nuestras aspiraciones. Para los que no
somos políticos de oficio es posible que la distinción no exista en los mismos
términos. Yo soy escritora y psicoanalista, y para mí la tristeza es un
sentimiento y la depresión un estado, no necesariamente patológicos; a veces
inevitables, a veces necesarios. Freud definía la melancolía como la reacción
ante la pérdida de un ser querido o su abstracción equivalente, y entre esas
abstracciones equivalentes precisamente mencionaba la patria y la libertad. De
modo que personalmente creo que hay que saber reconciliarse con la tristeza, y
con la depresión también (repito, no soy política sino escritora y
psicoanalista, o simplemente, una ciudadana que perdió las elecciones). Tengo
para mí que los venezolanos no sabemos hacer bien los duelos, es decir, que
tendemos a salir de los momentos depresivos lo antes posible, por medio de la
rabia, o de la dispersión, e incluso la falsa euforia. O tendemos a
minimizarlos. Por ejemplo, que alguien diga que esto, lo ocurrido, es “un
tropiezo”. Entiendo lo que quiere decirse, pero ¿tropiezo? Vaya con el
tropezón.
Conozco
y aprecio a venezolanos para quienes el resultado de estas elecciones era esencial
en términos de su vida personal y familiar; para ellos no hay consuelo. No sería
yo capaz de inventarlo. Para todos era de alta importancia. Para el país
también, pero el país es mayoritariamente responsable del resultado de las
elecciones, y debe aceptar (los responsables, quiero decir) que eligieron
libremente la opción que quisieron. Si más adelante la quieren cambiar,
bienvenidos, pero de momento no son unos ángeles ni niños inocentes. Votaron,
eligieron. Pobres o ricos, son ciudadanos responsables de sus decisiones.
Sentirnos
tristes o deprimidos no es una desvalorización. Es la reacción normal ante lo
ocurrido, es decir, una grave pérdida para aquellos que pensamos en la
posibilidad de otra vía para un mejor país. ¿Que habrá otras oportunidades?
Seguramente, pero esta la perdimos y por lo tanto es una pérdida. Así
redundantemente. Sin subterfugios. La pena y la tristeza pasan, no cabe duda,
pero no pasan mejor por querer salir de ellas. Pasan porque los seres humanos
tenemos la capacidad de elaborar duelos y superar traumas, siempre y cuando los
aceptemos. Duelos congelados por negados, esos sí que tardan en pasar. Una
buena manera de saltarse el duelo es la del que dice, yo no he perdido, es que
me robaron. O la de, yo más nunca voto, eso no sirve para nada.
Supongo
que en los próximos días recibiremos numerosos análisis de las causas de lo
ocurrido, y sobre todo llamados al pensamiento “positivo”, pero lo cierto es
que no estábamos bien preparados, precisamente por la inclinación a minimizar
lo que llaman “sentimientos negativos”; los sentimientos no son positivos ni
negativos (disiento de los manuales de autoayuda), los sentimientos son
reacciones de la subjetividad humana y todos conviven, y todos pueden ser
necesarios. La duda es uno de ellos. Y una de las razones por las que no
estábamos preparados fue la insistencia social (la presión social, diría) en
minimizar al adversario (¿enemigo?). La insistencia en que un hombre cercano a
los 60 años (un anciano en los códigos venezolanos), con posibles limitaciones
físicas (que ignoramos en sus detalles), y movido en una “carroza”, no estaba a
la altura de un hombre de 40, en capacidad de caminar doscientos pueblos como
si nada. Una insistencia en menospreciar al adversario, en considerarlo
despectivamente, en verlo derrotado por nuestros propios deseos. En
considerarlo desde nuestras propias referencias. En despreciar a sus seguidores.
Y una insistencia en no permitirnos la duda. Quizá la política no permita
dudar. Pero ya pasó el tiempo de la duda y viene el del pesar. ¿Tampoco será
admisible? ¿Ya estamos montados en que la victoria nos espera a la vuelta de la
esquina?
Yo
también espero la victoria (desde hace catorce años), y no niego los
considerables avances en el camino, pero por el momento la fuerza de la
resistencia exige ese incomodo estado de esperar en la desolación.
Ana Teresa Torres, Caracas, 8 de octubre
de 2012.
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