Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

viernes, 19 de octubre de 2012

Tu propósito es ver el mundo a través de tu propia santidad".



Amados trabajadores de la Luz de Gaia, la Madre Tierra,

Hay una pregunta eterna que todo ser humano tiene que contestar tarde o temprano. Aunque uno se refugie vida tras vida en el automatismo del mundo y en la inercia, la pregunta sigue estando ahí: ¿porqué estoy aquí?, ¿qué sentido tiene la vida y este mundo?. Hemos explicado muchas veces en nuestros cursos y talleres de tantra que la visión del Tantra es la "unión del cielo y la tierra", es la bajada ("download") del Espíritu, del Amor, a la materia a través de los instrumentos, canales, que nosotros somos aquí encarnados.

En los mismos términos, compartimos esta extraordinaria lección de Un Curso de Milagros: "Mi santidad bendice al mundo". En sus palabras, "esta idea contiene los primeros destellos de tu verdadera función en el mundo, o en otras palabras, la razón por la que estás aquí. Tu propósito es ver el mundo a través de tu propia santidad".

Y algo tremendo que cambia radicalmente la experiencia de nuestra relación con el mundo: "LOS QUE SE CONSIDERAN A SÍ MISMOS COMPLETOS NO EXIGEN NADA."
 

Una vez que hemos comprendido esto, lo hemos aceptado y se ha convertido en nuestro único y verdadero objetivo en esta historia que vivimos que es "el mundo", se acaban para siempre las dudas, el sufrimiento y ese desasosiego de fondo que invade a todo aquel que no sabe el propósito de su vida en la Tierra.


Esperamos que esta lección del maravilloso Curso de Milagros os sea de ayuda en este tremendo proceso de gran despertar a nuestra verdadera naturaleza crística por el que está pasando ahora toda la humanidad.

Si quieres más información sobre este proceso que llamamos Ascensión de la Tierra, puedes revisar los mensajes anteriores de nuestra Lista de Correo o toda la información de nuestro sitio web.



Un saludo, en el amor y el servicio.

Ascensión Nueva Tierra
www.ascensionnuevatierra.es


Lección 37
Mi santidad bendice al mundo.


Esta idea contiene los primeros destellos de tu verdadera función en el mundo, o en otras palabras, la razón por la que estás aquí. Tu propósito es ver el mundo a través de tu propia santidad. De este modo, tú y el mundo sois bendecidos juntos. Nadie pierde; a nadie se le despoja de nada; todo el mundo se beneficia a través de tu santa visión. Tu santa visión significa el fin del sacrificio porque les ofrece a todos su justo merecido. Y él tiene derecho a todo, ya que ése es su sagrado derecho como Hijo de Dios.

No hay ninguna otra manera de poder eliminar la idea de sacrificio del pensamiento del mundo. Cualquier otra manera de ver inevitablemente exige el que algo o alguien pague. Como resultado de ello, el que percibe sale perdiendo. Y no tiene ni idea de por qué está perdiendo. Su plenitud, sin embargo, le es restaurada a su conciencia a través de tu visión. Tu santidad le bendice al no exigir nada de él. Los que se consideran a sí mismos completos no exigen nada.

Tu santidad es la salvación del mundo. Te permite enseñarle al mundo que es uno contigo, sin predicarle ni decirle nada, sino simplemente mediante tu sereno reconocimiento de que en tu santidad todas las cosas son bendecidas junto contigo.

Hoy debes dar comienzo a las cuatro sesiones de práctica más largas - las cuales han de tener una duración de tres a cinco minutos cada una - repitiendo la idea de hoy, a lo cual ha de seguir un minuto más o menos en el que debes mirar a tu alrededor a medida que aplicas la idea a cualquier cosa que veas:

Mi santidad bendice esta silla.

Mi santidad bendice esa ventana.

Mi santidad bendice este cuerpo.

Luego cierra los ojos y aplica la idea a cualquier persona que te venga a la mente, usando su nombre y diciendo:

Mi santidad te bendice, [nombre].

Puedes continuar la sesión de práctica con los ojos cerrados, o bien abrirlos de nuevo y aplicar la idea a tu mundo exterior si así lo deseas; puedes alternar entre aplicar la idea a cualquier cosa que veas a tu alrededor o a aquellas personas que aparezcan en tus pensamientos, o bien puedes usar cualquier combinación que prefieras de estas dos clases de aplicación. La sesión de práctica debe concluir con una repetición de la idea con los ojos cerrados, seguida inmediatamente por otra repetición con los ojos abiertos.

Los ejercicios más cortos consisten en repetir la idea tan a menudo como puedas. Resulta particularmente útil aplicarla en silencio a todas las personas con las que te encuentres, usando su nombre al hacerlo. Es esencial que uses la idea si alguien parece causar una reacción adversa en ti. Ofrécele la bendición de tu santidad de inmediato, para que así puedas aprender a conservarla en tu conciencia.






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