¡Que lo absuelva el diablo!
- Luis Cubillán (Columnista, Notitarde, Luis Cubillán Fonseca / )
Luis Cubillán
A los regímenes tiránicos los revienta el pueblo o el tiempo. El poder de Stalin se reventó cuando ya había boqueado, y dio paso a la libertad. ¿Qué son para la historia treinta años, cincuenta… cien? Así pasa en todos los regímenes tiránicos con el hartazgo del poder, de riqueza, y de maldad.
Llega el momento cuando sus integrantes comienzan a sospechar de todos, pues quienes violan la Constitución, quedan rueda libre, sin freno, sin valladares jurídicos, morales ni éticos. Los transgresores, son facinerosos, aunque sus tribunales propios -siempre en sospecha- les den el visto bueno. Hay un momento de sospecha generalizada. El chisme, la delación suceden cada minuto. Es el momento sicológico que ya empleaba el General Gómez; a cada Presidente de Estado, le ponía a la pata un secretario, quien realmente disfrutaba de más poder e influencia que el Presidente del estado; y eso lo sabían todos, el Secretario era la comunicación directa, es decir el sapo principal, por eso le adulaban, hubo casos en que invitaban al secretario a los saraos y terneras y se olvidaban del Presidente del Estado.
El Bachiller Mujiquita ejercía un poder silencioso, sin embargo el telegrafista pasó a tener más poder. A la soplonería, solo se le quitó ese poder recóndito en la democracia. ¡Qué iba a pensar Cipriano Castro, que un telegrama, un pi, pi, pi… morse, sería tan efectivo o más quizá que unos pistolones! La efectividad del pi, pi, pi…morse, quedó demostrada en un telegrama famoso, que desde el lecho de enfermo, donde el tirano, se asaba al fuego infecto de su próstata podrida. Lo que no impidió que enviara desde Villa Zoila hasta las Barrancas del Orinoco un telegrama fatídico, allí navegaba una falúa, donde iba la dignidad nacional: al general valenciano Antonio Paredes, lo llevaban amarrado, había sido sindicado de manejar “La Conjura” proceso conspirativo contra el tirano que sintió pavor al saber, que el valiente carabobeño iba preso por el Orinoco. Días antes había invadido por Pedernales, y lo habían agarrado. Cipriano, aterrorizado, ordenó matarlo: cinco tiros le reventaron la cabeza, luego lo zumbaron al río. Antonio Paredes pasó su vida luchando contra los tiranos. Se había opuesto a la candidatura del general José Félix Mora, para Presidente del Estado Carabobo, no porque fuera negro, lo hizo porque era impuesta desde Caracas. Entonces fue perseguido y se fue a Europa.
Tuvo la fortuna de ser admitido en la legendaria Academia Militar de Saint- Cyr. (Fundada por Napoleón, y por si fuera poco me dice Wiki, que Charles de Gaulle, fue uno de sus alumnos). Paredes, era un general que sabía escribir, y escribió: “Diario de mi prisión en San Carlos”., “Como llegó Cipriano Castro al poder: memorias contemporáneas o bosquejo histórico donde se ve cómo llegó Cipriano Castro al Poder en Venezuela y como se ha sostenido en él,” “Un prestigio que se va”(1909), “Bosquejo histórico o Memorias Contemporáneas.” Y un libro de estrategia de la guerra, con portada verde militar, -por cierto el único ejemplar lo tenía la Biblioteca del Dr. Leonardo Altuve Carrillo, -gran amigo-, quien me lo ofreció: “Luis: si vendo la Biblioteca, -Chávez había ofrecido comprársela-, antes de que se lleven los libros yo te lo regalo”. Juan Vicente Gómez, se basó en el asesinato de Paredes para enjuiciar a Castro. Proceso judicial empleado para impedir que su compadre regresara a Venezuela, a retomar el poder. Gómez, le cuidó tanto el poder a Castro, que jamás se lo devolvió. A él lo trajeron ya muerto a Venezuela, se sabe de cierto que murió en la isla. En las tiranías, la Constitución no vale nada, son un baile de máscaras, en ellas no existe estado de derecho, solo la cuerdita, el amiguismo…., la pandilla…Fidel dijo: que la historia lo absolvería, (¡que …..¡), ya pasaron cincuenta años, ahora que lo absuelva el diablo!
Llega el momento cuando sus integrantes comienzan a sospechar de todos, pues quienes violan la Constitución, quedan rueda libre, sin freno, sin valladares jurídicos, morales ni éticos. Los transgresores, son facinerosos, aunque sus tribunales propios -siempre en sospecha- les den el visto bueno. Hay un momento de sospecha generalizada. El chisme, la delación suceden cada minuto. Es el momento sicológico que ya empleaba el General Gómez; a cada Presidente de Estado, le ponía a la pata un secretario, quien realmente disfrutaba de más poder e influencia que el Presidente del estado; y eso lo sabían todos, el Secretario era la comunicación directa, es decir el sapo principal, por eso le adulaban, hubo casos en que invitaban al secretario a los saraos y terneras y se olvidaban del Presidente del Estado.
El Bachiller Mujiquita ejercía un poder silencioso, sin embargo el telegrafista pasó a tener más poder. A la soplonería, solo se le quitó ese poder recóndito en la democracia. ¡Qué iba a pensar Cipriano Castro, que un telegrama, un pi, pi, pi… morse, sería tan efectivo o más quizá que unos pistolones! La efectividad del pi, pi, pi…morse, quedó demostrada en un telegrama famoso, que desde el lecho de enfermo, donde el tirano, se asaba al fuego infecto de su próstata podrida. Lo que no impidió que enviara desde Villa Zoila hasta las Barrancas del Orinoco un telegrama fatídico, allí navegaba una falúa, donde iba la dignidad nacional: al general valenciano Antonio Paredes, lo llevaban amarrado, había sido sindicado de manejar “La Conjura” proceso conspirativo contra el tirano que sintió pavor al saber, que el valiente carabobeño iba preso por el Orinoco. Días antes había invadido por Pedernales, y lo habían agarrado. Cipriano, aterrorizado, ordenó matarlo: cinco tiros le reventaron la cabeza, luego lo zumbaron al río. Antonio Paredes pasó su vida luchando contra los tiranos. Se había opuesto a la candidatura del general José Félix Mora, para Presidente del Estado Carabobo, no porque fuera negro, lo hizo porque era impuesta desde Caracas. Entonces fue perseguido y se fue a Europa.
Tuvo la fortuna de ser admitido en la legendaria Academia Militar de Saint- Cyr. (Fundada por Napoleón, y por si fuera poco me dice Wiki, que Charles de Gaulle, fue uno de sus alumnos). Paredes, era un general que sabía escribir, y escribió: “Diario de mi prisión en San Carlos”., “Como llegó Cipriano Castro al poder: memorias contemporáneas o bosquejo histórico donde se ve cómo llegó Cipriano Castro al Poder en Venezuela y como se ha sostenido en él,” “Un prestigio que se va”(1909), “Bosquejo histórico o Memorias Contemporáneas.” Y un libro de estrategia de la guerra, con portada verde militar, -por cierto el único ejemplar lo tenía la Biblioteca del Dr. Leonardo Altuve Carrillo, -gran amigo-, quien me lo ofreció: “Luis: si vendo la Biblioteca, -Chávez había ofrecido comprársela-, antes de que se lleven los libros yo te lo regalo”. Juan Vicente Gómez, se basó en el asesinato de Paredes para enjuiciar a Castro. Proceso judicial empleado para impedir que su compadre regresara a Venezuela, a retomar el poder. Gómez, le cuidó tanto el poder a Castro, que jamás se lo devolvió. A él lo trajeron ya muerto a Venezuela, se sabe de cierto que murió en la isla. En las tiranías, la Constitución no vale nada, son un baile de máscaras, en ellas no existe estado de derecho, solo la cuerdita, el amiguismo…., la pandilla…Fidel dijo: que la historia lo absolvería, (¡que …..¡), ya pasaron cincuenta años, ahora que lo absuelva el diablo!
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