Subdelia Páez De Sevilla || Inolvidables navidades
Las frías brisas en las mañanas decembrinas impulsan mi mente y mi espíritu a recordar mi niñez y juventud, cuando desde el campanario centenario de la iglesia neoclásica de mi querida parroquia de San Blas, tañían armoniosamente sus campanas, para despertar e invitar a sus pobladores a incorporarse en alegres romerías de parroquianos y caminar comparsados por las calles Colombia, Páez, Comercio, Uzlar, Mellao, Girardot y reunirse en la histórica plaza del General José Antonio Páez y entrar muy alegres, muy espirituales y muy fraternos a la Santa Misa, que en esa época se iniciaba a las 4 am.
Imposible olvidar la presencia inmutable de inolvidables padres de familias que eran los guías del grupo de jóvenes y niños: Tobías Páez A., Manuel Roversi G., Amador García, Armando Pineda, Claudio Lárreal, Carlos Landrove, Joaquín Quintero, entre otros, y entre los más jóvenes Aníbal González, Felipe Quintero G., Heriberto López, Efraín Uzcátegui, todos empeñados en lograr un ambiente fraterno y espiritual imposible de olvidar, pues marcó huellas en nuestro ser y acrecentó nuestra gratitud esa formación familiar y ciudadana, donde no había temores ni aún por la obscuridad, pues a las 5 1/2 había concluido la misa y nos dedicábamos a patinar o andar en bicicleta en los alrededores del templo, en la carretera y en lo que llamábamos la estación alemana.
Recordar es vivir, y rebobinar en nuestras mentes esos hermosos e inolvidables tiempos, nos llena de alegría, se exalta en nuestro espíritu la querencia hacia el entorno parroquial, donde transcurrieron esas inolvidables etapas de nuestras vidas, siempre llenas de afecto, donde merodeaba la fraternidad y nos cobijaba una gran seguridad que nos permitía el libre desarrollo de nuestras energías, para exteriorizar nuestros ímpetus juveniles y la algarabía propias de la niñez y juventud.
También los niños y jóvenes de hoy imprimirán en su memoria bellos recuerdos de su Valencia, hoy se han creado bellos espacios de expansión y de compartir los grupos familiares, quizás no impregnado por aquel entorno espiritual y religioso de épocas pasadas, no obstante, disfrutan de momentos de gran atractivo y manifiesta belleza, innumerables juegos de luces y coloridos, acorde a los tiempos actuales, han compartido con alegría los encendidos de frondosos y corpulentos samanes ya tradicionales como en la urbanización La Viña, Naguanagua y San Diego.
Estos lugares se convierten en un imán de atracción para adultos, jóvenes y niños. Los espacios dedicados a exhibiciones de nacimientos, no sólo son un acicate con marcado sello de exaltar el nacimiento del Niño Dios, sino una gran oportunidad para exhibir la calidad y belleza de la obra creada por los participantes. Es tan determinante los deseos de la celebración de las fiestas decembrinas, que hay ímpetu de hacerlas cada día más hermosas y más atractivas, demostrando creatividad e inclinaciones artísticas y en los diferentes sitios se respira cordialidad y fraternidad.
A través de las parroquias se mantiene viva la tradición de las misas de aguinaldos, la Noche Buena y la bienvenida al Nuevo Año, siempre pidiéndole al Altísimo las bendiciones y protección de la familia, al entorno parroquial y a nuestra amada patria Venezuela. No desmayemos en los deseos de alcanzar una feliz Navidad, llena de amor, convivencia y fraternidad en todos los hogares; no desmayemos en trabajar y servir, para
Constituirnos en los constructores de un mundo donde reine la justicia, la solidaridad y la paz. ¡FELIZ NAVIDAD 2013!...
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