El papa iniciará con la Misa del Gallo la primera Navidad de su pontificado
Antes de la homilía, Francisco, siguiendo la tradición, encenderá el Cirio de la Paz en la ventana de su estudio en el palacio pontificio. Normalmente, el santo padre no pronuncia algún discurso y se limita a rezar unos segundos por la paz en el mundo
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El Nacional 23 DE DICIEMBRE 2013 -
El papa Francisco iniciará mañana los ritos de la primera Navidad de su pontificado al oficiar a las 21:30 hora italiana (20:30 GMT) en la basílica de San Pedro la tradicional Misa del Gallo, que como hizo Benedicto XVI se celebra antes de la medianoche para evitar cansarse demasiado.
La Misa del Gallo dura varias horas y por ello se decidió hace unos años adelantarla, ya que el pontífice al día siguiente tiene que continuar con los actos de la Navidad.
Antes de la Misa del Gallo, el papa argentino siguiendo la tradición encenderá a las 16:30 hora italiana media el Cirio de la Paz en la ventana de su estudio en el palacio pontificio.
Normalmente, el papa no pronuncia algún discurso y se limita a rezar unos segundos por la paz en el mundo.
El encendido del cirio será presenciado por cientos de fieles que a esa hora asistirán a la inauguración del tradicional Portal de Belén que todos los años se levanta delante del obelisco que se encuentran en el centro de la plaza de San Pedro.
Un nacimiento que este año tiene origen napolitano, ya que ha sido creado por el taller "Cantone & Costabile", heredero y continuador de la tradición de los belenes que se hicieron famosos en toda Europa a partir del siglo XVII.
El 25 de diciembre, el papa Jorge Bergoglio se volverá a asomar al balcón central de la logia de la basílica vaticana, como en el día de su elección, para leer el Mensaje de Navidad e impartir la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad de Roma y a todo el mundo).
Ese mismo día, el cardenal Arcipreste de la Basílica de San Pedro, Angelo Comastri, será el encargado de presidir en este templo la misa de Navidad a las 9:30 GMT.
El jueves, 26 de diciembre, el Papa Francisco rezará a mediodía la oración del Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
El papa Francisco iniciará mañana los ritos de la primera Navidad de su pontificado al oficiar a las 21:30 hora italiana (20:30 GMT) en la basílica de San Pedro la tradicional Misa del Gallo, que como hizo Benedicto XVI se celebra antes de la medianoche para evitar cansarse demasiado.
La Misa del Gallo dura varias horas y por ello se decidió hace unos años adelantarla, ya que el pontífice al día siguiente tiene que continuar con los actos de la Navidad.
Antes de la Misa del Gallo, el papa argentino siguiendo la tradición encenderá a las 16:30 hora italiana media el Cirio de la Paz en la ventana de su estudio en el palacio pontificio.
Normalmente, el papa no pronuncia algún discurso y se limita a rezar unos segundos por la paz en el mundo.
El encendido del cirio será presenciado por cientos de fieles que a esa hora asistirán a la inauguración del tradicional Portal de Belén que todos los años se levanta delante del obelisco que se encuentran en el centro de la plaza de San Pedro.
Un nacimiento que este año tiene origen napolitano, ya que ha sido creado por el taller "Cantone & Costabile", heredero y continuador de la tradición de los belenes que se hicieron famosos en toda Europa a partir del siglo XVII.
El 25 de diciembre, el papa Jorge Bergoglio se volverá a asomar al balcón central de la logia de la basílica vaticana, como en el día de su elección, para leer el Mensaje de Navidad e impartir la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad de Roma y a todo el mundo).
Ese mismo día, el cardenal Arcipreste de la Basílica de San Pedro, Angelo Comastri, será el encargado de presidir en este templo la misa de Navidad a las 9:30 GMT.
El jueves, 26 de diciembre, el Papa Francisco rezará a mediodía la oración del Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
La Misa del Gallo dura varias horas y por ello se decidió hace unos años adelantarla, ya que el pontífice al día siguiente tiene que continuar con los actos de la Navidad.
Antes de la Misa del Gallo, el papa argentino siguiendo la tradición encenderá a las 16:30 hora italiana media el Cirio de la Paz en la ventana de su estudio en el palacio pontificio.
Normalmente, el papa no pronuncia algún discurso y se limita a rezar unos segundos por la paz en el mundo.
El encendido del cirio será presenciado por cientos de fieles que a esa hora asistirán a la inauguración del tradicional Portal de Belén que todos los años se levanta delante del obelisco que se encuentran en el centro de la plaza de San Pedro.
Un nacimiento que este año tiene origen napolitano, ya que ha sido creado por el taller "Cantone & Costabile", heredero y continuador de la tradición de los belenes que se hicieron famosos en toda Europa a partir del siglo XVII.
El 25 de diciembre, el papa Jorge Bergoglio se volverá a asomar al balcón central de la logia de la basílica vaticana, como en el día de su elección, para leer el Mensaje de Navidad e impartir la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad de Roma y a todo el mundo).
Ese mismo día, el cardenal Arcipreste de la Basílica de San Pedro, Angelo Comastri, será el encargado de presidir en este templo la misa de Navidad a las 9:30 GMT.
El jueves, 26 de diciembre, el Papa Francisco rezará a mediodía la oración del Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
1. «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande» (Is 9,1).
Esta profecía de Isaías no deja de conmovernos, especialmente cuando la escuchamos en la Liturgia de la Noche de Navidad. No se trata sólo de algo emotivo, sentimental; nos conmueve porque dice la realidad de lo que somos: somos un pueblo en camino, y a nuestro alrededor –y también dentro de nosotros– hay tinieblas y luces. Y en esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y sorprende:
el pueblo en camino ve una gran luz. Una luz que nos invita a reflexionar en este misterio: misterio de caminar y de ver.
Caminar. Este verbo nos hace pensar en el curso de la historia, en el largo camino de la historia de la salvación, comenzando por Abrahán, nuestro padre en la fe, a quien el Señor llamó un día a salir de su pueblo para ir a la tierra que Él le indicaría. Desde entonces, nuestra identidad como creyentes es la de peregrinos hacia la tierra prometida. El Señor acompaña siempre esta historia. Él permanece siempre fiel a su alianza y a sus promesas. «Dios es luz sin tiniebla alguna» (1 Jn 1,5). Por parte del pueblo, en cambio, se alternan momentos de luz y de tiniebla, de fidelidad y de infidelidad, de obediencia y de rebelión, momentos de pueblo peregrino y de pueblo errante.
También en nuestra historia personal se alternan momentos luminosos y oscuros, luces y sombras. Si amamos a Dios y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas nos rodean por dentro y por fuera. «Quien aborrece a su hermano –escribe el apóstol San Juan– está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos» (1 Jn 2,11).
2. En esta noche, como un haz de luz clarísima, resuena el anuncio del Apóstol: «Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres» (Tt 2,11).
La gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre verdadero. Ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne. No es solamente un maestro de sabiduría, no es un ideal al que tendemos y del que nos sabemos por fuerza distantes, es el sentido de la vida y de la historia que ha puesto su tienda entre nosotros.
3. Los pastores fueron los primeros que vieron esta “tienda”, que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús. Fueron los primeros porque eran de los últimos, de los marginados. Y fueron los primeros porque estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño. Con ellos nos quedamos ante el Niño, nos quedamos en silencio. Con ellos damos gracias al Señor por habernos dado a Jesús, y con ellos, desde dentro de nuestro corazón, alabamos su fidelidad: Te bendecimos, Señor, Dios Altísimo, que te has despojado de tu rango por nosotros. Tú eres inmenso, y te has hecho pequeño; eres rico, y te has hecho pobre; eres omnipotente, y te has hecho débil.
Que en esta Noche compartamos la alegría del Evangelio: Dios nos ama, nos ama tanto que nos ha dado a su Hijo como nuestro hermano, como luz para nuestras tinieblas. El Señor nos dice una vez más: “No teman” (Lc 2,10). Y también yo les repito: No teman. Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida.
Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es nuestra paz. Amén.
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