El mismo gesto de jalabola que habla mas que mil palabras
El TRIUNVIRATO DE LA SOMBRA QUE GOBIERNA A VENEZUELA
Sesquipedalia
Canallada
tras canallada...
Humberto Seijas Pittaluga
Si
hay alguna demostración palpable de que el cargo le quedó inmenso al
nortesantandereano es su ya tristemente famosa amenaza a los gobernadores y
alcaldes para que firmaran que estaban de acuerdo con el presupuesto que se
auto-otorgó saltándose a la torera la letra y el espíritu de la
Constitución. Ese mísero intento de
chantaje para violar a la macha las sensatas medidas tomadas por el
constituyente para salvaguardar el erario lo deja desnudo: no tiene ni la
grandeza ni los conocimientos, ni la buena intención que deben adornar a un
mandatario. ¿En qué artículo de su muy
particular texto constitucional estará eso de que él puede repartir el situado
de manera arbitraria, discrecional, inequitativa? Todo el mundo sae que, aunque grandote por
fuera, es un enano dentro de la bóveda craneal y en los sentimientos. No le importa que dejen de funcionar los
municipios, que los muchachitos de mueran de hambre, con tal de que se haga su
maldita voluntad. Un canalla en toda la
extensión del término.
Luego
está esa suerte de carambola con la cual los rojos intentan quitarse de encima
la paliza que se les daremos con el revocatorio. Si los resultados de las elecciones
legislativas del año pasado fueron muy dicientes, lo que se les viene de cara
al futuro es un revolcón de órdago. Ese
infame proceso se inicia cuando unos jueces penales —de esos de a locha, de los
que están de moda—, actuando en simultáneo, deciden idénticamente en unas
causas que no les corresponden porque son de la esfera electoral, y suspende
los efectos de las manifestaciones de voluntad que, muy a regañadientes, el CNE
había dado por válidas y suficientes para activar lo del 20%. Por más graduados
de la Misión Robinson que sean esos “letrados”, tienen que saber que en un
juicio penal no se puede sancionar a quienes no han sido imputados de un
delito. Entonces, ¿cómo quedamos los que actuamos legalmente para pedir un
revocatorio? ¿Es que son tan temerarios como para atreverse a impedirnos, a
quienes somos inocentes, el goce de un derecho colectivo garantizado por la
Constitución? ¿Pueden, esos jueces tomar
decisiones inaudita parte? NO.
Pero a ellos les sabe a fruta la legalidad; lo de ellos es obedecer
perrunamente. Porque saben que desde el
bufete que queda entre Dos Pilitas y Panteón nada les reclamarán, no solo
porque también son cómplices sino porque de allá vendrán los “premios” a su
diligencia robolucionaria. Son, de la
reina del Botox para abajo, canallas por todo el cañón.
Inmediatamente
después, aparece el inefable CNE —que, como el perrito de la RCA Victor, oye the master’s voice—, también coordinado
por los cerebros malignos que abundan en el PUS, disponiendo la suspensión de
los eventos programados para 26, 27 y 28.
Alegan, inocentes palomas, que se justifica porque no puede haber manifestaciones
de voluntad en 5-6 estados. Con razón las
“reptoras” se empeñaron tanto en que el conteo fuese estado por estado y no
nacional como era lo sensato y legal. Y
después niegan que usan la camiseta del otro equipo. Canallas las cuatro…
Han
hecho de todo para impedir lo que sería el comienzo de su ruina. Al tener que entregar el poder, ya no podrán
seguir enriqueciéndose por los latrocinios que cometen contra el erario. Meten y meten palos entre las ruedas de la
carreta. Para nada: los hemos superado
todos, desde la ruin colocación de más máquinas en sitios inaccesibles que en
las ciudades, pasando por los cierres de vías que iban, casualmente, “a ser
reparadas en esos días”, y llegando las instrucciones presumiblemente giradas a
los miembros de los cuerpos uniformados para hacerse los locos mientras
—delante de ellos— bandas de malvivientes, impunemente, atacaban y causaban
lesiones a las personas y daños a los vehículos de quienes intentaban hacer uso
de su derecho. Canallas en toda la
línea, de arriba abajo, toditos…
Ya
llevan más de seis meses con la solicitud del revocatorio y todavía no vamos ni
por la mitad del camino. Procrastinan hasta
lo indecible. No solo se toman el máximo tiempo permitido para cada
procedimiento, sino que más de una vez han sobrepasado por semanas enteras el
lapso que prescribe la norma. Pero cuando
ya no pudieron ocultar más la muerte del pitecántropo barinés, montaron en
menos de un mes unas elecciones para que el heredero —que tenía varios
impedimentos legales para ser candidato (dos nacionalidades, no se separó del
cargo, etc.)— fuese elegido. También
pudieron revisar en un abrir y cerrar de ojos los dizque 10 millones de firmas
que recogieron (sin testigos y sin normas) contra el decreto de Obama. Entonces, ¿por qué se demoraron tanto para
verificar lo que unos empleados de ellos hicieron con máquinas de ellos. Canallas, canallas…
Y
ni con eso podrán prevalecer. Ya no podrán lograr sus intenciones de imponer el
fascismo. Hoy, solo unas centenas de fanáticos
que cobran sueldos y que están dotados con armas y vehículos oficiales, unos
puñitos de áulicos comprados con bolsas CLAP, y una cuerda de inanes poco
ilustrados que siguen creyendo en las promesas que no les han cumplido en 18
años son los que los siguen. Solo estos
últimos no son canallas; son unos pobres diablos…
Debieron
leer el discurso de Richard Ford al recibir recientemente el premio Princesa de
Asturias a las letras: “Si pudiera, rescataría lo que entendemos por política y
restauraría el valor de esta palabra; me cercioraría de que evocara la
necesidad de una respuesta imaginativa que nos hiciera recuperar la capacidad
de vivir juntos, y de que la política no acabara siendo (…) sinónimo de egoísmo,
cinismo, engaño y despropósito. Sinónimo de infortunio”…
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