Un futuro oscuro
4 DE DICIEMBRE 2013 - 12:01 AM CET
Seguramente el ministro Jesse Chacón duerme con la luz prendida para que los sagaces apagones no lo agarren por sorpresa y vuelva a hacer el ridículo público. Tiene razón porque militar rojo rojito que se duerme se lo lleva la corriente y no precisamente de agua. Los venezolanos sufrimos cuando se va la luz, pero más debe sufrir el teniente Chacón porque es el que paga los platos rotos. Algo le hizo a Maduro para que éste lo nombrara en ese ministerio que ha terminado siendo una silla eléctrica.
Chacón ha prometido a los venezolanos ser el hombre que combate las sombras con la espada que ilumina por América Latina, que hará brillar las noches más que el cocuyo que alumbra la parranda de los aguinalderos en diciembre, que no descansará su brazo hasta que se encienda la última bombilla ahorradora (ahora cuestan cerca de cien bolívares cada una) con la que nos embaucaron los cubanos. Entonces, pues nada, que Chacón no enciende ni la leña pal’sancocho.
De manera que los venezolanos nos hemos visto en la obligación de comprar, en defensa propia, fósforos, velas y linternas mientras pasa el matusalénico plazo de “cien días” que Jesse Chacón se puso como soga al cuello para acabar con el problema eléctrico. Mucho más de cien días llevan esperando los ciudadanos una explicación sincera y definitiva sobre esta catástrofe del sistema eléctrico.
Pero presidentes y ministros se niegan a ser rigurosos en sus explicaciones, tienen miedo a decir la verdad y dar la cara valientemente a los ciudadanos, tiemblan cuando descubren una y otra vez que no tienen la menor idea de lo que está pasando con el sistema eléctrico, que sus técnicos e ingenieros son unos incapaces, que los cubanos no los pueden ayudar porque allá en la isla la luz se va y llega cuando le da la gana.
A falta de explicaciones entonces surgen los sospechosos habituales, los saboteadores, los agentes del imperialismo, la burguesía apátrida, la clase media conspiradora, reunidos en una amplia y clandestina red que nadie de la policía roja rojita puede identificar y atrapar. Pero allí están, listos y preparados, para cuando el señor Maduro abra la gaveta y salga en cadena a tratar de explicar el desaguisado de su teniente Chacón y mentar la palabra sagrada: sabotaje.
Pero nadie es llevado a juicio, la fiscalía nada dice, el Sebin permanece en silencio, la DIM muda. Mientras tanto se despliega un operativo militar en gran escala: oficiales, milicianos, militantes del PSUV, empleados de Corpoelec y miembros del Frente Francisco de Miranda. Todo un equipo especial para resguardar las instalaciones eléctricas y no capturan a un sospechoso.
Y lo peor, ningún militar es castigado por su deplorable desempeño, el ministro Chacón no renuncia, el jefe de Corpoelec sigue en su silla, el consejo de ministros mira para el techo, el jefe de Miraflores se entretiene con el Hombre Araña. Y de pronto la gente se cansa.
4 DE DICIEMBRE 2013 - 12:01 AM CET
Seguramente el ministro Jesse Chacón duerme con la luz prendida para que los sagaces apagones no lo agarren por sorpresa y vuelva a hacer el ridículo público. Tiene razón porque militar rojo rojito que se duerme se lo lleva la corriente y no precisamente de agua. Los venezolanos sufrimos cuando se va la luz, pero más debe sufrir el teniente Chacón porque es el que paga los platos rotos. Algo le hizo a Maduro para que éste lo nombrara en ese ministerio que ha terminado siendo una silla eléctrica.
Chacón ha prometido a los venezolanos ser el hombre que combate las sombras con la espada que ilumina por América Latina, que hará brillar las noches más que el cocuyo que alumbra la parranda de los aguinalderos en diciembre, que no descansará su brazo hasta que se encienda la última bombilla ahorradora (ahora cuestan cerca de cien bolívares cada una) con la que nos embaucaron los cubanos. Entonces, pues nada, que Chacón no enciende ni la leña pal’sancocho.
De manera que los venezolanos nos hemos visto en la obligación de comprar, en defensa propia, fósforos, velas y linternas mientras pasa el matusalénico plazo de “cien días” que Jesse Chacón se puso como soga al cuello para acabar con el problema eléctrico. Mucho más de cien días llevan esperando los ciudadanos una explicación sincera y definitiva sobre esta catástrofe del sistema eléctrico.
Pero presidentes y ministros se niegan a ser rigurosos en sus explicaciones, tienen miedo a decir la verdad y dar la cara valientemente a los ciudadanos, tiemblan cuando descubren una y otra vez que no tienen la menor idea de lo que está pasando con el sistema eléctrico, que sus técnicos e ingenieros son unos incapaces, que los cubanos no los pueden ayudar porque allá en la isla la luz se va y llega cuando le da la gana.
A falta de explicaciones entonces surgen los sospechosos habituales, los saboteadores, los agentes del imperialismo, la burguesía apátrida, la clase media conspiradora, reunidos en una amplia y clandestina red que nadie de la policía roja rojita puede identificar y atrapar. Pero allí están, listos y preparados, para cuando el señor Maduro abra la gaveta y salga en cadena a tratar de explicar el desaguisado de su teniente Chacón y mentar la palabra sagrada: sabotaje.
Pero nadie es llevado a juicio, la fiscalía nada dice, el Sebin permanece en silencio, la DIM muda. Mientras tanto se despliega un operativo militar en gran escala: oficiales, milicianos, militantes del PSUV, empleados de Corpoelec y miembros del Frente Francisco de Miranda. Todo un equipo especial para resguardar las instalaciones eléctricas y no capturan a un sospechoso.
Y lo peor, ningún militar es castigado por su deplorable desempeño, el ministro Chacón no renuncia, el jefe de Corpoelec sigue en su silla, el consejo de ministros mira para el techo, el jefe de Miraflores se entretiene con el Hombre Araña. Y de pronto la gente se cansa.
Chacón ha prometido a los venezolanos ser el hombre que combate las sombras con la espada que ilumina por América Latina, que hará brillar las noches más que el cocuyo que alumbra la parranda de los aguinalderos en diciembre, que no descansará su brazo hasta que se encienda la última bombilla ahorradora (ahora cuestan cerca de cien bolívares cada una) con la que nos embaucaron los cubanos. Entonces, pues nada, que Chacón no enciende ni la leña pal’sancocho.
De manera que los venezolanos nos hemos visto en la obligación de comprar, en defensa propia, fósforos, velas y linternas mientras pasa el matusalénico plazo de “cien días” que Jesse Chacón se puso como soga al cuello para acabar con el problema eléctrico. Mucho más de cien días llevan esperando los ciudadanos una explicación sincera y definitiva sobre esta catástrofe del sistema eléctrico.
Pero presidentes y ministros se niegan a ser rigurosos en sus explicaciones, tienen miedo a decir la verdad y dar la cara valientemente a los ciudadanos, tiemblan cuando descubren una y otra vez que no tienen la menor idea de lo que está pasando con el sistema eléctrico, que sus técnicos e ingenieros son unos incapaces, que los cubanos no los pueden ayudar porque allá en la isla la luz se va y llega cuando le da la gana.
A falta de explicaciones entonces surgen los sospechosos habituales, los saboteadores, los agentes del imperialismo, la burguesía apátrida, la clase media conspiradora, reunidos en una amplia y clandestina red que nadie de la policía roja rojita puede identificar y atrapar. Pero allí están, listos y preparados, para cuando el señor Maduro abra la gaveta y salga en cadena a tratar de explicar el desaguisado de su teniente Chacón y mentar la palabra sagrada: sabotaje.
Pero nadie es llevado a juicio, la fiscalía nada dice, el Sebin permanece en silencio, la DIM muda. Mientras tanto se despliega un operativo militar en gran escala: oficiales, milicianos, militantes del PSUV, empleados de Corpoelec y miembros del Frente Francisco de Miranda. Todo un equipo especial para resguardar las instalaciones eléctricas y no capturan a un sospechoso.
Y lo peor, ningún militar es castigado por su deplorable desempeño, el ministro Chacón no renuncia, el jefe de Corpoelec sigue en su silla, el consejo de ministros mira para el techo, el jefe de Miraflores se entretiene con el Hombre Araña. Y de pronto la gente se cansa.
Apagón
NITU PÉREZ OSUNA | EL UNIVERSAL
miércoles 4 de diciembre de 2013
Mientras este lunes los venezolanos vivíamos una nueva interrupción eléctrica en casi todo el territorio nacional, la luz de una vela me sirvió para escribir algunas reflexiones.
El apagón en Venezuela no sólo es de luz sino también de oportunidades, salud, educación, construcción, justicia, producción y de información.
El único alumbrón enceguecedor que se ve en esta tierra, ahora en desgracia, es de inseguridad, escasez, narcotráfico, injusticia, impunidad, corrupción, incapacidad, ineficiencia, basura, huecos y colas para todo.
Cada 20 minutos le apagan la vida en forma violenta a un venezolano, Patria Segura no hay, como tampoco se consigue leche, azúcar, harina, aceite, repuestos, medicinas y pare de contar.
Para Maduro, los culpables de este descomunal desastre no están en el gobierno. Siempre señala para otro lado. Nada de hablar de sus "bolichicos", a quienes les concedió el finado y el régimen, contratos a dedo para la construcción y reingeniería del sistema eléctrico nacional.
Nada de acusar a hombres de verde oliva que ahora pasean caballos por el mundo trasladándolos por centenares en sus aviones particulares comprados con dólares preferenciales de Cadivi, la "gran estafa", como lo afirma el propio Maduro.
Nada de señalar a nuevos y viejos hombres y mujeres de las finanzas ligados al régimen, que sin pudor alguno hablan de sus mansiones adquiridas recientemente, aquí y en diferentes partes del mundo.
Silencio absoluto sobre quienes son los verdaderos amigos del oficialismo que de forma poco transparente y con dineros que desconocemos su procedencia, han adquirido medios de comunicación para hundir a Venezuela en el más profundo oscurantismo.
Esta revolución amoral les vendió a los más necesitados la versión de que los productores del campo eran unos oligarcas, parasitarios y latifundistas para despojarlos de sus tierras en nombre de una supuesta "soberanía alimentaria" que brilla por su ausencia, porque hasta la leche la importamos y tampoco aparece.
Luego dijo que Pdvsa era de todos, y decidieron entonces confiscar, robar a las contratistas y empresas de servicio sus equipos, produciendo desempleo y desolación en el sector y en las comunidades como Tía Juana, Lagunillas y Ciudad Ojeda, entre otras.
No contentos con eso, el parque industrial lo fueron desmembrando, poco a poco. ¿Dónde están las textileras, las ensambladoras, las cementeras, las industrias del hierro y el aluminio? ¿Sus trabajadores viven mejor? ¿Tienen mejores condiciones laborales y salariales? ¿Cuántos desempleados sumaron con esta política?
Qué es de la vida de la "Gran Misión Vivienda Venezuela" que lo que construye son pajareras. En nombre de ella les confiscaron hace ya tres años urbanismos completos a sus promotores, los acusaron de todo y los lanzaron al escarnio público. ¿Entregaron esas viviendas expropiadas y no pagadas? ¿En qué condiciones?
No podemos olvidar la consigna: ¡Exprópiese!, donde cayeron venezolanos humildes que tenían como habitación y sustento pequeños estacionamientos que les fueron arrebatados sin ningún miramiento. Todo esto para construir no más de 3 mil de las referidas pajareras.
El arrase continúa y la guerra económica desatada por la revolución arremete ahora contra pequeños, medianos y grandes comerciantes, contra todos los dueños e inquilinos de locales comerciales, tratando de dividir lo que queda de la clase media e imponiendo unas regulaciones supuestamente igualitarias.
Aquí lo que se ha estructurado es el trecho final hacia el comunismo militarista que no es otra cosa que el imperio de la anarquía, la escasez, inseguridad y corrupción.
El apagón pues. ... Hasta el Esequibo lo entregaron.
pereznitu@gmail.com
@nituperez
Henrique Capriles, líder de la oposición, pidió al pueblo reflexionar sobre la falla que se generó en la subestación La Arenosa, que dejó sin electricidad a 20 estados del país
El apagón en Venezuela no sólo es de luz sino también de oportunidades, salud, educación, construcción, justicia, producción y de información.
El único alumbrón enceguecedor que se ve en esta tierra, ahora en desgracia, es de inseguridad, escasez, narcotráfico, injusticia, impunidad, corrupción, incapacidad, ineficiencia, basura, huecos y colas para todo.
Cada 20 minutos le apagan la vida en forma violenta a un venezolano, Patria Segura no hay, como tampoco se consigue leche, azúcar, harina, aceite, repuestos, medicinas y pare de contar.
Para Maduro, los culpables de este descomunal desastre no están en el gobierno. Siempre señala para otro lado. Nada de hablar de sus "bolichicos", a quienes les concedió el finado y el régimen, contratos a dedo para la construcción y reingeniería del sistema eléctrico nacional.
Nada de acusar a hombres de verde oliva que ahora pasean caballos por el mundo trasladándolos por centenares en sus aviones particulares comprados con dólares preferenciales de Cadivi, la "gran estafa", como lo afirma el propio Maduro.
Nada de señalar a nuevos y viejos hombres y mujeres de las finanzas ligados al régimen, que sin pudor alguno hablan de sus mansiones adquiridas recientemente, aquí y en diferentes partes del mundo.
Silencio absoluto sobre quienes son los verdaderos amigos del oficialismo que de forma poco transparente y con dineros que desconocemos su procedencia, han adquirido medios de comunicación para hundir a Venezuela en el más profundo oscurantismo.
Esta revolución amoral les vendió a los más necesitados la versión de que los productores del campo eran unos oligarcas, parasitarios y latifundistas para despojarlos de sus tierras en nombre de una supuesta "soberanía alimentaria" que brilla por su ausencia, porque hasta la leche la importamos y tampoco aparece.
Luego dijo que Pdvsa era de todos, y decidieron entonces confiscar, robar a las contratistas y empresas de servicio sus equipos, produciendo desempleo y desolación en el sector y en las comunidades como Tía Juana, Lagunillas y Ciudad Ojeda, entre otras.
No contentos con eso, el parque industrial lo fueron desmembrando, poco a poco. ¿Dónde están las textileras, las ensambladoras, las cementeras, las industrias del hierro y el aluminio? ¿Sus trabajadores viven mejor? ¿Tienen mejores condiciones laborales y salariales? ¿Cuántos desempleados sumaron con esta política?
Qué es de la vida de la "Gran Misión Vivienda Venezuela" que lo que construye son pajareras. En nombre de ella les confiscaron hace ya tres años urbanismos completos a sus promotores, los acusaron de todo y los lanzaron al escarnio público. ¿Entregaron esas viviendas expropiadas y no pagadas? ¿En qué condiciones?
No podemos olvidar la consigna: ¡Exprópiese!, donde cayeron venezolanos humildes que tenían como habitación y sustento pequeños estacionamientos que les fueron arrebatados sin ningún miramiento. Todo esto para construir no más de 3 mil de las referidas pajareras.
El arrase continúa y la guerra económica desatada por la revolución arremete ahora contra pequeños, medianos y grandes comerciantes, contra todos los dueños e inquilinos de locales comerciales, tratando de dividir lo que queda de la clase media e imponiendo unas regulaciones supuestamente igualitarias.
Aquí lo que se ha estructurado es el trecho final hacia el comunismo militarista que no es otra cosa que el imperio de la anarquía, la escasez, inseguridad y corrupción.
El apagón pues. ... Hasta el Esequibo lo entregaron.
pereznitu@gmail.com
@nituperez
Capriles: "Ya Nicolás Maduro había anunciado un apagón"
Por Redacción Política / Maracaibo / noticias@laverdad.com
Henrique Capriles, líder de la oposición, pidió al pueblo reflexionar sobre la falla que se generó en la subestación La Arenosa, que dejó sin electricidad a 20 estados del país
Miércoles, 04 Diciembre 2013 00:00
202 CLICS
Henrique Capriles, líder de la oposición, pidió al pueblo reflexionar sobre la falla que se generó en la subestación La Arenosa, que dejó sin electricidad a 20 estados del país.
“Mientras la noche del lunes, medio país estaba sin luz, en Miraflores cantaban villancicos celebrando la llegada de la Navidad. Minutos después del apagón, en vez de asumir su responsabilidad y dar la cara, salieron a echarle la culpa a la oposición. La incapacidad que hay en Miraflores es manifiesta. Lo de este lunes es una confirmación. Cuántas veces culparon a las iguanas de comerse los cables. Cuántas veces han dicho que tuvieron que militarizar las instalaciones eléctricas para evitar saboteos. ¡Hasta cuándo dicen lo mismo! Ya Nicolás había anunciado un apagón. ¿Acaso fue un auto saboteo del gobierno para generar zozobra y desestabilización? Ellos tratan de obstaculizar elecciones del domingo”.
Capriles pronunció las declaraciones durante una caravana por Cumaná, desde donde insistió que su lucha es pacífica, democrática y constitucional, de acuerdo con lo reseñado en una nota de prensa.
“A esos cobardones que están en Miraflores les decimos, que si nosotros quisiéramos tomar otro camino, ya lo hubiésemos tomado, no estaríamos dejando el pellejo en todos los rincones del país, pidiéndole a nuestro pueblo que salga a votar. Constitución en mano lograremos los cambios que nuestro país necesita. El pueblo clama por repuestas. Los venezolanos deben elegir líderes comprometidos con el progreso de sus comunidades y que den la cara a los problemas. Líderes que ofrezcan soluciones y no excusas ni que salgan a buscar a quien echarle la culpa. Quienes queremos un cambio y salir del caos y la crisis, debemos salir a votar. Los venezolanos no podemos ser indiferentes frente a la destrucción del país”.
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