Fernando Facchin B. || Una herencia política tóxica
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Lo que nos ha caído encima es una herencia política tóxica. La venenosa herencia del difunto y sus acólitos herederos avarientos y corruptos. Esa herencia tóxica nos reta a ser capaces de pensar desde nuestro interior para saber cómo actuar ante tanta ignominia en estos momentos de absoluta urgencia que atravesamos e igualmente precisar y convencernos que podemos salir de la pesadilla.
Los ávidos herederos avasallan, manipulan y desvalorizan a todos los ciudadanos, destilan odio visceral y se regodean con la humillación ciudadana y la violencia.
En la medida que se acerca el 8D, la histeria de los tóxicos herederos crece, aumentan los ataques de histerismo, el descontrol psíquico es incalculable, la prepotencia se ha incrementado y se manifiesta con lenguajes escatológicos, gesticulaciones grotescas, muecas desordenadas y amenazas selectivas.
No pueden controlar su histeria por cuanto las tensiones en su vida interior se traducen en trastornos de carácter psíquico, en descargas emocionales, en la concentración nacional del sábado 23 y luego, con la llegada de Cocchiola,convulsionaron de impotencia ante la irreversible derrota electoral. La GNB volvió a sus andanzas de pagados verdugos contra la prensa y la sociedad, se desborda en actos de violencia y fuerza transgresora generados por la desesperación.
Ante la histeria política abiertamente demostrada es necesario considerar los escenarios que se nos avecinan, particularmente considero que los herederos histérico están preparando un plan de violencia selectiva en procura de decretar un estado de excepción, comenzarán por crear caos en las zonas marginales, alteración continua del orden público, acciones de violencia callejera en las principales ciudades del país, como ya lo hemos visto en Carabobo y Aragua, buscando un efecto cascada, implementación del terrorismo selectivo pretendiendo intimidar a los medios de comunicación, a la sociedad, a los comerciantes y a los todos opositores al régimen, recordemos que el legador dejó suficiente armamento para enfrentar al pueblo contra el pueblo y crear el escenario propicio para mantener el poder y evitar el evento electoral. Para la herencia tóxica el imperio de las armas es más importante que el imperio de la justicia, de la verdad y de la soberanía popular.
Otro escenario que se nos presenta dentro del objetivo político para evitar el 8D es el uso de maniobras distraccionistas y de inhabilitaciones inconstitucionales, todo ello acentúa el clima de ingobernabilidad que vive el país, está resquebrajada la viabilidad política del régimen, el clima de tensión histérico-político ilegítima toda acción gubernamental, todo anuncio despierta sospechas por razones de carácter ético, se incrementa el clima de confrontación, la histeria les hace perder el rumbo, el 8D ha desplegado plenamente la crisis de gobernabilidad, ha llevado a situación de quiebra política al régimen, el heredero pierde el control mental y político; ante ello hacemos un alerta temprano para advertir sobre las tendencias que apuntan al estallido social, a una crisis de desestabilización, el oficialismo le teme a la voz del pueblo, saben que la voluntad popular decidirá los destinos del país.
El tóxico heredero está dando un espectáculo bochornoso y como se dice popularmente está mostrando la costura deshilachada de su vestimenta rojita, ocupado solamente de dar órdenes a sus amanuenses para atacar sin medida a los disidentes, de crear el caos político y social para revertir la violencia desde arriba a quienes defendemos la paz y la democracia desde abajo. Decía San Agustín hace más de 1.600 años: “Los imperios sin justicia serán grandes sociedades de bandidos.”
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