Tamoa Calzadilla responde 5 preguntas sobre el estado del periodismo de investigación en Venezuela
1. ¿Cuáles son las singularidades y las
condiciones particulares que definen el estado actual del periodismo de
investigación en Venezuela?
Hacer periodismo de investigación nunca ha sido una tarea
fácil ni cómoda. Quien hace periodismo de investigación sabe a qué se
enfrenta cuando decide escoger este camino. Pero en Venezuela se vive un
oscurantismo feroz, que empeoró desde el segundo año del gobierno de
Hugo Chávez, aproximadamente. Cuando comenzaron las críticas contra la
naciente “revolución bolivariana”, el Gobierno emprendió la práctica de
secretismo con la prensa: acaparar documentos, impedir declaraciones que
permitieran acceso libre a la información pública y los funcionarios
públicos, trabajadores de escuelas nacionales y municipales, hospitales y
cualquier ente público recibieron órdenes (algunos oficios con la orden
de silencio se filtraron) y cada vez se hizo más difícil encontrar las
pruebas para respaldar una investigación. Más tarde llegaron otros
métodos. El último que observamos es la presión sobre los medios para
evitar investigaciones incómodas. La compra de estas industrias por
entes que favorecen al gobierno es una forma sofisticada, pero es
censura al fin.
2. ¿Cuál es el papel del periodismo de investigación en una sociedad? ¿Se está cumpliendo en Venezuela?
El papel del periodismo en una sociedad es el de revelar
los secretos del poder, revisar lo que está mal, ponerle las luces
encima para que las autoridades competentes corrijan y el ciudadano
común se entere y tome decisiones.
En Venezuela se hace ese periodismo, cada vez en menos
espacios y con muchas dificultades. Los periodistas hacen su tarea, pero
los entes del Estado no siempre se hacen eco y, a pesar de las
denuncias sustentadas que aparecen en la prensa, no hay procesos
abiertos contra responsables. Ocurre especialmente con temas de
corrupción. El periodista de investigación debe revelar, destapar,
para que las audiencias se sirvan. Cuando callan a ese periodismo, le
quitan a la ciudadanía el sagrado derecho de estar informados, a saber
lo que pasa en su entorno y por qué pasa.
3. ¿Cuáles son las diferencias, periodísticas y
estratégicas, de que un trabajo de investigación sea llevado a cabo (y
firmado) por un solo periodista o sea atendido y firmado por un equipo,
incluyendo al editor que lo publica?
Existen dos razones para la firma colectiva: la primera es
porque generalmente el trabajo denso de la investigación se ejecuta en
equipo. En ocasiones lo escribe una sola persona, con aportes de un
grupo, y en otras se elaboran textos a cuatro o seis manos, además de la
tarea del editor y jefe. La segunda razón es por seguridad. Hay
investigaciones que merecen la protección de nombres, y no sólo los de
las fuentes, para resguardar vidas o evitar amenazas. Los ejemplos más
cercanos los tenemos en Centroamérica, Colombia y su conflicto armado y,
más recientemente, México con el narcotráfico. También hay referencias
de trabajos que se publican simultáneamente en varios medios de
comunicación, para que la protección sea mayor. En esos casos, el jefe
de la unidad o la dirección del periódico asume la responsabilidad.
4. ¿Cuáles son los principales obstáculos que
enfrenta un periodista de investigación en el mundo y cuáles son los que
enfrenta un periodista en Venezuela justo ahora?
Los obstáculos son diversos y por eso son tan ricos los
encuentros internacionales de periodistas. Desde Venezuela vemos con
preocupación las muertes y amenazas a las vidas de colegas, por parte de
los hombres del narcotráfico o políticos poderosos amparados en estos
grupos; los casos de mujeres como Jineth Bedoya, en Colombia, y Lidya
Cacho, en México, son espeluznantes. Ellas padecieron consecuencias
físicas por su oficio, sus investigaciones. Escuché en un taller en
México DF la historia de Bedoya, la golpiza y violación que sufrió
cuando fue raptada en la entrada de una cárcel donde haría una
entrevista. Y no se me olvida. En otra oportunidad, asistí a un curso en
Washington y escuchamos de primera mano la historia de un periodista
del norte de México que estaba triste por la desaparición de un
compañero de su redacción. Antes de irnos a nuestros respectivos países,
se enteró de que apareció muerto. Pero también está el caso de Costa
Rica, donde nos han hecho saber cómo pueden trabajar con bases de datos
oficiales, porque los datos son de acceso público y el mayor obstáculo
es la tecnología. Allá descubrieron, de la mano de la gran Giannina
Segnini, que incorporar a ingenieros y programadores a las Unidades de
Investigación daba buenos resultados. Ha sido una gran aliento para los
investigadores de la región. Lamentablemente, Giannina también acaba de
renunciar a La Nación de Costa Rica por considerar que ya no trabaja con las libertades de antes. A ella le escuché la frase: lo que está en crisis son los medios, la industria de los medios, pero no el periodismo.
5. ¿Hacia dónde crees que debe avanzar el periodismo de investigación en Venezuela?
En medio de esta crisis tan particular que vivimos en
Venezuela, creo que el periodismo de investigación tiene dos retos: el
primero es la profesionalización, la perfección del método, la búsqueda
de herramientas para analizar datos dentro y fuera del país. Internet
está subutilizado y las alianzas con periodistas de otras naciones
también. Hacia allá hay que apuntar. Pero por otro lado debemos
encontrar plataformas para ofrecer nuestro trabajo al público, las
audiencias están ávidas de información y nosotros tenemos que conseguir
la manera de brindárselas. Es nuestro compromiso con el país y con la
profesión. Todo esto hay que unirlo con una audiencia que no es pasiva,
que sabe buscar y que se va a perfeccionar también en esas búsquedas.
Creo mucho en la vocación, la creatividad y la convicción de los
periodistas. Algo se nos tiene que ocurrir…
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