El milagro artístico de Güigüe
Alfredo Fermín
Desde hace 40 años, en Güigüe, ocurre un milagro que permite al Ateneo don Ramón Mejías presentar un salón de arte sin más recursos que la voluntad de los animadores culturales del pueblo para mantener una tradición para orgullo del municipio Carlos Arvelo.
El Salón fue una iniciativa del legendario pintor ingenuo Feliciano Carvallo asociado con don Ramón Mejías quien estuvo al frente de la muestra durante 38 años.
Comenzó mostrando obras de artistas ingenuos pero ante la honestidad, responsabilidad e idoneidad de su curador la muestra atrae la atención de artistas emergentes de diversas partes del país.
Sin embargo ni la Alcaldía del municipio Carlos Arvelo, ni el gobierno nacional, ni regional, ni la empresa privada, acuerdan recursos para que este Salón se presente con la dignidad que le acreditan cuatro décadas de presentaciones ininterrumpidas y sin tomar en cuenta que la casi totalidad de los salones en el país ha desaparecido.
La precariedad es tanta que los organizadores se sienten apenados con los que realizan el montaje y con los jurados de Admisión y Calificación a los cuales no se les puede obsequiar ni un refresco porque el Ateneo no dispone de recursos. Es un trabajo del vo-luntariado de los animadores culturales de Güigüe y de Valencia que se unen para darle un ejemplo al país.
El Salón de este año quedó muy bien con dibujos, pinturas y fotografías de buena calidad artística y con la presencia de artistas emergentes que encuentra aquí lugar para dar a conocer su obra.
El Jurado de Admisión, integrado por Freddy Contreras, Marcos Briceño, Jaime Castillo e Iris Ortiz seleccionó 51 obras que fueron evaluadas por el Jurado de Calificación para otorgar los premios.
Sobre este particular el Jurado de Calificación exigió al comité organizador que para la próxima edición se exija el aumento de los premios que son irrisorios y que no se permita la creación de premios adquisitivos porque de esta forma se perjudica a los artistas que podrían tomar la decisión de no continuar participando.
De las obras premiadas destaca Silueta 1, de Germán Trujillo, que mereció el premio mayor. El artista utiliza espacios cuadriculados aleatorios de diversos tamaños que presenta, de manera vertical y horizontal, sobre especies de mapas y vistas aéreas que son continuación de sus estudios ambientales como ingeniero agrónomo.
Trujillo pasó del puntillismo, que venía realizando, a las aguadas de esmaltes y pintura industrial que representan territorios, marcados por el agua como unidades territoriales. Una línea azul representa el río sobre el cual hay figuras antropomórficas y símbolos con cierto erotismo que adelantan una investigación que mereció el estímulo del jurado para un pintor autodidacta, interesado en lograr un lenguaje plástico que comienza.
Eber Guédez, egresado de la Escuela de Fotografía del Centro Cultural Eladio Alemán Sucre, presenta una de las mejores obras del Salón. Su fotografía, sin retoques digitales, “Geometría del hombre” tiene por objetivo insistir en que el cuerpo humano siendo una máquina creada por Dios tiene imperfecciones que contribuyen a la perfección.
Sin prejuicios el fotógrafo se dedica al desnudo masculino del que destaca, en blanco y negro, sus formas geométricas, rectas, curvas, cuadrados, rectángulos y círculos evidenciando las diferencias con la concepción tradicional del retrato femenino que procura la belleza formal.
“Mi Venezuela Tricolor”, de Anahir Ceballos, es una pintura delirante, de carácter popular en la que se mezclan diferentes técnicas, acrílicos, telas, papel maché y símbolos de lo venezolano: la bandera, maracas, tambores y máscaras de los diablos de Yare.
No obstante a este barroquismo de valla publicitaria, la obra se sostiene atrayendo al público para observarla.
Arlendis Ardiles es un gallero y mecánico de mantenimiento en la zona industrial, que quiso expresar su visión de las peleas de gallos de las que es aficionado.
En “Desafío natural” presenta con pro- piedad dos gallos, uno blanco y el otro zambo listos para la pelea. Una pintura plana, sin pretensiones pero de una autenticidad y belleza que no pasa inadvertida.
Meglys Oropeza se rebela aquí como una prometedora pintora recreando flores en un extraño entorno. Sin duda el díptico sobre papel y creyón de María Alvarado titulado Estudio de Anatomía Subjetiva que adelanta innovaciones en esta muestra tan cargada de esperanzas.
El cuadro más popular es una foto intervenida de Alberto Chirinos que presenta a don Ramón Mejías con una fideli- dad que la gente del pueblo dice: parece que estuviera vivo.
Veredicto
El Jurado de Calificación del 40 Salón de Pintura, Dibujo, Fotografía y Arte Digital del Ateneo de Güigüe integrado por Juan Reyes López, Miguel Ruiz y Alfredo Fermín acordó el siguiente veredicto:
German Trujillo, Premio Ateneo de Güigüe don Ramón Mejías para la mejor obra del Salón.
Suardo Castillo, Premio Universidad de Carabobo, para Dibujo.
Meglys Oropeza, premio Alcaldía bolivariana del municipio Carlos Arvelo, para la mejor pintura.
Arlendis Ardiles, premio Jaime García Norbone, para la mejor obra presentada por un artista del municipio Carlos Arvelo.
Yodyn del Carmen Abreu, premio Cámara de Comercio, para la mejor obra de carácter Ingenuo.
Giovanny Cordero, premio Ateneo de Guacara.
Eber Guédez, premio a la Mejor Fotografía.
Félix Ramón Guaira, premio Ramón Mejías.
Anahir Ceballos, premio Juan Reyes López.
Gustavo Martínez, premio Escuela de Arte de Maracay.
Carlos Pérez, premio Corporación Lacroc.
Menciones honoríficas: Nilda D´Lima, y Jesús Morón
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