Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

domingo, 29 de abril de 2012

En una ciudad de fuerte raíz masónica por excelencia fue irónico que el Pbro. Manuel María Bacalao dirigiera en la Universidad de finales del S.XIX la mejor escuela que tuvo, que no era ni más ni menos que la de Ciencias Eclesiásticas





Notitarde  25-04-12 |
Crónicas de disidencia

La Universidad de Valencia

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A la memoria del Pbro. Manuel María Bacalao, Dr. de la vieja Universidad de Valencia
La programación de la Universidad de Carabobo con motivo de su año jubilar –marzo
2012-2013- es una buena ocasión para volver sobre sus años iniciales, cuajados como
están de episodios memorables y posturas progresistas y ensamblarlos con la dinámica
excepcional y desafiante de los años presentes.
La Universidad ha tenido un formidable pretérito digno de un merecido recuerdo y elogio
agradecido, pero el presente y su futuro están llamados a luchas trascendentes en
fuerte armonía y compromiso con el destino de la nación. Debemos seguir investigando y
profundizando en las líneas de su historia, donde encontramos hechos de un gran valor,
emblemáticos para orientar sus pasos y reforzar su identidad, no obstante que su gran
apuesta es la siembra del ahora y la proyección del mañana.
Queremos traer de nuevo a la reflexión algunas ideas nuestras ya expresadas
en el libro La Universidad de Valencia, revisión de un proceso histórico, porque creemos
que encajan perfectamente en una visión académica sensible a los requerimientos de la
discusión de estos tiempos.
Cuando la Universidad inicia su recorrido –particularmente en la era Cipriana- el estado
del país era de postración, sumisión y decadencia generalizada. En este ambiente,
sin embargo, se desarrolla en su seno un tono conceptual y un espíritu de rebeldía
que no ha sido suficiente y justamente analizado e investigado. Nos hemos quedado
en la superficie de las indagaciones tocando asuntos que no llegan al corazón de la
Academia y al carácter formativo que allí se imprimió.
Sabemos muchas cosas con respecto a su estructura física y funcionamiento,
mas estamos en mora con lo que podríamos llamar su alma especulativa, su nutriente
intelectual y sus reservas morales y anímicas. No deja de causar admiración y cierta
extrañeza que en las circunstancias históricas y políticas en que se desenvuelve
el proceso universitario carabobeño, se encuentre tanta riqueza crítica en un país
postrado y acabado por las dictaduras, el caudillismo y la anticultura.
¿Qué acontece en esa casa de estudios que, en un marco de estrecheces políticas
y limitaciones para la cultura y el florecimiento de las ideas, produce una constelación
de talentos que rebasan las fronteras regionales? ¿Cuáles razones explican este
fenómeno tan interesante y rico como escasamente estudiado?
A los 54 años de la reapertura y a los 120 años de su creación, su historia, hecha de
claroscuros, continúa fascinando y estimulando el espíritu y siendo tema provocador
para la investigación.
Aprovechar esta oportunidad tan adecuada de la efemérides universitaria para plantear,
así sea brevemente, en medio de la grave crisis nacional, histórica, que padecemos,
el papel primordial de la Universidad en la búsqueda de caminos para la República,
es una responsabilidad mayor que incumbe a quienes somos fundamentalmente
universitarios vocacionales.
Para ello nos valemos de un libro poco conocido en el país, y quizá desconocido totalmente
en el ambiente universitario, se trata del ensayo La hora undécima, de Mario Briceño
Iragorry, en el cual apunta que "para caldear la fragua donde gane temple ese hombre nuevo,
la universidad está obligada a suministrar contornos precisos a la conciencia de los jóvenes".
Tengamos estas observaciones como parte de un material para un debate y revisión
en profundidad sobre la temática política y cultural universitaria. En esta hora decadente
y oscura, la universidad es luz y progreso.
dabacalao@cantv.net

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