Notitarde. 26-07-13
Degradación institucional
- Luis Garrido
¡Insólito!, hay que verlo para creerlo: “No disparen señores guardias, somos gente honrada”. No estamos dramatizando; esta leyenda la copiamos del vidrio trasero de una camioneta en la avenida Aranzazu y a solo una cuadra del Palacio de Justicia. Ni siquiera contrariando la insistencia que nunca hemos ocultado frente a la política de este Gobierno, pudiéramos considerarnos regocijados con el agregado de otra raya más a los tantos desaciertos. Al contrario, sufrimos con dolor y vergüenza lo que está sucediendo en nuestra Venezuela, al extremo de ver cómo nuestras instituciones han caído en el descrédito de una población que, abismada ante tal realidad, ha venido perdiendo la fe con total desconcierto.
No exageramos al generalizar, ¿por qué no encontramos una sola institución de libre independencia que de una u otra forma no manifieste una sospechosa inclinación en favor de los dictámenes de la política de este régimen en sus ya casi 15 años de vigencia? Pues bien, basta con pasearse por el tiempo vencido de los que ni siquiera tienen razones para continuar en los cargos y comprobar la perversidad usurpadora, cuyo objetivo está sustentado en la permanencia indefinida del Presidente y su desgastada “revolución”. Todos, sin excepción, arriman la bola con precisión definida; y sin duda alguna, esto no es por simpatía ni lealtad patria o muerte.
El Consejo Nacional Electoral tiene su tiempo vencido, pero habría que preguntarse si alguien le pone “el cascabel al gato” a conciencia de la verdad oculta sobre los resultados electorales del 14 de abril y el peligro que significaría que Capriles camine por la calle del medio en las elecciones municipales del 8 de diciembre con otras autoridades menos expertas en el fraude; cosa que por cierto les va a resultar bastante difícil impedir, porque la paliza en estas municipales ya está cantada: El pueblo se las va a cobrar votando masivamente en cada municipio del país.
Sobre el tribunal mayor no es necesario extenderse en consideraciones; ellos están muy conscientes de hacia dónde ha remado su conciencia: La deuda es colectiva. El que ya no está, y en el entendido de que la justicia divina sí existe, pagó sus culpas; pero queda el heredero disfrutando el beneficio de lo que pareciera un previo acuerdo para cerrarle el paso a la legalidad en perjuicio de la decencia política.
Hay otras instituciones por mencionar que tan solo con un revocatorio quedarían pulverizadas; pero para qué hablar de quienes conforman la mayoría en la Asamblea Nacional, cuando esta entelequia es un apéndice del gobierno. Y ni que decir de la defensoría que ya no se le identifica del pueblo; así como aquella otra que terminó de desaparecer cuando murió el contralor. Eso, con toda la carga de degradación es lo que hoy se llaman instituciones al servicio del Gobierno.
Expresamos al comienzo de esta entrega nuestra preocupación por la referencia a un hecho que estremeció a Venezuela y comprometió el nombre de una de las instituciones de más larga existencia en el país, considerando que la Guardia Nacional fue fundada por el General Eleazar López Contreras en el año 1937. Ya es bastante con los señalamientos de ser la “guardia pretoriana” de esta desdicha llamada revolución. El Gobierno fue alertado y mucho se ha comentado sobre el riesgo de los cuerpos militares en la lucha contra la inseguridad personal: Militares a sus cuarteles.
Este es un gobierno militarista que se soporta en la amenaza carcelaria y el discurso violento. En la opinión nacional está desacreditado y sin duda alguna, derrotado en la consulta popular. Cerca está el día en que todo volverá a la normalidad: Pasarán los hombres y recuperaremos la institucionalidad decente.
luirgarr@hotmail.com
No exageramos al generalizar, ¿por qué no encontramos una sola institución de libre independencia que de una u otra forma no manifieste una sospechosa inclinación en favor de los dictámenes de la política de este régimen en sus ya casi 15 años de vigencia? Pues bien, basta con pasearse por el tiempo vencido de los que ni siquiera tienen razones para continuar en los cargos y comprobar la perversidad usurpadora, cuyo objetivo está sustentado en la permanencia indefinida del Presidente y su desgastada “revolución”. Todos, sin excepción, arriman la bola con precisión definida; y sin duda alguna, esto no es por simpatía ni lealtad patria o muerte.
El Consejo Nacional Electoral tiene su tiempo vencido, pero habría que preguntarse si alguien le pone “el cascabel al gato” a conciencia de la verdad oculta sobre los resultados electorales del 14 de abril y el peligro que significaría que Capriles camine por la calle del medio en las elecciones municipales del 8 de diciembre con otras autoridades menos expertas en el fraude; cosa que por cierto les va a resultar bastante difícil impedir, porque la paliza en estas municipales ya está cantada: El pueblo se las va a cobrar votando masivamente en cada municipio del país.
Sobre el tribunal mayor no es necesario extenderse en consideraciones; ellos están muy conscientes de hacia dónde ha remado su conciencia: La deuda es colectiva. El que ya no está, y en el entendido de que la justicia divina sí existe, pagó sus culpas; pero queda el heredero disfrutando el beneficio de lo que pareciera un previo acuerdo para cerrarle el paso a la legalidad en perjuicio de la decencia política.
Hay otras instituciones por mencionar que tan solo con un revocatorio quedarían pulverizadas; pero para qué hablar de quienes conforman la mayoría en la Asamblea Nacional, cuando esta entelequia es un apéndice del gobierno. Y ni que decir de la defensoría que ya no se le identifica del pueblo; así como aquella otra que terminó de desaparecer cuando murió el contralor. Eso, con toda la carga de degradación es lo que hoy se llaman instituciones al servicio del Gobierno.
Expresamos al comienzo de esta entrega nuestra preocupación por la referencia a un hecho que estremeció a Venezuela y comprometió el nombre de una de las instituciones de más larga existencia en el país, considerando que la Guardia Nacional fue fundada por el General Eleazar López Contreras en el año 1937. Ya es bastante con los señalamientos de ser la “guardia pretoriana” de esta desdicha llamada revolución. El Gobierno fue alertado y mucho se ha comentado sobre el riesgo de los cuerpos militares en la lucha contra la inseguridad personal: Militares a sus cuarteles.
Este es un gobierno militarista que se soporta en la amenaza carcelaria y el discurso violento. En la opinión nacional está desacreditado y sin duda alguna, derrotado en la consulta popular. Cerca está el día en que todo volverá a la normalidad: Pasarán los hombres y recuperaremos la institucionalidad decente.
luirgarr@hotmail.com
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