Por qué el papa Francisco tenía razón Viernes, 19 de julio de 2013 Para este momento, la mayoría de nosotros ya escuchó el poderoso mensaje que dio el papa en el Domus Sanctae Marthae. Según lo reseñado por Radio Vaticano, el papa Francisco dijo que ""Hacer el bien" es un principio que une a toda la humanidad, más allá de la diversidad de ideologías y de religiones, y crea esa 'cultura del encuentro' que es la base de la paz". Esta idea suena simple en un primer momento, después de todo, ¿Quién no quiere apoyar la unión, la paz y la redención personal? ¿Quién no quiere terminar con tanto odio y caos que existe en el mundo, ya sea entre hermanos, amigos, grupos de personas o naciones? Pero la gran pregunta es ¿Cómo hacemos para que esto ocurra? Para responder esta interrogante, creo que primero necesitamos preguntarnos: ¿Por qué hay que trabajar por la paz? ¿Pueden estas ideas de unidad y "hacer buenas obras" llegar a ser algo más que tiernos conceptos morales? Curiosamente, esta idea de una plataforma universal donde toda la humanidad pueda unirse es también la base de la Espiritualidad Global, un concepto acuñado y descrito por Rav Áshlag, fundador del Centro de Kabbalah. De acuerdo con este paradigma, el principio que define a la vida es que cada uno de nosotros tiene la Luz de Dios en su interior sin importar la religión, raza, nacionalidad, filiación política, sistema de creencias o modo de adoración. Nuestra responsabilidad es llegar a un lugar en nuestra conciencia donde veamos y respetemos esa Luz en los demás. Según uno de los más grandes kabbalistas de todos los tiempos, Rav Isaac Luria, todos estamos conectados, tal como lo está el cuerpo humano. Así pues, cuando vemos a alguien más como si fuese inferior, es como si una parte de nuestro cuerpo, por ejemplo una mano, se sintiese superior a un pie, que por supuesto todos sabemos que no es así. Cada parte de nuestro cuerpo cumple una función específica y todas las partes deben funcionar unidas para garantizar la salud y la vitalidad de todo el cuerpo. Para entender este concepto en un nivel más profundo, compartiré con ustedes una enseñanza fundamental de la Kabbalah que explica como comenzó todo esto. En el principio existió lo que los kabbalistas llaman el mundo sin fin, estaba lleno de la Luz infinita del Creador que rebosaba de abundancia. Este mundo sin fin era la fuente de toda la paz, amor, salud, sustento, bienestar y verdadera realización.¿Suena imposible? Tal vez en un primer momento, pero como ya he dicho antes: Puede que no sea capaz de cambiar el mundo, pero puedo cambiar yo, y si un millón de personas decidimos hacerlo, juntos podemos cambiar el mundo. Con amor Karen |
Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
domingo, 21 de julio de 2013
Por qué el papa Francisco tenía razón... Por eso mi "caminata" por Venezuela...
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