Francisco Miguel Pérez || En Secreto
efeemeperez@yahoo.com
COLA DE TIBURON. Todo indica que en Carabobo los factores de la oposición irán a las elecciones municipales de diciembre, en dos bloques fácilmente identificados, uno en nombre de la MUD con 8 candidatos a alcaldes y aspirantes a concejales en los 14 municipios, y en la acera del frente, la gente postulada por Proyecto Venezuela, que pudiera inscribir también candidatos para las 14 alcaldías e igual cantidad de concejos municipales. Si esto ocurriera y no privara la sensatez debida, el oficialismo seguirá con el control de la mayoría de los entes municipales, incluyendo a Valencia y cuidado sino también a San Diego y Naguanagua. Después de ojo sacado, no vale Santa Lucía
La Fuerza Que Une...?
En el papel, como slogan político, fue y sigue siendo una frase muy atractiva. Resultó, en su momento, muy útil y aprovechable para el proyecto electoral del doctor Salas Römer, cuando él irrumpió y se abrió en la política con sus propios pasos. Empero, en la práctica no le fue fácil su fiel cumplimiento. Le sirvió para hacerse del poder en Carabobo y derrotar circunstancialmente a la dinastía Celli, pero una vez con la majagua en la mano desaprovechó, una y otra vez, la oportunidad de unir a los carabobeños, e incluso la oportunidad que la historia le puso en sus manos, de unir a los venezolanos. Prefirió dedicarse, con furia y terror, a acabar con Acción Democrática y Copei, desmembrando a cualquier precio sus estructuras partidistas y legislativas en la región, y en otras ocasiones aprovecharse de las circunstancias para mantener el poder de su lado, pero siempre despreciando e ignorando la presencia y el aporte institucional de esos dos partidos. La composición de todos los gobiernos ejercidos en la región, tanto en la 4ta-R como en la quinta, es la prueba inequívoca de esa verdad, tan grande y sagrada como la Catedral. La integración de todas y cada una de las fórmulas para las diferentes elecciones de legisladores, parlamentarios o asambleístas, es otra abierta manifestación de desafectación a la unidad y otro saludo a la bandera. Lo ocurrido en los últimos comicios municipales de Valencia, un testimonio adicional machacado, pero que tampoco se puede olvidar. Pero, aun así, con esta carga de antecedentes nefastos para la unidad, no se puede negar en esta hora aciaga para la democracia, que Proyecto Venezuela y los Salas en particular, representan en Carabobo una realidad político-electoral con legítimo derecho a ser tomados en cuenta, claro, en su justa proporción y en relación directa y precisa a lo que valen y significan, y no en función al chantaje o la bellaquería. Y tal como lo dijo una vez CAP, “ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario”, es la oportunidad de oro de poner las cosas en su lugar y de darle a Valencia y a Carabobo el puesto que les corresponde en la materialización del esfuerzo común por la salvación de su destino y la recuperación de su futuro, que en las actuales condiciones, no es nada halagador. Los muertos que entierren a sus muertos. Manos a la obra, parafraseamos
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