Paul Gillman el resentido
¿Se acuerdan de aquel rockero greñudo llamado Paul Gillman? Sí, el mismo que en la llamada Cuarta República, gracias a la maquinaria promocional de Sonorodven, actuaba en numerosas giras nacionales, cantaba en Sábado Sensacional y otros programas musicales de Venevisión y hasta apareció en el opening de la elección de Miss Venezuela 1986, todos eventos e instituciones “apátridas, imperialistas y explotadoras”, según la particular versión de este ¿artista?, desde el momento en que decidió pasarse con armas y bagajes a la Quinta República, muy convenientemente, al comienzo de este gobierno. Al principio le dieron un programita en el Canal 8, cuya duración fue tan efímera como el cometa Halley. Luego, siguió animando algunos eventos, proclamando las bondades del régimen como promotor “de los auténticos exponentes del rock metalero”, hasta que definitivamente le dijeron chao. Es que ni siquiera lo han puesto como telonero de los conciertos electoreros que la Alcaldía de Libertador ha hecho últimamente, con luminarias nacionales e internacionales. En vista de tanta sacada de culo, este señor creó en 2005, en Valencia, su propio aparato que, muy modestamente bautizó como “Gillmanfest”, “donde ponemos bien en alto la bandera del rock nacional”, según dice en un mensaje en Facebook. Su idea es actuar como la contraparte de otra deleznable muestra de promoción del peor rock imperialista, el Festival de Nueva Bandas, creado desde hace muchos años por Félix Allueva, con bastante éxito artístico y gerencial, por cierto. Lo que ha desatado la furia de Paul Gillman es la gira de reencuentro de Zapato 3, uno de los grupos más emblemáticos del rock hecho en Venezuela. En su pintoresco escrito, señala que “Zapato 3 es una banda de clara tendencia de oposición, hace tiempo que ya ni viven en este país, su cantante es yerno de Teodoro Petkoff, furibundo apátrida venezolano, sus letras no dejan ningún mensaje constructivo a la juventud, sus neuronas solo alcanzan para cantarle a unas "pantaletas negras" (con enorme esfuerzo). Sin embargo, los reciben como héroes y de paso instituciones del estado se les rinden a sus pies y les pagan hasta 425 mil Bs por presentación (aparte de los gastos)”. Es decir, que lo de este desvencijado roquero, además de su minúsculo talento, es pura y cochina envidia. Resentimiento puro, pues. @aquilinojmata
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