Margarita López Maya: Bajo el régimen chavista no somos ciudadanos sino súbditos
Enrique Meléndez / especial Noticiero Digital / 16 jun 2015.- La historiadora Margarita López Maya en una conferencia auspiciada por la Fundación Espacio Abierto el pasado sábado, se mostró convencida de que la oposición ganará las próximas elecciones parlamentarias, agregando que para evitar los excesos de los sectores más radicales, lo mejor sería que mayoría simple y no absoluta.
“A mi modo de ver éste es el mejor escenario puesto que desincentiva los radicalismos; deja con capacidad de negociación más fuerte al chavismo, y los dos quedan con una importante legitimidad, sabiendo que los desafíos son tremendos, y que van a depender de la habilidad de la mesa de diálogos”, aseguró la también catedrática universitaria.
La profesora López Maya comenzó su conferencia abordando el tema de la legitimidad, al que consideró el tema de fondo. Se preguntó: ¿cómo alcanzar una nueva legitimidad tomando en cuenta que el chavismo ha ido en descenso?
Confesó que a ella la dejaba perpleja el hecho de que, en medio del desastre que padece el país, el presidente Nicolás Maduro aún mantiene una cierta popularidad que, en algunos casos, llega al 28%, o que el Psuv sigue moviéndose hacia el 35%.
“Mi primer diagnóstico –indicó- es que Venezuela atraviesa por una profunda crisis cuyas capas más profundas se remontan a los años ochenta del siglo pasado de deslegitimación del proceso modernizador y democrático. No creo que la crisis sea nueva. Ha vuelto a revivir con nuevos añadidos”.
Aseguró que el presidente Hugo Chávez logró construir en 13 años mecanismos sólidos para asegurar la consolidación de su proyecto político autocrático y “socialista” (concepto al que pidió ponerle comillas) y que su desaparición física, combinada con el pobre desempeño gubernamental de su sucesor y la baja en los precios petroleros han debilitado sus esfuerzos. “El chavismo –agregó- está perdiendo el control de la situación”.
Mencionó un artículo que apareció recientemente en el Journal Democratic donde se sistematizan todos los mecanismos jurídicos, legales, mediáticos y organizativos que construyó el presidente Chávez a lo largo de sus 13 años, y que permiten decir hoy en día que hay unas instituciones, unas estructuras, que constituyen un soporte importante, en medio del declive que, a su juicio, el chavismo está viviendo.
“Esta combinación de factores de crisis coyunturales y estructurales; mecanismos que comienzan a perder efectividad, las parlamentarias pueden ser un paraguas para la sobrevivencia del chavismo en el mediano plazo”.
Reiteró que a ella le llamaba la atención la permanencia de la fortaleza del chavismo. “Puede ser –comentó- que con el 30% no se ganen las elecciones; pero, efectivamente, sigue siendo un tercio; un tercio de venezolanos que siguen apoyando este proyecto en medio de este naufragio tan gigantesco que estamos viviendo”.
Al retomar el tema de la legitimidad, manifestó que para el desarrollo de la conferencia se había basado en Max Weber cuando analiza modelos y tipologías de las fuentes de legitimidad de cualquier orden político.
Según la conferencista, el chavismo obtiene una fuente de legitimidad – que la teoría de Weber tacharía de no moderna, no democrática, no racional-legal – del carisma del presidente Chávez. Es decir, una legitimidad carismática; de reconocimiento y de confianza hacia un líder que se considera sobrenatural; cuasi divino; de dotes extraordinarias, y al que se le confía búsqueda de la solución de los problemas de una determinada población.
A su juicio, con ese carisma Chávez logró construir un proyecto político que ha durado 13 años; de modo que al reposar sobre el carisma de Chávez el marco legal está allí; pero ya no es tan importante. “La gente confía en el líder, y no en los otros mecanismos. Incluso, los bienes tangibles no son tan importantes, como esta sintonía con el liderazgo carismático (Weber)”, expresó la profesora.
Entró entonces a analizar cuando ese liderazgo deja de existir, como sucedió en el caso de Chávez, y aquí utilizó el término rutinizar, tomado también de Weber, y que es lo que ha venido a hacer el chavismo sin Chávez: rutinizar ese carisma.
Reconoció hay varias formas de rutinizar un liderazgo.
“La rutinización puede tomar una vía legal, moderna. Pero también puede tomar la vía patrimonial; que es lo que a mi modo de ver se ha hecho un gran esfuerzo en Venezuela; que es un tipo de mando político, muy propio de iglesias: la Iglesia católica; el islamismo; el califato; las monarquías feudales; que son comunes todavía en las sociedades modernas”.
La historiadora enumeró algunos de los elementos más significativos de ese orden patrimonial, no democrático (porque no vemos la política en un orden tradicional: hay unos que tienen derecho a mandar y otros que no lo tienen en un régimen político de esta naturaleza), y, en ese sentido, dijo que; primero, se hace el esfuerzo de sacralizar a la figura fundadora del orden político como figura cuasi divina de una religión estatal.
Aseguró que se montaba una especie de culto promovido por el Estado hacia el líder y sus dotes extraordinarias, y agregó que en el caso del sucesor del presidente Chávez, su legitimidad es un derivado de la figura del líder carismático; que su legitimidad fundamental estaba allí y no en las elecciones.
“Está en el hecho de que él fue designado a dedo en la última aparición física del líder carismático el 8 de diciembre de 2012, y eso hace que de alguna manera haya una cohesión dentro del chavismo alrededor de su figura”.
Se preguntó seguidamente sobre quiénes en este orden eran los que tenían derecho a mandar. “Los genuinos sucesores –respondió-, son los depositarios del líder fundador. Tiene derecho a gobernar la familia de Chávez y el entorno inmediato del presidente. Porque hay un orden tradicional. Ellos tienen el derecho propio de gobernar junto con sus camaradas, los militares”.
A juicio de la profesora López Maya, algunos militares forman parte de este grupo mientras que los demás no tenemos derecho porque no fuimos leales, amantes, discípulos o seguidores del presidente Chávez.
Indicó que el tipo de régimen de tipo patrimonial que emerge con el presidente Chávez, no puede decirse que en medio de los adelantos de la sociedad moderna del siglo XXI nos ha llevado a una monarquía feudal o a un califato del norte de Africa, y que habían muchos regímenes en el mundo que combinan esto con una legitimidad legal y moderna.
“En el caso venezolano están las leyes, las elecciones, las regulaciones, están las consideraciones de carácter universalistas para todos los ciudadanos. Pero, en realidad, no se trata de un sistema moderno. No hay una ciudadanía sino muy restringida; de súbditos, sobre todo, donde la igualad política; el acceso de todos a ser electos y a elegir no existe”.
Según López Maya lo típico del régimen patrimonial es que combina elementos tradicionales con elementos modernos legales; que el eje fundamental de este tipo de relaciones es que no hay una diferenciación entre lo público y lo privado; de modo que lo que está allí es de ellos como patrimonio y que por eso es que Weber lo conocía como un régimen patrimonialista.
Afirmó que para propiciar tal tipo de retroceso político, el gobierno ha invertido mucho dinero para convencer a la gente de que éste es el régimen político idóneo. Pero a pesar de este enorme esfuerzo, no se estaban dando los resultados.
Trajo a colación la situación de Maduro hoy en día en las encuestas; incluso, se remontó al escaso margen con el que ganó reconociendo, no obstante, que todavía con un 22% aún había una masa de seguidores que simpatiza con este tipo de legitimidad; pero que, en general, se notaba un gran deterioro y prueba de que no están dando los resultados que el oficialismo esperaba. “La mayoría no está ganada para este tipo de legitimidad”.
De nuevo citó a Weber al decir que el carisma no es transferible y que cuando muere el líder carismático hay que compensar ese carisma; siendo la compensación la entrega de bienes materiales a los súbditos; y la eficiencia de un aparato administrativo que pueda asegurar unas condiciones materiales, relativamente buenas.
Según la profesora López Maya, si algo está claro con respecto al aparato administrativo que sucede a Chávez, es su incapacidad en su gestión de darnos los bienes tangibles que, de alguna manera, podrían compensar la desaparición de la satisfacción simbólica, afectiva y emocional que ha alimentado la legitimidad de Chávez.
“A eso habría que añadir la descomposición de la élite política que nos gobierna. Sabemos que la situación por dentro es una cámara oscura. Es evidente que estamos asistiendo a casos de militares muy prominentes que han caído en desgracia. Estamos viendo conflictividades en el entorno; desplazamientos de líderes: Rafael Ramírez; Rodríguez Torres. Recientes escándalos de lavado de dinero y narcotráfico”.
Agregó que detrás de todo esto se asomaba la dura crisis social, económica y política, y la cual hacía que la ciudadanía cada vez fuera menos tolerante con respecto al nepotismo, el peculado y la corrupción.
Por otra parte, aseguró que las encuestas también recogen el rechazo de la ciudadanía a las persecuciones políticas; la agresión a las protestas estudiantiles y la reducción de los derechos políticos y civiles.
La oposición
Al referirse a la oposición, indicó que si bien era cierto que había una mayoría que venía en descenso, incluso, de carácter irreversible; sobre todo, de parte del presidente Maduro, “en la acera de enfrente se percibe a una MUD que presenta aspectos positivos y aspectos negativos”.
Entre las debilidades que observó en las fuerzas de la oposición habló de una gran fermentación y una conflictividad interna con liderazgos incompetentes. Reconoció que se hace un gran esfuerzo por construir un tipo de legitimidad, racional, moderna pero que se enfrentaba a unos desafíos bastante considerables.
“Diferencias de diagnóstico y estrategia mantienen turbulencias permanentes allí. Tienen como lastre la poca visibilidad en los medios y financiamiento limitado”.
Sin embargo, admitiió López Maya que hay algunas cosas que han comenzado a remontar estos problemas y a hacer más ventajosa una nueva imagen y perfil de la MUD. Consideró que no se puede obtener una mayoría con una oposición que vaya dividida y que, además, había ahora un reconocimiento internacional.
Además, destacó que una cosa muy fundamental era el hecho del mal desempeño gubernamental y que eso se reflejaban en las encuestas en las cuales se podía apreciar que la gente que está dispuesta a votar por el oficialismo apenas llega a un 20 ó 24 por ciento.
Posibles escenarios
De inmediato pasó a considerar posibles escenarios a los que calificó de poco probables y extremos con características bastante similares; por un lado, estaría la de que el gobierno suspenda las elecciones y, por otro lado, la de que gane las elecciones y continúe con la misma política, y, por último, la de que pierda las elecciones pero manteniendo el control sobre todos los poderes públicos; las instituciones, la chequera petrolera, etc.
En ese sentido, afirmó que los tres escenarios tienen un altísimo costo político para el oficialismo en términos internacionales así como en términos internos; además de que abre un escenario de incertidumbre en Venezuela, y sobre el cual confesó que no quería especular. “No tenemos la capacidad de saber qué actor va a interrumpir este proceso; hasta donde podemos llegar en los próximos meses a una situación límite en lo económico, en lo social, en lo político, y si se produjera uno de estos escenarios esa situación podría incentivar una aventura militar o cualquier otra cosa”.
Luego se dedicó a plantear escenarios probables. El primero, que el oficialismo perdería la mayoría de la AN y no una pérdida simple sino una pérdida absoluta. En este punto dedujo que en este escenario Maduro se vería fortalecido internamente dentro del chavismo ya que, a su juicio, pierde el poder Diosdado Cabello.
“Pierde el poder institucional; se abre paso la AN. Es el contrincante que le falta a Maduro para terminar de cohesionar a su entorno, y erigirse como el sucesor de Chávez. Se debilita Diosdado Cabello como ya se debilitó Giordani, Ramírez, Rodríguez Torres. En estas condiciones nosotros vamos a saber si de verdad Maduro es un rehén, como dice la gente, o si está en capacidad de abrirse al diálogo, entrar en negociaciones, a los fines de continuar su mandato hasta 2019”.
La profesora López Maya comentó que, de aceptar la oposición las negociaciones, se abriría una agenda de transición que a su juicio sería gradual, ajustada, no solamente, con medidas de emergencia sino también de mediano plazo. Pronosticó que esto traería una implosión dentro del chavismo pues habría una parte que no estaría de acuerdo con estas negociaciones con la oposición; como traería también una implosión dentro de la MUD pues también habría una parte que no estaría de acuerdo con esperar hasta el 2019 a que salga Maduro.
No descartó que en este escenario se fuera a un referéndum revocatorio el próximo año promovido por los grupos más radicales de la oposición, y que allí pudiera adelantarse en la AN una agenda mínima, inmediata, de urgencia en la cual estaría la liberación de los presos políticos, las medidas económicas más inmediatas y sobre todo, la renovación del CNE.
“A mi modo de ver esta opción fortalecería al chavismo porque le permitiría cohesionarse ante la amenaza de desaparecer; de quedar muy debilitado; mientras que produciría fuertes tensiones, posiblemente, una implosión en la oposición”.
A continuación planteó el otro escenario: la oposición gana pero no por mayoría absoluta sino por mayoría simple en el que se pudieran llevar a cabo funciones legislativas, incluso, con posibilidad de aprobar leyes orgánicas; nombramiento de algunas autoridades. “A mi modo de ver este es el mejor escenario puesto que desincentiva los radicalismos; deja con capacidad de negociación más fuerte al chavismo y los dos quedan con una importante legitimidad, sabiendo que los desafíos son tremendos y que van a depender de la habilidad de la mesa de diálogos”.
Planteó que, entre tanto, Maduro se fortalecería hacia adentro; entraría en la negociación en torno a la posibilidad de mantenerse hasta el 2019; la oposición lo aceptaría, y que no necesariamente se tenía que ir a una agenda mínima sino que se podía negociar hasta el 2019 la renovación de todos los poderes públicos.
“Yo creo que en estos dos escenarios la posibilidad de que marchemos hacia una transición democrática puede ser muy cautelosa; pero creo que sí es posible en medio de grandes desafíos. No va a ser fácil. Implica un reto y un esfuerzo gigantesco cuando tú ves que hay dos legitimidades distintas, y que esa legitimidad de la cual se nutre la autoridad de Maduro tiene que quedar incorporada, aun cuando siga siendo un tercio o, quizás, más del electorado venezolano”.
La historiadora López Maya concluyó su intervención diciendo que Venezuela está en medio de grandes incertidumbres por falta de conocimiento de esos actores que se van a sentar a negociar; del lado del chavismo, ¿quiénes son?, ¿cuáles son los militares que hay allí?, ¿qué es lo que van a negociar (la impunidad)?, ¿cuáles son los grupos con poder civiles, entre los partidos?
“Hay que tomar en cuenta que todo esto implica la necesidad de la construcción de una nueva legitimidad que, de alguna manera, permita incorporar a la mayoría de los venezolanos hacia la confianza del liderazgo, que va a negociar esa transición hacia la democracia y esto depende, no sólo de la habilidad política, sino también de la capacidad que tenga esta gente de manejar eso con la incorporación de lo que el chavismo quiso, inicialmente, que fue la democracia participativa con la articulación de los movimientos y con la política de la calle”.
A su juicio, una negociación de esta naturaleza, que no articule la calle con la mesa de diálogos, constituye una receta para un fracaso; para que vayamos de nuevo a un pacto de élites; un pacto de Punto Fijo renovado.
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