Indocencias
Puebloluz
José Joaquín Burgos
Notitarde 21 de noviembre del 2015
Estos dos meses últimos del año han sido recios. Agitados para el ánimo y, en consecuencia, estremecedores para el corazón. Mucho repique de campanas. Unas, solemnes, como aquellas que de niños escuchábamos en la media noche y que mecían, lentamente, los latidos del alma en la soledad bruñida de silencio. Otras, ligeras, como las vibraciones de un desfile de circo con sus elefantes, sus payasos riéndose con sus dramas por dentro, las miradas fugaces de los tigres cautivos y el estallido de una trompeta chismosa de alegrías… Pero no, no es un circo, es un despertar repentino y un regresar de pronto al deseo de vivir. Un regresar de pronto a la ciudad que algunos odian, aunque creen amarla y que otros aman, aunque no lo sepan o crean haber olvidado con solamente ver una casa en ruinas y sentido la nostalgia de los recuerdos cuando la sed del poder los transforma en olvidos… en esas cosas pienso, divago, me pierdo buscando el camino de hormigas de la infancia (como decía Oscar Guaramato), cuando de pronto mi hija me despierta, “vamos, cronista, se hace tarde… tienes trabajo”. Y en verdad despierto, así, entre patojo, enfermo del hígado, de los riñones, tuberculoso (eso sí, alcoholizado no, porsia).
Tenemos que echar a andar el concurso de “Imaginería” para la Virgen del Socorro, llamar a los artistas del pueblo para hermanarlos en el afecto a la raíz valenciana y en el valor de su ciudadanía. En el respeto a la fe mariana que brota en la misma raíz de nuestras propias tradiciones…
Luego, Dios mediante, buscaremos en el mismo y propio pueblo esas raíces y esa fe mariana para imponer en sus pechos, en su ciudadanía, en su corazón, la Orden de Nuestra Señora del Socorro, porque ya es hora de hacerlo para honor del pueblo… “Bueno, viejo, pero vamos ya, te están esperando”, susurra Laura… Y ahora es cuando faltan cosas… hay que revivir la memoria (para eso son los cronistas) legada por valencianos universales, como el propio doctor Mujica (nuestro admirado Cronista a quien sucedemos), su hermano el profesor Pedro, Braulio Salazar, Wladimir Zabaleta, Armando Olavarría, Aldemaro Romero, el doctor Fabián de Jesús Díaz, Rafael Pérez, Oswaldo Vigas… Felipe Herrera Vial, tanto valenciano nacido para la inmortalidad, para la herencia luminosa de nuestra amada ciudad… En verdad el oficio de cronista es un oficio de hormiga: por el mismo suelo y enterrado en cuevas, donde no tengan acceso los bachacos porque mira, vale: “hormiga es hormiga… y pa’ bachaco, chivo…” Lo demás es lo de menos. Seguiremos dándole e informando.
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