Las mil y una noches (en árabe, ألف ليلة وليلة Alf layla wa-layla —literalmente ‘mil noches y una noche’—; en persa, هزار و یک شب, Hazār-o yak shab) es una célebre recopilación de cuentos árabes del Oriente Medio medieval que utiliza la técnica del relato enmarcado o mise en abyme. El núcleo de estas historias está formado por un antiguo libro persa llamado Hazâr afsâna (‘los mil mitos’, en persa هزارافسانه). El compilador y traductor de estas historias al árabe es, supuestamente, el cuentista Abu abd-Allah Muhammed el-Gahshigar, que vivió en el siglo IX. La historia principal sobre Scheherezade, que sirve de marco a los demás relatos, parece haber sido agregada en el siglo XIV. La primera compilación arábiga moderna, elaborada con materiales egipcios, se publicó en El Cairo en 1835.
Causó gran impacto en Occidente en el siglo XIX, una época en que las metrópolis impulsaban las expediciones e investigaciones geográficas y de culturas exóticas. Aunque Las mil y una noches se tradujeron por primera vez en 1704, esa primera versión al francés, de Antoine Galland, era una adaptación, un texto expurgado de los adulterios y hechos de sangre que abundan en el libro. Una de las traducciones que alcanzó popularidad fue la de Richard Francis Burton, diplomático, militar, explorador y erudito de la cultura africana.
Compuesto por tres grupos de relatos, el libro describe de forma fantástica y algo distorsionada la India, Persia, Siria, China y Egipto. Hacia el año 899, los relatos, transmitidos oralmente, habían sido agrupados en ciclos. Se cree que muchas de las historias fueron recogidas originariamente de la tradición de Persia (hoy en día Irán), Irak, Afganistán, Tajikistán y Uzbekistán y compiladas más adelante, incluyendo historias de otros autores.
El libro ha sido adaptado muchas veces para uso de niños y adolescentes en todos los países de Occidente. Generalmente, se eligen para su difusión los relatos en los que prevalecen las aventuras y la fantasía. Por otra parte, narradores occidentales impactados por el libro imitaron su estructura de relatos engarzados. El escocés Robert Louis Stevenson es autor de Las nuevas noches árabes, que en realidad son una colección de relatos extraños ubicados en Londres.
"EL Carabobeño 11 agosto 2012
Bagdad cumple 1.250 años lejos de sus tiempos de gloria
Un lío de cables eléctricos recorre las calles. (Foto AFP)
AFP
Bagdad fue antaño la capital de un imperio y el centro del mundo musulmán, pero después de 1.250 años de existencia, la ciudad iraquí está lejos de su pasado glorioso, asolada por años de guerras y de sanciones.
La ciudad empezó a edificarse en el año 762 a orillas del Tigris. "Bagdad representaba el centro económico del imperio abasí, era el punto de partida para controlar las regiones vecinas y reforzar el poder musulmán", explica Isam al Faili, profesor de historia política de la Universidad de Mustansiriyah.
"Después de haber sido la capital del mundo, Bagdad, que fue durante mucho tiempo un importante centro de proyección intelectual, hoy es la ciudad más miserable", subraya.
La empresa británica de consejo Mercer lo confirma. Bagdad es la ciudad con cero calidad de vida, según una investigación de 2010. Bagdad era una capital moderna conocida por su marcha nocturna en los años 70, pero hoy está sumida en un lúgubre deterioro.
Entre tanto la ciudad ha sufrido la guerra de ocho años con Irán, iniciada en 1980 por Sadam Husein, y la desastrosa invasión de Kuwait en 1990, que desencadenaron restrictivas sanciones internacionales.
Irak vive, desde la invasión de 2003 liderada por Estados Unidos, en constante miedo a los ataques y las bombas, asesinatos y combates. Todavía hoy en día, los funcionarios y responsables de alto rango de los servicios de seguridad son tiroteados con frecuencia en plena calle.
Unos muros anti-explosión de hormigón rodean los edificios oficiales, los hoteles y otros edificios susceptibles de ser blanco de un ataque. Las fuerzas de seguridad están armadas con fusiles, ametralladoras y vehículos blindados. Los puestos de control provocan atascos interminables.
Las calles están llenas de desechos y repletas de baches. La poca obra pública que hay, avanza a un ritmo desesperante. La ciudad ha caído varias veces a lo largo de su historia en manos extranjeras. Primero fueron los Mongoles, luego los Otomanos, y luego los británicos. Finalmente en 2003, una coalición liderada por Estados Unidos derrocó al dictador Sadam Husein y desencadenó a la vez una oleada de violencia fraticida que ha dejado decenas de miles de muertos.
A pesar de la antigüedad de la ciudad, quedan pocos edifcios históricos, incluso en las calles más antiguas. Los bloques de hormigón son mucho más frecuentes.
Un lío de cables eléctricos recorre las calles, para conectar las casas a los generadores privados, en lo que resulta ser un testimonio de la incapacidad del gobierno a asegurar un buen suministro eléctrico.
El gobierno dispone de su cuartel general en un sector fortificado llamado zona verde, defendido entre otros por vehículos estadounidenses Abrams adquiridos recientemente. Para entrar, hay que someterse a una serie de controles de seguridad bizantinos.
"El Bagdad de hoy es como el Bagdad de ayer, el califa y su familia viven en el lujo y el pueblo en la miseria", lamenta Faili.
La corrupción es endémica. El país dispone de una renta petrolera de miles de millones de dólares mensuales, pero la población no parece sacarle provecho.
Irak se ha esforzado en devolverle a su capital su estatura regional: en marzo organizó una cumbre de dirigente árabes y en mayo unas conversaciones entre las potencias mundiales e Irán sobre su programa nuclear. Los preparativos han costado miles de millones de dólares, pero los beneficios de esta inversión para la mayoría de los iraquíes son limitados.
"Devolverle su esplendor a Bagdad es imposible con las condiciones en las que esta ciudad desmoronada debe vivir ahora", dice Rifat Mahmud, escritor y periodista iraquí. "Se podría decir que Bagdad necesita un milagro para recobrar su patrimonio, su belleza y al menos parte de su pasado".
Es
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