Notitarde 13/12/2013
Habla la conciencia
La derrota anunciada
- Columnista, Notitarde, Luis Garrido (Notitarde / )
Luis Garrido
La derrota electoral que sufrió el gobierno nacional en Valencia -identificada como la tercera capital en importancia del país- no solo se refleja en la vieja deuda del difunto presidente cuando en referencia histórica calificó a los valencianos de traidores, sino también entre lo que para ellos era un punto de honor conservarla como plaza del régimen autoritario y para las fuerzas democráticas cachetear las pretensiones de Nicolás Maduro de arrodillar a su voluntad y capricho a una población que -por su gentilicio y orgullo regional- da el paso adelante cuando para hacer valer su dignidad le corresponde decir presente. Bastante hizo Nicolás para llevarse los honores de la victoria, asumiendo personalmente las descalificaciones contra quién y por decisión del pueblo, resultó el Alcalde de Valencia.
El triunfo de Cocchiola fue contundente y de aquí en adelante lo que se espera es el aislamiento por parte del gobierno -traducido en esa política de negación- puesta en práctica contra todos los gobernantes de la oposición. La persecución contra el nuevo alcalde no será distinta a la ya iniciada con odio y saña por parte de Diosdado, Carreño y el propio Nicolás; pero tomemos en cuenta que los electores cobran pacíficamente y aquí no termina la historia. El mandatario legal -por la decisión de quienes avergüenzan a la justicia decente- nunca ha sido fuerte, pero es un hombre de temer por sus propios complejos y ese lenguaje violento que lo retrata como un "guapetón de barrio". Admitimos que en número de alcaldías fue favorecido, pero además de quedar con el plomo en las alas en las ciudades más importantes, hoy se visualiza una extraña confrontación entre "maduristas y chavistas", con impacto resaltante en la propia tierra del líder difunto y precisamente el día de la lealtad.
Vienen días muy difíciles para los venezolanos. Un gobierno intransigente y dispuesto a no rectificar su política de represión empeorada con la incondicionalidad de las instituciones, la inflación a niveles impresionantes, mayor desabastecimiento y un desempleo inimaginable producto de la estampida de los inversionista. Las consecuencias de una crisis de esta naturaleza son impredecibles, no solo por lo que a primera vista se expresaría en una explosión social sino por la debilidad en que hoy se encuentra el régimen y por la mentalidad represiva de sus actores.
En un clima de sosiego donde la democracia dicta la pauta, un proceso similar al que acaba de culminar -pero sin fechorías ventajistas- se entendería como el refrescamiento de las ideas y el propósito de avanzar en lo que la comunidad sufragante colocó sus aspiraciones; pero está tan contaminado el debate de sensaciones revanchistas y amenazas provenientes desde los más altos niveles del gobierno central, que en lo que respecta a Valencia la población llegó a confundirse en cuanto al verdadero adversario de Miguel Cocchiola, ya que el más agresivo en la contienda resultó ser el propio Nicolás Maduro. La estrategia de la desmotivación para que los valencianos se abstuvieran de votar, se interpretó como una cobardía política; "anótenlo que no regresa" de labios del mandatario, retumbó sobre la ilusión de quienes sin duda alguna votarían por Cocchiola.
No pudiéramos decir que ya todo terminó porque el enemigo es peligroso; pero sí aseguramos que los venezolanos que en cada municipio del país votaron con conciencia y la mirada puesta en Nicolás Maduro, no cederán hasta tanto Venezuela vuelva a transitar por el camino libre y democrático. Lo que en las ciudades importantes se interpreta como un descalabro para el gobierno nacional, son las señales de que la lucha continúa. El paso siguiente no tiene vuelta atrás: la derrota está anunciada.
luirgarr@hotmail.com
El triunfo de Cocchiola fue contundente y de aquí en adelante lo que se espera es el aislamiento por parte del gobierno -traducido en esa política de negación- puesta en práctica contra todos los gobernantes de la oposición. La persecución contra el nuevo alcalde no será distinta a la ya iniciada con odio y saña por parte de Diosdado, Carreño y el propio Nicolás; pero tomemos en cuenta que los electores cobran pacíficamente y aquí no termina la historia. El mandatario legal -por la decisión de quienes avergüenzan a la justicia decente- nunca ha sido fuerte, pero es un hombre de temer por sus propios complejos y ese lenguaje violento que lo retrata como un "guapetón de barrio". Admitimos que en número de alcaldías fue favorecido, pero además de quedar con el plomo en las alas en las ciudades más importantes, hoy se visualiza una extraña confrontación entre "maduristas y chavistas", con impacto resaltante en la propia tierra del líder difunto y precisamente el día de la lealtad.
Vienen días muy difíciles para los venezolanos. Un gobierno intransigente y dispuesto a no rectificar su política de represión empeorada con la incondicionalidad de las instituciones, la inflación a niveles impresionantes, mayor desabastecimiento y un desempleo inimaginable producto de la estampida de los inversionista. Las consecuencias de una crisis de esta naturaleza son impredecibles, no solo por lo que a primera vista se expresaría en una explosión social sino por la debilidad en que hoy se encuentra el régimen y por la mentalidad represiva de sus actores.
En un clima de sosiego donde la democracia dicta la pauta, un proceso similar al que acaba de culminar -pero sin fechorías ventajistas- se entendería como el refrescamiento de las ideas y el propósito de avanzar en lo que la comunidad sufragante colocó sus aspiraciones; pero está tan contaminado el debate de sensaciones revanchistas y amenazas provenientes desde los más altos niveles del gobierno central, que en lo que respecta a Valencia la población llegó a confundirse en cuanto al verdadero adversario de Miguel Cocchiola, ya que el más agresivo en la contienda resultó ser el propio Nicolás Maduro. La estrategia de la desmotivación para que los valencianos se abstuvieran de votar, se interpretó como una cobardía política; "anótenlo que no regresa" de labios del mandatario, retumbó sobre la ilusión de quienes sin duda alguna votarían por Cocchiola.
No pudiéramos decir que ya todo terminó porque el enemigo es peligroso; pero sí aseguramos que los venezolanos que en cada municipio del país votaron con conciencia y la mirada puesta en Nicolás Maduro, no cederán hasta tanto Venezuela vuelva a transitar por el camino libre y democrático. Lo que en las ciudades importantes se interpreta como un descalabro para el gobierno nacional, son las señales de que la lucha continúa. El paso siguiente no tiene vuelta atrás: la derrota está anunciada.
luirgarr@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario