Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

domingo, 23 de febrero de 2014

En 1669, luego de un largo proceso de censura, fue estrenada en Francia la obra de teatro Tartufo, de Moliere, quien ataca a la religión con la finalidad de desnudar a los impostores que manejan el poder político haciéndose pasar por devotos. El tema principal de la obra es la hipocresía

El Carabobeño 23 febrero 2014

Hoy y Después en Valencia

 Alfredo Fermín
afermin@el-carabobeno.com
En 1669, luego de un largo proceso de censura, fue estrenada en Francia la obra de teatro Tartufo, de Moliere, quien ataca a la religión con la finalidad de desnudar a los impostores que manejan el poder político haciéndose pasar por devotos. 
El tema principal de la obra es la hipocresía, con un ataque a quienes ejerciendo como directores espirituales, los asesores en nuestros días, son en realidad saqueadores de herencias. Era el tiempo en que reinaba en Francia Luis XIV, monarca absolutista rodeado de adulantes manipuladores que se hacían pasar por personas de moralidad intachable. Tartufo, personaje principal de la obra, es un hombre mentiroso, listo y rastrero que no duda en engañar y aprovecharse de los inocentes que creen su palabra. 
Tartufo tiene aspecto de bufón que hace reír al público, pues sus comentarios acerca de su supuesta pobreza no se corresponden en absoluto con su buen estado de salud. Es posible que si esa obra fuese representada en estos días el gobierno de Maduro la interprete como una alusión a sus actuaciones. La diferencia, con la obra de Moliere, es que en la escena venezolana hay varios tartufos que engañaron a un pueblo hasta que se les acabaron los dólares que les sobraban, después que repartían el botín para enviarlos a los bancos del exterior. 
Los tartufos criollos son expertos en excusas para justificar la ruina en que nos encontramos. Cuando ya no les dio resultado el invento de magnicidio por paramilitares recurrieron a una presunta guerra económica y cuando el pueblo se dio cuenta de que estaba siendo gobernado por un trío de inescrupulosos,  gritan desesperados que el imperio les quiere dar un golpe, para que la patria se quede desprotegida de sus salvadores. 
Tartufos En El Poder 
El cinismo es tan grande que uno de los saqueadores dicta cátedra de moralidad y honestidad, después de que logró que del tribunal de la patria desapareciera cualquier indicio sobre las maneras como obtuvo su inmensa fortuna. Como gratitud por ese favor recibido logró que al heredero de la hacienda Venezuela, le aprobaran una ley que es como una franquicia para que pueda gobernar hasta el momento en que el audaz empresario pueda dar el zarpazo para tomar el poder completo, contando con la colaboración del sector militar, donde no pudo ascender por su imposibilidad de lograr conocimientos académicos. 
El otro tartufo habla poco, se consagró con su frase “rojo rojito” y eso fue suficiente para que administre la mayor riqueza económica del país, sin tener que rendir muchas cuentas, presentándose con una imagen beatífica que ya quisieran tener San Francisco de Asís y San Antonio de Padua. 
Pero no hay dudas de que el más divertido de los tartufos es el heredero del difunto presidente, quien tiene consternados a los mexicanos, que no dan crédito a que en Venezuela surgiera un personaje que supera a Cantinflas, con la diferencia de que éste era una personalidad inteligente que hizo del disparate una expresión artística. 
Nuestro tartufo habla “pa’lante y pa’trás”. Invita a la prensa internacional a maratónicas ruedas de prensa, insulta a los medios que representan, amenaza y los acusa de causantes de sus desgracias y después afirma que eso no es con ellos. Asegura que el país está en paz, que el 90 por ciento de los estudiantes está asistiendo a clases y, al poco rato, reconoce que hay una paralización porque le quieren dar un golpe de Estado. Convoca al diálogo y al mismo tiempo insulta a más de la mitad del país que le reclama el desastre en que nos encontramos por su torpeza y carencia de conocimientos para gobernar. 
Escuche A Su Pueblo 
Estos tartufos, con sus dotes sobrenaturales de hipocresía,  llevaron al país a la quiebra económica, social y política y han influido en personas lúcidas, como el gobernador Francisco Ameliach, para que pierda la consideración de los carabobeños que lo tenían como un gobernante equilibrado. De otra forma, no habría dado una orden de fulminar a los manifestantes de acuerdo con las instrucciones de Diosdado Cabello. Y luego de que tenemos muertos y heridos, culpa a los dirigentes democráticos Pablo Aure y a Enzo Scarano de ser los responsables de la anarquía convocada por él. 
No gobernador, en Carabobo la gente ha perdido mucho pero no la lucidez. Usted no puede ordenar que se fulmine a sus coterráneos que no son chavistas y después llamar a la paz. Si hay responsables de esta amenaza de guerra civil que tenemos son la ambición de poder y la obstinación de mantener un régimen que -usted sabe- está completamente fracasado porque Nicolás Maduro no puede sostenerlo. 
El Cielo Es Para Simón 
Con el fallecimiento de Simón Díaz los venezolanos tomaremos mayor conciencia de lo que fue este inolvidable artista que elevó nuestra cultura popular a niveles de reconocimiento mundial. Tuvimos la triste experiencia de acompañarle en su última presentación en público, una noche de diciembre de 2007 en el Teatro Municipal, que presidíamos en ese momento. 
Simón iba a iniciar una gira nacional con Serenata Guayanesa, patrocinada por la empresa EPA. Llegó temprano al Teatro y lo invitamos a pasar al salón estrella, donde conversábamos siempre que él venía a Valencia. Lo notamos triste y desganado. Sin embargo le pedimos una entrevista. Cuando estábamos grabando llegó su hija Bettsimar, quien se puso molesta argumentando que debía pedirle permiso a ella. Dado el respeto que nos merecía el artista, no discutimos y apagamos el grabador. Simón salió al escenario y el público lo recibió con una salva de aplausos. Cuando comenzó a cantar La Vaca Mariposa con su deliciosa voz, de repente se quedó callado con la mirada perdida. De inmediato se cerró la cortina y la famosa agrupación continuó cantando. 

Regresamos al camerino y encontramos al maestro Simón Díaz con las manos entrecruzadas y con dos largas lágrimas que corrían por sus mejillas. El mal de Alzheimer había comenzado sus destrozos en el gran artista. Desde entonces el Tío Simón no volvió a deleitar al público que lo adoraba. Larga vida en el cielo a este amigo de Valencia quien afirmaba que el Municipal es el teatro más bello del mundo. 

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