09 octubre 2011
Jesús M. Lugo Peña || Esto es Debatible
Recuerdos de una reunión de la familia salesiana en Valencia
"Cuando el hombre ha entrado en el último tercio de la vida y siente ya dentro de sí ese molesto rechinar de piezas desgastadas por el uso y aun por el abuso, gusta de saborear el recuerdo de los tiempos heroicos, alegres y luminosos de la juventud. ¡Época feliz! ¡Qué dicha tan grande creerlo todo, presumir que todo ha sido explicado, pesado, calculado!
S. Ramón y Cajal
Hace ya varias lunas, por iniciativa de un grupo de excelentes ex alumnos del Colegio "Don Bosco" de Valencia, nos reunimos miembros integrantes de diferentes promociones y, por qué no decirlo, de varias generaciones, en los patios de nuestro querido y recordado colegio, donde transcurrió buena parte de nuestra vida en su internado.
Los convocantes, a quienes no voy a nombrar en particular para evitar susceptibilidades, se anotaron un verdadero gol ya que acudimos al evento un significativo número de la más variada pinta profesional, dando testimonio de la grandeza de nuestra excelente formación académica, ética y moral, a la que inculcaron valores inconmensurables nuestros MAESTROS.
La cita tenía entre sus fines recordar a quien cariñosamente llamábamos durante nuestros estudios "El señor Rivas". Se trata de quien más tarde fuera sacerdote -hoy retirado- y más tarde Dr. y profesor titular de una prestigiosa universidad y lleva por nombre Celso Rivas Balboa, padrino de una promoción presente en el acto.
Después de asistir en nuestra querida capilla "María Auxiliadora" a la santa misa, nos retiramos para escuchar una extraordinaria disertación filosófica de Celso ante una audiencia compuesta por ex embajadores, ex ministros, ex autoridades universitarias, ex magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, premios nacionales de Medicina, ex directivos gremiales, excelentes profesionales de la Medicina, la Ingeniería, la Arquitectura, el Derecho, ex gobernadores, lo que agradeció diciendo: "¡Qué feliz me encuentro! Así provoca dialogar. No he arado en el mar".
Para completar el magnífico encuentro, después de habernos visto las caras y los corazones recordando a quienes con pasión, dedicación, cariño y sacrificio nos formaron para la patria grande, a quienes ya se adelantaron en el camino y reposan en el Olimpo Eterno al lado de nuestro gran Dios, Don Bosco, María Auxiliadora, entre otros, nos dispusimos a almorzar en familia deleitándonos con unos pocos copetines para alegrar el espíritu. ¡Que se repita y pronto!
Muchas gracias a quienes tuvieron la tarea de la convocatoria, recordando la frase bíblica "Por sus frutos los conoceréis". Que así sea.
jesuslugopea@yahoo.es
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