Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

miércoles, 5 de octubre de 2011


AL IGUAL QUE CON EL LAGO, AHORA SI HAY QUE DEFENDER EL ATENEO Y EL SALON MICHELENA ¿Y LO QUE PASABA DESDE  EL 1991 NO MERECIA SALVAR AL ATENEO, SOBRE TODO UN HOMBRE QUE SIEMPRE HA ESTADO VINCULADO AL SECTOR Y PARTICIPA DE LA VIDA CULTURAL VALENCIANA'?
¿CUAL SERA LA VERDAD QUE MUEVE A BUGALLO. SABER, QUERER, TENER O PODER? 
SÓLO SU CONSCIENCIA Y CORAZÓN LO SABEN



El Carabobeño 24 abril 2011

Hay que rescatar el Ateneo para salvar el Salón Michelena

Alfredo Fermín

alfredofermin@hotmail.com

Desde muy niño Francisco Bugallo fue muy hábil con las manos, por lo cual sus padres aceptaron la proposición de una vecina de inscribirlo en la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena, donde lo recibió el director Humberto Jaimes Sánchez, para seguir el curso nocturno libre, porque, en el día, estudiaba bachillerato en el liceo Martín J. Sanabria.

Cuando se graduó de bachiller, comenzó a estudiar Educación. Poco tiempo después se dio cuenta de que no le gustaba ser profesor sino artista y continuó en la Escuela de Arte donde, con su amigo Marcos Cupido, logró que le dieran un pequeño espacio para tenerlo como taller.

Aprendió tan rápido que, a los 24 años, en 1983, ganó el premio Arturo Michelena del Ateneo de Valencia, por lo cual al igual que Julio Pacheco Rivas es el artista más joven que logró la consagratoria distinción.

El premio fue otorgado por unanimidad, sin discusión del Jurado, porque la obra Nocturno, cuya misteriosa belleza, como una Monalisa contemporánea, impactó a los especialistas y luego al público, desde que ingresó al Ateneo.

"Estaba en el Rectorado de la Universidad de Carabobo -recuerda Bugallo- en una feria de Arte, cuando me dijeron que estaba propuesto para el Michelena. Para mí era suficiente la admisión al Michelena. Cuando llegué al Ateneo me dijeron que había ganado el premio, aunque el jurado no había firmado el acta, por lo cual me recomendaron retirarme. Volví al Rectorado donde mi mamá y mi suegra habían llevado unas botellas de vino. Al poco rato, llegaste tú, que eras miembro del Jurado, a confirmarme la noticia. No salía de mi asombro porque ese año los candidatos más fuertes eran los maracuchos Ender Cepeda, Henry Bermúdez y Carmelo Niño".

- ¿Cómo fue el proceso de creación de esa obra tan enigmática, que admite diversas interpretaciones?

- Venía trabajando con La Gioconda, de Leonardo Da Vinci, para hacer una obra pop, en serigrafía. En esos momentos, estaba de novio con María del Pilar, mi esposa, y se me ocurrió unir las dos imágenes, colocándola a ella en la misma pose y utilizando iluminación parecida a la que tiene la famosa pintura. Surgió una imagen muy ambigua porque le dejé a mi novia el pelo suelto. Es una obra afortunada.

- Pero además le diste una forma de falo que se evidencia notoriamente en fotografías.

- Yo venía trabajando con imágenes subliminales, después de haber leído un libro sobre esa técnica en el Arte y en la publicidad, y se me ocurrió hacerlas en gran escala. Es cierto que Nocturno tiene una forma fálica escondida en el cuadro, pero que la fotografía revela por la reducción de la imagen.

- ¿Cuál es tu posición ante la toma del Ateneo de Valencia que ha paralizado a esa institución con el resto de deterioro de su prestigiosa colección de Arte Venezolana de la cual formas parte?

- Para los artistas ha sido terrible, porque nunca debió llegarse a la situación que tenemos. El Michelena está asociado al Ateneo por lo cual es difícil que sobreviva sin su espacio fundamental. Al margen del conflicto se han presentado dos salones haciendo un gran esfuerzo para organizarlos, planificarlos y conseguir los recursos.

A mi manera de ver, han sido buenas muestras, pero duele que no se resuelva el conflicto con el edificio y con la colección. De alguna manera, hay que buscar una salida que no sea violenta. Tiene que haber diálogo y consenso político por el bien de Valencia. El conflicto comenzó con la solicitud justa del pago de beneficios a los trabajadores, pero derivó en otra cosa. Entiendo que los empleados han hecho un esfuerzo para conservar la colección y los espacios físicos. Pero ellos no tienen el control de lo que sucede. Están atrapados en una situación que ellos generaron. Pienso que no tuvieron la visión para entender que su protesta iba a degenerar en algo que no es bueno para nadie.

- ¿En qué situación se encuentra la colección?

- He ido un par de veces al Ateneo. Tengo buenas relaciones con Clemente Martínez, quien está al frente de este asunto, como empleado y debo reconocerle que ha hecho un gran esfuerzo. La colección está en buen estado.

Hay rumores de que ese inmenso patrimonio se lo quieren llevar a Caracas, porque el Gobierno Nacional tiene particular interés en que así sea, porque son más de 60 años conformando una colección seleccionada y premiada por verdaderos especialistas.

La Galería de Arte Nacional, cuando estaba en el antiguo Museo de Bellas Artes, no tenía donde guardar su colección y en su nuevo edificio tampoco tiene espacios. La colección del Museo de Arte Contemporáneo es inmensa y no hay lugar para seguir albergando más obras. No entiendo lo que quieren hacer. Es un sentido, un afán por destruir unos museos que tienen historia y una razón de ser en el país.

Con nuestras diferencias y preferencias tenemos que evitar que eso suceda llegando a acuerdos razonados con la gente que está adentro. El anhelo de los artistas es que esa colección se exhiba en Valencia, en el espacio que le fue construido para ello. Lamentablemente no ocurrió así. Fue un error porque si esas obras se hubiesen exhibido, de manera permanente, se le habría dado más legitimidad y pertinencia al Ateneo de Valencia.

- ¿Seguirás siendo pintor figurativo o estás buscando otras vías de expresión?

- Siempre he sido pintor figurativo, aunque, en una breve etapa, fui completamente abstracto, casi minimalista. Mi obra figurativa tiene elementos de la abstracción en la cual busco la síntesis plástica. Hay artistas abstractos que han influido en mi obra como Mark Rotko. Soy cíclico, hay momentos en que soy más figurativo y otros en los que busco la síntesis abstracta.

- ¿La demostración de esa afirmación es tu instalación la Barca de la Medusa, presentada en el Museo de Arte Contemporáneo?

- Ese fue un proyecto de reinterpretación de la obra de Gericault. Fue un proceso largo, que se hizo con un árbol seco que estaba al lado del Palacio de los Iturriza. Pedimos los permisos pertinentes. Lo cortamos y le sacamos 36 tablas para recrear la Barca de la Medusa y un tablón muy grande en el que pinté el Cristo Muerto, de Hans Holbein. Hice una instalación pictórica donde hay tres interpretaciones de la balsa, pintadas en madera al tamaño real de 5 metros por 7. Uniendo doce tablas, de manera vertical, hice una recreación y otra horizontal también con doce tablas. La tercera interpretación la hice con fragmentos de tablas. También hice una versión en tela del mismo tamaño.

- ¿Qué representaban tantas tablas?

- Las tablas eran los cadáveres de la balsa que flotaban en el mar, ubicadas, al azar, en el piso. La tela estaba colgada detrás de lo que representa el bergantín que rescata a los náufragos. El Cristo Muerto, colocado en una sala oscura, es la metáfora de la salvación que pasa por la muerte.

En la última semana de la muestra se recogieron las tablas y se colocaron frente al cuadro, en forma de pira funeraria, simbolizando que los cadáveres se quemaron. Una parte de esta obra fue presentada en la sala de exposiciones de El Carabobeño con el título Fragmentos y Detalles porque, aquí no cabía completa no pudo venir completa.

- Con el mismo objetivo de recrear a los grandes maestros presentaste el monumental trabajo El Juicio Final. ¿Querías advertir que el fin del mundo está cerca?

- Vengo haciendo una revisión de la historia de la pintura de adelante hacia atrás. Lo que hice fue una revisión iconográfica de la obra de Miguel Angel, una reinterpretación sin usar pintura sino elementos de reciclaje y elementos no pictóricos. En vez de pintar con creyones o pintura utilicé líneas de clavo, perforaciones en el papel o en la madera y, en el fondo, coloqué picos de botella que dan tonalidad azulada y collages de revistas juveniles.

- ¿Qué estas haciendo actualmente?

- Tengo el proyecto Colección Bugallo, que es una revisión de artistas que me interesan Miguel Angel, Rafael, Caraballo, De Chirico, Van Gogh, Cezzanne. No haré obras de gran formato porque será un trabajo íntimo. Hago también un trabajo de investigación sobre el Arte Griego, no sé en que terminará esto.

UN MAESTRO RIGUROSO

Francisco Bugallo, nacido en Caracas el 2 de diciembre de 1958, el mismo año en que sus padres Francisco Fernández y Pilar Bugallo, de origen gallego, se mudaron a La Honda, en Tocuyito, fue director de la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena, cargo en el cual estuvo poco tiempo para dedicarse a su obra. Actualmente integra la directiva de la Fundación Festival del Cabriales, donde ha logrado que los salones de Arte, que patrocina esta institución del Gobierno de Carabobo, tengan una rigurosidad artística que sorprende a la crítica especializada y al público.

- Se confunde -afirma- la libertad de hacer con la contemporaneidad y eso no es así. El Arte tiene muchos caminos. Existe una forma clásica, académica de hacer bien la escultura o la pintura. Existen otras manifestaciones plásticas cuya forma no tiene nada que ver con la academia, ni con la construcción ortodoxa sino con nuevas tecnologías y elementos. Pero eso no significa que no se debe saber hacer. Si no sabes pintar, pintas mal no lo puedes convertir en Arte Contemporáneo. Si uno no sabe hacer un paisaje y lo hace de manera abstracta sin el dominio técnico eso es otra cosa.

La confusión se produce porque no tenemos buenas escuelas de Arte. Hay escuelas con estructuras académicas del siglo XIX, pero los docentes no son académicos, ni artistas contemporáneos. Tratan de enseñar arte sin tener las herramientas de uno y de otro. Hay buenos artistas y buenos docentes, pero no hay una política de enseñanza de las Artes, de manera coherente para el momento.

Un joven que, desde el primer año, se pone a hacer pinturas, rostros, bustos malhechos sin técnicas, porque le falta oficio, cree que eso es Arte porque la contemporaneidad lo permite y eso no es verdad. Un artista de ayer y de hoy tiene que utilizar bien elementos contemporáneos. Como Javier Téllez que hace con ensamblajes, instalaciones y videos técnicamente impecables.

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