Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

domingo, 4 de noviembre de 2012

"Los peores verdugos son los que tienen buen corazón"- Ferdinand Céline. (escritor y médico francés).Entrevista a Guaicaipuro Lameda por Carla Angola ( Parte I)


Globovisión 18 / 10 / 2012
Guaicaipuro Lameda en entrevista con Carla Angola: "La revolución necesita pobres a los pobres"
Guaicaipuro Lameda en entrevista con Carla Angola:
Carla Angola / www.facebook.com/carlaangolaoficial / Globovisión
"Los peores verdugos son los que tienen buen corazón"-
Ferdinand Céline.
(escritor y médico francés)

Carla Angola: Siempre recuerdo en Buenas Noches la anécdota que compartió conmigo alguna vez en la que Jorge Giordani le confesó que a la revolución le convenía mantener pobres a los más necesitados en Venezuela. ¿Podría contar con detalles esa reunión y cómo surge ese comentario? ¿Qué planteamiento o inquietud suya generó esa respuesta?
Guaicaipuro Lameda: Esto se produjo como consecuencia de que yo le venía insistiendo al presidente Chávez que le engañaban en el tema económico, ya que las proyecciones a cinco años mostraban un creciente déficit fiscal, necesidad de endeudamiento o devaluación y, por tanto, era necesario atender el tema de la producción para que Venezuela pudiera hacerse independiente de la renta petrolera, tal y como se había prometido en la campaña electoral y como me lo habían presentado en el proyecto para el cual estábamos trabajando. Era la época en que se le decía al país que nos estábamos quitando los inversionistas a sombrerazos y que el submarino estaba a flote. Sin embargo, los inversionistas venían al país y no conseguían un interlocutor válido que les explicara cuáles eran las oportunidades de negocio y se iban decepcionados porque habían invertido tiempo y dinero sin recibir nada, ¡NI SIQUIERA UN NO! Se iban con dudas y promesas vagas.
Chávez aceptó que nos reuniéramos para hablar del tema y para la reunión invitó a cuatro personas: José Vicente Rangel, Jorge Giordani, Héctor Navarro y Aristóbulo Istúriz a quienes conseguí en la sala del consejo de ministros donde se suponía que haríamos la antesala para luego reunirnos con Chávez.

Estando allí, Giordani me pregunta que de qué se trataba lo que yo le quería informar al Presidente y le respondí en los siguientes términos: "La proyección plurianual a cinco años nos indica que no vamos a tener crecimiento, será negativo, el déficit fiscal será creciente. Vamos a tener serias necesidades de endeudamiento, ya que se está perdiendo el control sobre el gasto del Gobierno bajo excusas populistas. El Gobierno no está ahorrando en el FIEM, gasta todo y engañamos al hablar de una economía creciente. Para que eso ocurra, deberían estarse construyendo galpones, edificios y toda la infraestructura que requiere la producción, y eso no existe. Si es verdad que queremos acabar con la pobreza, es imprescindible que se genere riqueza y que se diseñen mecanismos adecuados para que su distribución sea justa y equitativa, y eso tampoco lo veo". Allí Giordani me interrumpió y me dijo: "Mire, General, ¡usted todavía no ha comprendido la revolución! Se lo explico: Esta revolución se propone hacer un cambio cultural en el país, cambiarle a la gente la forma de pensar y de vivir, y esos cambios sólo se pueden hacer desde el poder. Así que lo primero es mantenerse en el poder para hacer el cambio. El piso político nos lo da la gente pobre: ellos son los que votan por nosotros, por eso el discurso de la defensa de los pobres. Así que, LOS POBRES TENDRÁN QUE SEGUIR SIENDO POBRES, LOS NECESITAMOS ASÍ, hasta que logremos hacer la transformación cultural. Luego podremos hablar de economía de generación y de distribución de riqueza. Entretanto, hay que mantenerlos pobres y con esperanza".
Allí yo lo interrumpí y le pregunté: "Ya que Usted dice 'luego', dígame cuánto tiempo cree usted que tomará hacer ese cambio". La respuesta fue inmediata: "Mire, se trata de un cambio cultural y eso toma al menos tres generaciones: los adultos se resisten y se aferran al pasado; los jóvenes la viven y se acostumbran, y los niños la aprenden y la hacen suya. Toma por lo menos 30 años".

Carla Angola: ¿Qué le respondió usted a Giordani cuando le confesó tan crueles objetivos?

Guaicaipuro Lameda: Mi respuesta no se hizo esperar: "Usted me está diciendo que esta revolución deliberadamente condena a los pobres a que vivan en la pobreza sólo para que ustedes se mantengan en el poder mientras intentan que la gente piense como ustedes creen que deben pensar. Si es así, USTEDES SON UNOS HIJOS DE PUTA Y YO CON HIJOS DE PUTA NO TRABAJO".

Giordani se molestó y me dijo: "¡No sea usted tan grosero!". Se levantó de su silla y entró al despacho del presidente Chávez. Al cabo de unos diez minutos salieron ambos y Chávez me dijo: "Lameda, me dijo Giordani que tú le faltaste el respeto".

Yo le respondí: "¡No, Presidente! Lo que yo le dije fue que si era deliberada la estrategia de esta revolución de condenar a los pobres a no salir de esa condición... USTEDES SON UNOS HIJOS DE PUTA Y YO CON HIJOS DE PUTA NO TRABAJO. Es una expresión condicionada a esta suposición que yo no acepto como válida".

La respuesta de Chávez fue otra de sus astucias: "Mira, Lameda, la cosa no es tan así como te dice Giordani; lo que pasa es que él es un idealista igual que tú. Ustedes están en los extremos. Yo creo que los ánimos están muy caldeados y así no vale la pena reunirse. Vamos a suspender y yo les aviso cuándo escucharemos a Lameda". La reunión nunca se produjo y, a partir de allí, fue muy poco lo que hablé con Chávez o sus ministros. Eso marcó mi ruptura con la revolución. Es un asunto de principios. El ejercicio del poder no puede estar por encima de la vida de la gente porque en democracia el gobernante está para servir de acuerdo con la voluntad de la gente y no para imponerle a la gente su propia voluntad.

Carla Angola:¡Gracias por contarlo, General! Me parece imprescindible que el Gobierno quede al descubierto. Y es que se insiste en que las razones de la derrota de Capriles el 7-O se deben a la "desconexión" de la oposición con los más pobres y se le condena a ser heredera de las decisiones políticas que durante 40 años ignoraron a los menos favorecidos. Lo brutal de la confesión de Giordani es que esa gente humilde e inocente confía en esta revolución y la cree su salvadora. ¿Y si supieran que en realidad, son sus verdugos?

Guaicaipuro Lameda: Yo fui a Cuba durante cinco días. Fue una visita solicitada por Fidel a Chávez por intermedio del Ministro de Industrias Básicas con doble propósito. Primero, convencerme de la necesidad que tenía Cuba de recibir ayuda desde Venezuela, y segundo, someterme a un proceso de “inducción revolucionaria”. Chávez me había presentado a Fidel en los siguientes términos: “Lameda será el Presidente de PDVSA mientras yo sea el Presidente de Venezuela”.

En la conversación que sostuve con Fidel me dijo de manera clara y sin rodeos: "Para mantenernos, necesitamos unos 4.000 millones de dólares al año. Más de eso 'estorba', la gente empieza a vivir bien y se acaba el discurso de la pobreza".

Lo que me dijo Giordani confirma que ese mismo concepto fue trasladado a Venezuela. Desconozco cuál es la cantidad más allá de la cual el dinero estorba aquí. Pero lo cierto es que por eso se regala la plata al exterior sacándole doble provecho: "Se quema el dinero" y se compra apoyo y silencio político internacional. Por eso se le ha pagado a las transnacionales para que se vayan. Así no hay producción nueva sino que se usa el dinero para hacernos dueños de un negocio que ya existe. Esa es la misma razón por la cual se derrocha dinero en satélites que financian, en realidad, la investigación y desarrollo de los chinos, quienes ganan en su carrera contra “el imperio”, mientras Venezuela les sirve de base de apoyo para una posible penetración continental en el largo plazo.

La estrategia político-económica para mantenerse en el poder es fácil de explicar. Primero, el Gobierno se declara defensor de los pobres con dos intereses: Ser el adalid y semi-Dios de los pobres y derrotar al adversario. En este sentido, la revolución divide al país en dos toletes: sus amigos, los pobres; sus enemigos. “escuálidos, majunches, oligarcas, golpistas, pitiyankees” o como convenga llamarlos según la circunstancia. Su estrategia atiende a los pobres desde el estrato E hacia arriba, el estrato D y algo del C. A esta gente que siempre fue pobre, se le “regala” lo que nunca tuvo y lo que nunca le daría nadie con una política sensata de educación, que más bien querría darles herramientas para valerse por sí mismos y no depender del Estado. Eso tomaría tiempo, así que la revolución se lo da de inmediato. Es muy fácil contentar a gente con tantas penurias. Se les convence de que su mayor riesgo es perder lo que ahora tienen. Se destinan los recursos para ellos y se pasa una “raya” a partir de donde están los enemigos: sector C, B y A. Procurar satisfacción a estos sectores es más costoso, así que se les dedican más bien privaciones a fin de provocarlos y mantenerlos como un enemigo del gobierno y, en consecuencia, enemigo de los únicos amigos del gobierno: los pobres.

Fíjate el mensaje que se está dando en este momento con Nicolás Maduro: con Chávez un chofer de autobús puede ser Vicepresidente. Con Capriles algunos decían que la oficina de Maduro sería el autobús del progreso para que él lo manejara. Es como cuando la señora de la casa le dice a su amiga: “Voy a la peluquería a hacerme las uñas porque parezco una cachifa” y la señora de servicio está allí, a su lado, oyendo y haciéndole el almuerzo.

El gobierno se ha aprovechado de esos errores culturales para alimentar el odio hacia esas clases y, por unos pocos, todos pagan.

Carla Angola: El 7 de octubre existían más de 5.2 millones de personas en estado de total dependencia económica con el Estado (de dos o más fuentes). Al leer sus respuestas, podrían plantearse: me dice que el gobierno quiere que siga siendo pobre, pero en realidad me da dinero para vivir. ¿No es una contradicción? General, ¿cómo hacerles entender que lo correcto es que el Estado genere empleo y más oportunidades académicas para que logren algún día ser independientes y superarse a través del trabajo digno, no a través de una dádiva o por su lealtad a un hombre?

Guaicaipuro Lameda: La táctica es que te ofrecen vivir mejor desde ya, te regalan lo básico que necesitas y te prometen a futuro, para algún día. Esa promesa es como la lotería: pocos se lo sacan pero muchos lo juegan.

El elemento vitalizador de la esperanza es el proceso electoral. Es allí donde se afinca la revolución para dar, prometer y remolcar. Recuerdo que en el revocatorio PDVSA otorgó 600 millones de dólares de crédito a los campesinos. En ese entonces yo era copropietario de una finca en Guárico. A algunos le dieron maquinaria a crédito, a otros le dieron insumos a crédito, a otros le dieron un tremendo negocio (venderle a los campesinos los insumos que compraron a crédito). El Gobierno estaba seguro de que ninguno de ellos se convertiría en un verdadero productor. Entregaron todo fuera de tiempo de siembra. Y para ser aún más perversos... Cuando los productores íbamos a buscar insumos, sencillamente no había. Eso generó un mercado informal de insumos donde los “campesinos pobres” revendieron los insumos a los “productores ricos”. Además el gobierno congeló el precio de los productos, esto dejaba “tablas” al productor ya que para tener utilidad, había que comprar en el mercado “informal de insumos”. Por su parte, el PSUV tenía la lista del llamado 1x10 de todos los que recibieron créditos. Los cabeza de lista eran responsables de llevarlos a votar en el mismo camión donde los llevaron a buscar los insumos. De estos hay muchos ejemplos.

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Esa es la misma denuncia que se hace en estas elecciones presidenciales 2012. Más de ocho millones de venezolanos están inscritos en la Misión Vivienda. Se comenta que se les pasó lista, se les fue a buscar a sus residencias y se les llevó a centros de votación dispuestos sólo para ellos.

Continúa el General: Esto que parece una contradicción es una clara pero perversa estrategia. Los planteamientos de la gente de estratos D y E andan en el orden de:

1. "La oposición me habla del futuro para mis nietos. No entienden cómo vivimos y que ni siquiera tenemos para darle de comer a los hijos. Sin hijos, ¿qué vamos a hablar de nietos? Chávez me da el día a día para mis hijos”.

2. “Me dicen en la oposición que debo tener paciencia, pero a mí eso se me agotó, eso está bueno para los jóvenes. Para mí, el futuro es hoy, porque mañana puedo estar muerto. A mí ya se me acabó el tiempo para tener paciencia. Chávez me da lo del día, la pensión, las medicinas, comida barata y mucho amor”.

Estos comentarios los recogí en reuniones de trabajo con ancianos pensionados quienes no estaban incluidos, ni siquiera en el sistema de pensiones o no cobraban a tiempo, y de madres quienes esperaban ayuda de los programas sociales del gobierno.

Carla Angola: Usted ha revelado los planes de Chávez: sentenciar a los pobres a no salir nunca de esa condición y que sigan votando por él sólo por miedo a perder lo poco que les ha dado. ¿Qué otra señal tan alarmante como esta le habría confirmado la ausencia de ética política en este Gobierno?

Guaicaipuro Lameda: Recuerdo un par de cosas. Una, la existencia del grupo Garibaldi (cofradía de exprofesores comunistas de la UCV. Se dice que Jorge Giordani es el jefe. El año pasado el General Carlos Peñaloza los vinculó con la supuesta estafa de 500 millones de dólares al Fondo de Pensiones de Pdvsa.

Parecía operar tras bastidores. Hice una investigación al respecto, preparé un expediente y se lo entregué a Chávez en momentos en que su padre estaba hospitalizado en Clínicas Caracas. Su respuesta me puso en alerta: “Lameda, tu estás viendo cosas que parecen lo que no son”.

Garibaldi es comunismo puro. La investigación y la actitud del Presidente me hicieron ver que había una agenda oculta, que se hacían y decían cosas que eran embuste sólo para engañar y ganar tiempo. Por ejemplo, recuerdo que estábamos elaborando el presupuesto de la nación para el año 2.000 y faltaban 750 millardos de bolívares en ingresos. Sugerí que hiciéramos una revisión del gasto y Giordani se negó, propuso más bien que se incluyera en el presupuesto un ingreso por ese monto como resultado de la privatización del sector eléctrico. Así se hizo y el mensaje que quedó fue que el Gobierno estaba dispuesto a la privatización. Lo demás es historia. No hubo privatización, se generó un déficit de ingreso y más adelante el gobierno se apoderó de la electricidad de Caracas. En la guerra militar siempre se prepara un plan para engañar al enemigo. Ese concepto ha sido muy bien trasladado al ejercicio de la política en Venezuela. Así opera el gobierno de Chávez. Engaña para distraer, ganar tiempo y posicionarse de mejor manera. Luego sorprende.

Otro ejemplo es el resultado de una investigación que venía de la época del Gobierno de Caldera, era sobre unos fondos (si mal no recuerdo eran 300 millones de los viejos). Aparecieron depositados en la cuenta de ahorros de una señora que trabajaba como servicio doméstico. La investigación concluyó cuando Chávez ya era Presidente.Se publicó en un periódico de circulación nacional con copias de cheques y demás soportes que fundamentaban ese resultado y vinculaban a militares de Chávez, pero activos en puestos administrativos ya desde gobiernos anteriores.

Los involucrados habían sido los directores de finanzas del Ministerio de la Defensa y del Ejército y gente de la más alta confianza del Jefe de la Casa Militar y yerno del presidente Caldera. Me imaginé que serían castigados con todo el peso de la ley, pero no fue así. Sólo el General Orlando Navas Ojeda fue destituido del cargo que ocupaba como Viceministro de Agricultura y Alimentación. Los otros fueron “perdonados” y ahora eran de la más alta confianza de Chávez. Me refiero a Víctor Cruz Weffer y Lucas Rincón Romero. Yo no lo lograba entender hasta que me enteré de que esos y otros recursos los habían dispuesto para enmascarar el apoyo financiero que le dieron a Chávez desde el Ministerio de la Defensa y el Ejército, para hacer proselitismo político y campaña electoral. 

De allí en adelante, me dio mucha tristeza ver cómo la revolución comenzó a operar al estilo de la mafia: te involucras en asuntos hechos de manera ilegal y después no tienes salida, so pena del castigo de ley. Así, los que se quedan trabajando con la revolución no tienen más opción que seguir operando al margen de la ley y, a su vez, sacando provecho propio y guardando los secretos de sus camaradas para protegerse a sí mismos. Este contubernio y agavillamiento revolucionario creció a tal punto que han reventado dos casos emblemáticos porque tienen que ver con la administración de justicia: el del Magistrado Luis Velazquez Alvarray y el de Eladio Aponte Aponte. Este par guardó bastantes secretos para protegerse en caso de retiro forzado.

Carla Angola: El Gobierno condena a los ricos y le dice a los pobres que los "burgueses" ¡les quitaron todo! Los funcionarios de esta revolución son fieles a esa sentencia de ¿ser rico es malo? Usted que estuvo tantas veces cerca del Presidente y su gente, ¿diría que sus costumbres son modestas, austeras?

Guaicaipuro Lameda: No son nada austeros, todo lo contrario. El pobre lo que ve es que hay una clase política que se parece a él (la mayoría de los funcionarios de este Gobierno no terminó sus estudios, tienen poca preparación, son seres humanos que cometen muchos errores) pero que tiene mucho poder y utiliza ese poder para "defenderlo" del rico a quien se le ridiculiza permanentemente.

Así el líder pasa a ser el ÍDOLO. Para los pobres ese ídolo merece todo lo que tiene o lo que ostenta porque es quien “parte y comparte”. Para el resto del país eso es una aberración. Esta dicotomía se convierte en otra fuente de confrontación: los pobres se autoconvencen de que los ricos se quieren meter con su protector porque no los deja hacer más riqueza. Concluyen: para que lo tengan los ricos, mejor es que lo tengan los nuestros, el Gobierno. Recuerdo una expresión hecha por un "revolucionario" en una reunión de trabajo: "Ahora el tambor de melaza está en nuestro potrero para que se la coma nuestro ganado".

Carla Angola: ¿Qué opina sobre la llamada boliburguesía? Estando dentro del monstruo, ¿vio esas prácticas? ¿Era tan evidente como se cree el enriquecimiento de los funcionarios de este Gobierno?

Guaicaipuro Lameda: Hasta 2002, creo que existió de manera discreta, se estaba conformando el entramado y no era tan evidente. Todavía Chávez hablaba de acabar con la corrupción y decía: "Mientras más cerca esté, más duro le voy a dar” (a la corrupción). Luego, comenzaron a aflorar los casos. El plan bolívar 2000 fue uno de los primeros. Lo que ocurrió ya te lo conté. Se generó la solidaridad automática porque todos los “sedientos de plata” se habían metido también en ese pozo y no tenían salida.

No se pierda la segunda parte de esta plática que sostuve con el General Guaicaipuro Lameda.

Continuará...

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