A 150 años de su nacimiento
Arturo
Michelena sigue siendo el más
universal pintor de Valencia
El artista fallecido a los 35 años fue el primer venezolano en ganar un premio en Francia y dejó una obra cuya belleza plástica sigue impresionando
El Carabobeño 23 de junio 2013
Alfredo Weber
Una de las grandes luminarias de la pintura venezolana, en la segunda mitad del siglo XIX, lo constituye sin duda alguna Francisco Arturo Michelena, quien nació en Valencia, el 16 de junio de 1863 y falleció en Caracas, el 29 de julio de 1898.
Pasó Arturo su infancia en su ciudad natal y en 1883, a los veinte años, expone, La Entrega de la Bandera, en ocasión de la Exposición Nacional de Venezuela, que se llevó a cabo en la Academia de Bellas Artes de Caracas, para conmemorar el primer centenario del natalicio del Libertador. Interesa destacar ciertos aspectos cronológicos que desempeñaron especial papel en la breve vida de Michelena, tomándose en cuenta que el artista murió a los treinta y cinco años de edad.
Estudió y trabajó en París durante seis años. Su primera estada en París fue de cuatro años, cuando, al iniciarla contaba veintidós años. La segunda tuvo lugar de 1890 a 1892. Su primera permanencia le sirvió para iniciarse verdaderamente en los menesteres pictóricos, ya que hasta entonces sus conocimientos habían sido por demás relativos, pues la propia ciudad de Caracas, el principal centro de difusión artística de Venezuela, le era prácticamente desconocida.
Su infancia, su adolescencia y sus balbuceos pictóricos los tuvo en su Valencia natal, al lado de su padre, su primer maestro; era por lo tanto, casi un aprendiz el que llegó a París, para caer en manos de Jean Paul Laurens, quien en el curso del tiempo habría de moldear poderosamente su personalidad artística. “Entre 1885 y 1889 se formó, se estructuró y se desarrolló su técnica. Durante ese breve tiempo su fama alcanza niveles internacionales, como posiblemente ningún otro pintor nuestro”. (Calzadilla, 1973).
Sus cuadros merecieron ocupar los sitios más destacados del más importante centro artístico de Francia como lo era para entonces el Salón de Artistas Franceses. Carlota Corday, le valió a Michelena una Medalla de Oro de Primera Clase, Pentesi- lea” dos años después fue expuesta al lado de los grandes maestros de la pintura oficial, en el centro más destacado del Palacio de los Campos Elíseos. Esta sucesión de éxitos, en tan corto período, fue interrumpida de pronto con el fallecimiento del artista. La obra de Michelena se llevó a cabo en el corto transcurrir de aquellos trece años.
En tan breve tiempo dejó indeleble prueba de su talento, especialmente en lo que se refiere a temas de carácter venezolanista. Parecería que su atención estuvo principalmente dirigida a interpretar los sentimientos complejos, diversos y variados, desde el lúgubre ambiente de miseria de La Caridad, hasta la tensa angustia familiar de El Niño Enfermo, complaciéndose de paso en el lujuriante descanso de la Joven Madre. El ser humano, la figura humana, fue tema descollante y esencial de su pintura.
Dentro de la amplia galería de figuras a las cuales dio vida el pintor, sin embargo, se observa que sus mayores aciertos los logra al tratar los temas de su patria, al pintar a sus compatriotas. Es entonces cuando su pintura se hace venezolana al crear Vuelvan Caras, Miranda en la Carraca, Bolívar en Carabobo, Muerte en Berruecos, Desván de un Anticuario. En estos lienzos se encontrará una fibra recóndita en la cual el artista vibra al unísono con el sentimiento del pueblo y es cuando su obra, en verdad, se transmuta en símbolo popular y nacional. El artista parecería engrandecerse cuando se troca en narrador histórico. Narrador doblado de pintor, capaz de transmitir su mensaje cargado de emoción.
Con la perspectiva de los años, puede considerarse que las obras más importantes de Michelena son las que narran episodios de nuestra historia patria, pues a través de ella, vibran condiciones plásticas que han debido surgir en su interior como aguijoneadas por la propia temática del relato. El pintor areció al darse cuenta de que delante de él existía una función específica por realizar, en referencia, por lo cual se le vio estudiar a Bolívar, Miranda, Sucre, Cedeño, Pedro Camejo y otros. Como Tovar y Tovar, Michelena dejó un hondo mensaje de carácter popular que sirvió para dar impulso como nunca antes lo habían recibido, a las actividades plásticas.
Cuando Michelena regresó por primera vez de Francia, después de su estadía inicial en París, fue aclamado en Caracas y en Valencia como un héroe. Sus lienzos fueron expuestos en lugares especiales, para facilitar el acceso a un público muy numeroso que deseaba admirarlos. Eran la expresión de un arte anecdótico capaz de llegar a las más tiernas fibras de la sensibilidad popular y de conmoverlas profundamente.
Aquel pintor muerto tan joven tuvo el don de expresarse en un lenguaje plástico que hizo comprender a nuestras gentes cosas sublimes, con las cuales el pueblo identifica hoy su sensibilidad artística
El Carabobeño 23 junio 2013
Huellas y cicatrices de Ramón Belisario
El reconocido artista expondrá su obra reciente, en la sala Aldemaro Romero de San Diego, el próximo sábado a las 5 pm
“Huellas y cicatrices” se titula la exposición que, el pintor Ramón Belisario, inaugurará el próximo sábado 29 a las 5 de la tarde en la sala Aldemaro Romero, de la dirección de Cultura de la Alcaldía de San Diego.
La obra de este artista, nacido en Chaguramas, estado Guárico, en 1948, es la de un creador, dotado de sentimiento poético y de rigor para la enseñanza y la investigación, que ha podido pasar, con la misma maestría, de la figuración a la abstracción, conservando los valores plásticos, de acuerdo con la observación de Freddy Villarroel Lárez.
Belisario, egresado de la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena de la cual fue director, ha desarrollado una obra pictórica que ha mostrado individualmente y en salones donde le han sido concedidos prestigiosos premios como el Andrés Pérez Mujica del Ateneo de Valencia.
El alcalde Enzo Scarano y la directora de Cultura de la alcaldía de San Diego, Beatriz Bolívar han dado el mayor respaldo a esta exposición para reconocer la obra y la trayectoria de Ramón Belisario como uno de nuestros artistas más destacados como creador y como docente. La sala Aldemaro Romero está situada en la urbanización Valle de Oro a cien metros de la Universidad José Antonio Páez. (AF)
No hay comentarios:
Publicar un comentario