Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

domingo, 16 de junio de 2013

La Cueva de las ratas...

El Carabobeño 16 junio 2013

Hoy y Después en Valencia

ALFREDO FERMÍN
afermin@el-carabobeno.com
Ha llamado la atención la solicitud, que hizo el Ateneo de Valencia a la alcaldía de fumigar sus espacios y sus alrededores contra las ratas. Esa información, nada destacada en los medios, puede indicar que los roedores se comieron o se están comiendo una de las mayores colecciones de arte que existe en el país, víctima de la arbitrariedad de quienes creen que un proceso revolucionario debe también destruir la cultura. 
El simple hecho de que se pida desratizar, a la alcaldía, indica que el venerable Ateneo de Valencia está en un estado deplorable, por el abandono en que se encuentra, desde el 7 de junio de 2007 cuando sus instalaciones fueron tomadas, con el pretexto de defender los derechos de sus trabajadores. 
Con   esa   acción,  respaldada   por  el  gobernador  Luis  Felipe Acosta Carles y sus organismos policiales, se cometió un atropello nunca visto en contra de la cultura valenciana. El presidente de la institución, el destacado novelista José Napoleón Oropeza, fue agredido y, al igual que a los demás integrantes de la junta directiva, se les impidió el ingreso al edificio, construido por colaboración popular e inaugurado en 1954, para la celebración de los 400 años de Valencia. 
En un gobierno, donde el Poder Judicial está condicionado a las decisiones del Poder Ejecutivo, las demandas que se hicieron, ni siquiera, tuvieron respuesta. No se tomó en cuenta que el Ateneo de Valencia es una asociación de derecho privado de carácter cultural, no partidista, ni religioso, sin fines de lucro, con personalidad jurídica y patrimonio propio. El estatuto establece, además, que la duración del Ateneo de Valencia es por tiempo ilimitado y que perdurará mientras existan tres miembros regulares que cumplan lo estipulado en el estatuto.
INVASIÓN CULTURAL
El proceso de expropiación del Ateneo o de invasión se inició con el pretexto de que a los trabajadores les adeudaban prestaciones sociales, por lo cual se dijo que era un movimiento laboral. No, era una acción política bien orquestada para destruir a uno de los centros culturales históricos del país. 
Hubo promesas de que se pagaría todo lo que se debía a los trabajadores que, seis años después, aún esperan el cumplimiento de lo prometido. Los promotores del acto vandálico, los dejaron solos una vez que lograron altos cargos en organismos culturales nacionales y hasta internacionales, apoyados por el crítico Juan Calzadilla, director de la Galería de Arte Nacional, quien siempre estuvo interesado en que la prestigiosa colección de Arte del Ateneo estuviese en museos de Caracas, los cuales, de paso, están abandonados y degradados.
FALTA DE VOLUNTAD
Con el cambio del gobernador Acosta Carles, se esperaba que el gobernador Henrique Fernando Salas interviniera e impusiera su autoridad para rescatar el Ateneo. Pero, siempre con el argumento de la necesidad de un diálogo con los presuntos tomistas, se le pasó el tiempo y la situación se agravó.
A la nueva junta directiva del Ateneo, presidida por Elis Mercado, ex rector de la Universidad de Carabobo, no se le ha permitido registrar la elección, en una notaría pública, para darle carácter de legalidad. Por su parte, el Ministerio de la Cultura regaló, como si se tratara de su propiedad, los inmuebles y la colección de arte a uno de sus organismos.
El prestigioso centro cultural, cuyas actividades estaban dirigidas a toda la colectividad, se convirtió así en un centro de activismo político en el que se menosprecia la obra creativa de nuestros grandes creadores para complacer los gustos de los jerarcas gubernamentales, cuya falta de formación académica los hace creer que el folklore solo forma parte de la cultura nacional. 
LO QUE SE PIERDE
El Ateneo de Valencia tenía una colección de arte estimada en más de 1.600 obras, provenientes de los premios adquisitivos del Salón Michelena, adquisiciones y donaciones entre las cuales se cuentan cuadros de Arturo Michelena, Alejandro Otero, Luisa Elvira Zuloaga, grabados y serigrafías de Jesús Soto, Carlos Cruz Diez, José Luis Cuevas, Fernando de Szislo y otros grandes artistas latinoamericanos. A ese inmenso patrimonio artístico se agregaba una colección de libros antiguos, enciclopedias de arte, literatura, filosofía y de periódicos regionales entre ellos la edición completa de Don Timoteo, uno de los primeros semanarios de Valencia a comienzos del siglo XX. 
Se ha insistido en que, quienes tienen la responsabilidad de ese patrimonio artístico, muestren en qué situación se encuentra o lo que queda de él. No debe estar en muy buenas condiciones, después de tantos años arrumado en un sótano sin las condiciones especiales exigidas para la conservación de las obras de arte. 
A QUIEN PUEDA INTERESAR 
El Estado está en la obligación de proteger y rescatar ese invaluable testimonio de la cultura venezolana que diversas generaciones de valencianos fueron conservando para enriquecer nuestro patrimonio.
El gobernador Francisco Ameliach debería interesarse por lo que está pasando en el Ateneo, como auténtico valenciano, para demostrar que aprecia y respeta lo que es propio de su ciudad.
El hecho de que se haya solicitado una fumigación, para el Ateneo, puede indicar que las ratas hicieron de las suyas con el patrimonio artístico o que se les piensa atribuir -a éstos roedores- la desaparición de obras emblemáticas del Arte Venezolano.
El gobernador podría, también, ser el conciliador entre las partes en pugna y lograr un acuerdo para la continuidad del Salón Arturo Michelena, creado en 1943 en honor al más grande pintor de Valencia de todos los tiempos, por decreto del presidente del estado Carabobo, Tomás Pacaníns. Desde entonces, ese premio ha sido otorgado por el Gobierno de Carabobo, con excepción del tiempo en que fue gobernador Luis Felipe Acosta Carles. No cremos que el gobernador siga este ejemplo que tan malos recuerdos dejó en Valencia.
Precisamente, este domingo, se están cumpliendo 150 años del nacimiento de Arturo Michelena y, en momentos en que Venezuela necesita exaltar y tener presente a sus valores, se nos olvidó el detalle.

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