El Carabobeño 23 junio 2013
Hoy y Después en Valencia
Alfredo Fermín
afermin@el-carabobeno.com
El domingo 6 de junio se cumplieron 150 años del nacimiento de Arturo Michelena en esta ciudad de Valencia. El sesquicentenario de uno de los grandes maestros del Arte Venezolano, pasó como se dice “por debajo de la mesa”. En otras ciudades y en otros tiempos, habría sido motivo de entusiastas celebraciones, por la honra de tener, entre nuestros paisanos, a un artista cuya obra, a medida que pasa el tiempo, se ha universalizado y revalorizado como se demuestra cada vez que hay una subasta de arte latinoamericano en las grandes capitales del mundo.
En Valencia, Michelena es reconocido como uno de nuestros próceres civiles y su memoria debió ser festejada. Su nombre lo llevan avenidas, la urbanización Michelena, el aeropuerto internacional Arturo Michelena, la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena y el histórico Salón de Artes Arturo Michelena del Ateneo de Valencia, cuyos invasores pretenden cambiarle el nombre por el de museo, a pesar de que la Alcaldía de Valencia ha ratificado que, quienes lo ocupan, pidieron una fumigación para detener la destrucción que están haciendo las ratas, en los depósitos donde están arrumadas centenares de obras sin ningún tipo de protección.
Valencia tiene el privilegio de conservar “El Libertador en Carabobo”, una de las obras maestras de Arturo Michelena que, a decir del experto crítico Juan Rohl, es el retrato más hermoso, jamás superado, de Simón Bolívar en el que el héroe está “con la serena nobleza que corresponde a un retrato oficial. Todo en él impone respeto, por la amplitud de la composición de una serenidad casi olímpica”.
La joya del Capitolio
Este cuadro de 2,36 x 3,00 metros, se conserva en el Capitolio en el Salón de los Gobernadores después de haber superado percances que pusieron en peligro su integridad. Cuentan que cuando el dictador Juan Vicente Gómez lo vio dijo que esa obra debía estar en el palacio de Miraflores por lo cual ordenó que se la llevaran para Caracas. Pero gente de su entorno, de aquí de Valencia , lo hicieron desistir diciéndole que el cuadro es tan grande que no había forma de trasladarlo sin que se dañara.
Desde que lo trajeron de París, donde Michelena lo pintó en 1888, el cuadro ha estado en el Capitolio. Estuvo en el Salón Bolívar donde sesionaba la antigua Asamblea Legislativa que en los años 80, fue mudada a la sede actual en la Zona Industrial.
Desde esa época, como periodista que cubría la fuente política y parlamentaria, mantuvimos una campaña insistente sobre la necesidad de restaurar ese cuadro que se encontraba deteriorado hasta que en 1985, la Asamblea presidida por Francisco Rosales suscribió un contrato con representantes de la Galería de Arte Nacional para la restauración. Los minuciosos trabajos se efectuaron en el mismo Salón Bolívar entre agosto y noviembre de 1985.El equipo restaurador lo integraron los expertos profesionales Alba Lucía Guerrero, Consuelo Perelli y Antonio Escobar. Los trabajos costaron 207 mil bolívares, de los viejos, cantidad que se consideró demasiado elevada
Alba Lucía Guerrero informó a El Carabobeño, en la edición del 2 de diciembre de 1985, que el cuadro estaba a punto de perderse por cuanto el lienzo estaba deshaciendo como consecuencia de los daños que sufrió la obra durante intervenciones que se le hicieron en 1938 y en 1955. Los primeros trabajos, según testimonios de la época, estuvieron a cargo de los pintores Carlos Otero y Luis Alfredo López Méndez. Los segundos fueron realizados con motivo de las fiestas del cuatricentenario de la ciudad, pero no quedó constancia sobre quiénes lo efectuaron.
Comprobado el deterioro, a través de rayos infrarrojos, la obra fue desmontada de su artístico marco. Se procedió al reentelado a la cera, técnica indicada por la Unesco para la restauración de obras de arte en zonas tropicales. La parte posterior del cuadro fue limpiada y fueron eliminados parches, que se le habían pegado en intervenciones anteriores para tapar roturas. La obra fue puesta luego sobre un bastidor de lino puro al que se le hizo un planchado para eliminar arrugas. Efectuado este trabajo siguió el proceso de develado de la capa pictórica para limpiarla y barnizarla, con la finalidad de garantizar su protección .
Casi se pierde
En 1986, el cuadro salió, por primera vez del Capitolio para formar parte de la retrospectiva que organizó la Galería de Arte Nacional, GAN, en Caracas, para celebrar los 10 años de su fundación. En realidad, la obra no pudo ser apreciada en todo su esplendor debido a que el antiguo Museo de Bellas Artes no cuenta con paredes tan altas para destacar la monumentalidad de la obra.
El cuadro regresó a Valencia y fue llevado al Museo de la Cultura para completar una muestra de la colección de Michelena, propiedad del Banco Industrial de Venezuela. Concluida la exposición , el banco dejó el cuadro tirado en el suelo de aquella edificación. Desde esta columna , alertamos a la opinión pública sobre la vergonzosa situación en que se encontraba la obra maestra. El gobernador Oscar Celli Gerbasi, diligentemente, ordenó la protección del cuadro. Como no había a dónde llevarla, el general Carlos Santiago, comandante de la 41 Brigada lo llevó al Fuerte Paramacay.
Allí fue reparado y mantenido, en calidad de custodia y préstamo, hasta 1988 cuando regresó al salón de sesiones de la Asamblea Legislativa. Poco tiempo después este organismo se mudó a la Zona Industrial. Y, cuando el Capitolio fue restaurado completamente, el gobernador Henrique Salas Römer dispuso que se colocara en la antigua capilla del convento de las Carmelitas, que funcionó en ese edificio antes de ser destinado a la sede del gobierno de Carabobo en tiempos del presidente Guzmán Blanco.
En ese, elegante espacio, bautizado Salón de los Gobernadores, luce espléndido el majestuoso retrato del Libertador pintado por Arturo Michelena para su ciudad. Habiendo pasado 28 años de su restauración, es necesario que vuelva a ser sometido a estudios especializados que permitan su conservación para mostrarlo permanentemente a nuestro pueblo. Ojalá que se tome en cuenta esta proposición de un periodista pendiente, como un guardián, del patrimonio artístico y cultural de Valencia.
“Taxi”, para divertir, la obra del inglés Ray Cooney vuelve a Valencia, para presentarse el próximo viernes a las 8 de la noche, en el gran salón del hotel Ucaima que será convertido en un teatro bar. La obra dirigida por Juan Souki será protagonizada por Roberto Lamarca -el doctor Valerio de “Por Estas Calles”- ; Guillermo García -protagonista del exitoso film “Azul y No Tan Rosa”-; Sonia Villamizar, María Antonieta Duque, Dayra Lambis, César Bencid y Augusto Nitti. La pieza cuyo argumento es la infidelidad hace reír y reflexionar sobre lo que debe ser la honestidad. Más información por el teléfono 58 414 4117969
El Simón Bolívar IMPUESTO por Hugo Chávez...Sin comentarios...
Esa pintura del maestro Arturo Michelena deberia estar a la orden del pueblo Valenciano para que pueda ser apreciada por todos.
ResponderEliminarGracias de antemano