LA CASA DE LA ESTRELLA
Pese a la protesta del Centro de Historia del Estado Carabobo por el derecho que tiene sobre la Casa de la Estrella como sede permanente, el Gobernador Henrique Fernando Salas Feo procedió a inaugurarla el pasado Domingo 19 de Septiembre en un acto oficial que, si bien estuvo concurrido, fue ignorado por muchas personas que sintieron que esa fue una muestra más de la distancia que separa al sector gubernamental del cultural, cuando el primero quiere imponer sus criterios sin tomar en cuenta los liderazgos naturales que se han formado en torno a las variadas disciplinas intelectuales y artísticas que abarcan cada una de ellas su área de influencia, en correspondencia con todas las otras, sin otra recompensa que la de participar en los círculos con los que se es afín.
Se trata simplemente de que el Centro de Historia fue despojado de su inmueble legítimo para que el Museo Casa de la Estrella pueda instalarse en él. No es una nimiedad lo que se discute, sino más bien la profundización de un conflicto que se planteó desde el momento en que el Gobierno Regional pretendió dejar sin efecto ya desde el año 1996, por el simple hecho de haber sido el que costeó los gastos de restauración de la célebre casona, el acuerdo de la Asamblea Legislativa que creó el Centro de Historia en el año 1979 y se lo entregó a los historiadores para que fuera su sede permanente, firmándose 10 años más tarde el contrato de Comodato entre el Gobernador de entonces, Prof. Pablo González y el Presidente del Centro Luís Cubillán Fonseca. Muy poco de la historia de Valencia se ha guardado y, si algún mérito tienen los historiadores es el de saber apreciar lo viejo, inmersos como están en el estudio del pasado. Ellos cuidaron esa casa, impidiendo en una ocasión de la que hay testimonio fotográfico, que la derribara la picota del progreso.
La comunicación enviada al Centro de Historia para informarle que ya no tenía ningún derecho sobre el inmueble es imperiosa, argumentando razones económicas porque el Estado es el que tiene los recursos y el que puede costear los gastos de mantenimiento, siendo además el que pagó la restauración. Es cierto que los trabajos realizados han sido magníficos y que la casa recuperó su originalidad, pero es injusto que los historiadores no puedan sesionar en ella porque no tienen dinero propio para sostenerla. Por nada valen los subsidios que el Estado hace a los entes públicos o privados sin fines de lucro, si se les considera incapaces de administrar con probidad las instituciones que representan.
Eso quiere decir que 30 años de asociación de un grupo de personas que figuran en la intelectualidad carabobeña, a la que pertenecieron Monseñor Luís Eduardo Henríquez, el Dr. Fabián de Jesús Díaz, Don Torcuato Manzo Núñez, Felipe Herrera Vial, Luisa Galíndez, Alfonso Marro, Dr. Adolfo Blonval López, Dr. Ignacio Belleza, Arturo Machado y otras distinguidas personalidades del pasado y del presente se echan a un lado, cediéndoles por un tiempo determinado un espacio en la parte de atrás de la casa para !as dependencias administrativas. En ese espacio trasero están la biblioteca y hemeroteca bien dotadas y organizadas, así como la galería de retratos de los miembros de la Academia fallecidos donde se hacen los actos de incorporación de nuevos miembros, sin poder usar el besan salón de la Casa de la Estrella porque así lo decidió Fundapatria.
No logro imaginarme como podría llevarse un problema personal al plano institucional, o como puede tratarse en pequeño un asunto que tiene que ver con lino de los inmuebles más antiguos e históricos de Valencia y del país, puesto que allí nada más y nada menos surgió la nacionalidad venezolana. La creación de la Fundación del Patrimonio Histórico y Cultural de Carabobo (Fundapatria), en el año 1996 por el Gobernador de esa fecha Henrique Salas Rómer, no tendría que haber sido motivo para someter al Centro de Historia ni a ninguna otra institución cultural o cívica que ha hecho vida en esta ciudad a los vaivenes de la política o de los ciudadanos de fumo que trabajan alrededor de los dirigentes del estado, cuando se sabe que ellos son transitorios y en cambio las instituciones permanecen en el tiempo, siempre que existan personas voluntarias que las sostengan. Los términos de la comunicación enviada que mencioné no plantearon en ningún momento una coexistencia pacífica entre Fundapatria y el Centro de Historia, sino más bien una anulación del comodato.
En todo este asunto debe quedar claro que la Casa de la Estrella no es ningún museo y su función no es mostrar objetos ni exhibir afiches, sano servir de sede de la Academia de la Historia de Carabobo definida con el propósito de realizar investigaciones sobre historia nacional y regional y de promover la conservación de las reliquias históricas y monumentos públicos del Estado, cumpliendo con los estatutos que en todos esos aspectos están muy bien orientados hacia la preservación de nuestra nacionalidad y el estudio de la historia. Cualquier otra desviación que se le quiera dar sería apartarse de la legalidad.
Publicado en El Carabobeño el 8-10-99
Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
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