El Carabobeño 16 julio 2012
Carlos Cruz Hijo || Acontecer
Un sacerdote en la Valencia de 1606
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El caso de Diego Guerrero de Torres, quien fue Clérigo y Vicario de la Nueva Valencia del Rey, en la Provincia de Venezuela para el año 1606, viene a ser un tema bastante curioso para nuestra historia, dado a que este personaje llegó a nuestras tierras no como representante de Dios sino como miembro de la Armada Real Española.
Guerrero de Torres llegó en el año de 1596 y fue enviado a Trinidad, Guayana y El Dorado donde pasó cualquier cantidad de penurias (hambre, calor, humedad, falta de higiene, enfrentamientos con los indígenas, etc.) Las cuales le ocasionaron serias afecciones.
A tal punto llegó su salud que hubo un momento en que no podía caminar y como el mismo dice “Por estar muy tullido de lo cual he padecido y padezco hasta el día de hoy. Alguna cojera de piernas y otros achaques...”, y por tales razones Diego decide retirarse de la milicia para convertirse en religioso y es Fray Domingo de Salinas quien otorga la buena pro para que este personaje se convierta en cura y luego Vicario de nuestra ciudad.
Después de que Diego Guerrero de Torres estuvo ejerciendo su actividad religiosa en la ciudad, el Fiscal de la Justicia Eclesiástica (Francisco López de Prada) lo sometió a un proceso que pretendía sacarlo del cargo; y por tal razón se abrió una especie de juicio dirigido por Bartolomé de Masabel, Alcalde de Valencia, quien interrogó a los testigos del Reverendo, con un cuestionario de 18 preguntas.
Casi todas las personas que declararon en favor del Padre Torres ocupaban cargos importantes, lo cual fue uno de los argumentos del Fiscal quien decía que éstas, eran amigas de Torres y que sus declaraciones no tenían valor. Lo cual era un absurdo pues cómo en una ciudad con tan pocos habitantes su sacerdote no iba a ser popular y apreciado?
Al final el Padre Diego Guerrero de Torres ganó el caso y siguió ejerciendo sus labores como Guía Espiritual de la ciudad.
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