El tema del Centro de la ciudad de Valencia, vuelve a surgir en comentarios y declaraciones
recogidas en los medios de comunicación regional. Ciertamente es un tema que nos
preocupa, en virtud a la importancia que tiene para cualquier ciudad, el buen mantenimiento
de un espacio urbano que muestre su historia a través de sus edificaciones.
Cada vez que una casa, una cerca, un monumento, una calle, una plaza desaparece,
está desapareciendo un pedazo de la historia de la ciudad. Esto está ocurriendo con Valencia.
La ciudad cada día ve como los testimonios urbanos dejan de mostrar la historia de una
ciudad que siente orgullo por los numerosos sucesos que acaecieron en alguno de sus
edificios o lugares, durante las épocas coloniales, republicanas y contemporáneas.
Esta ciudad ha mantenido su prestancia histórica, porque los ciudadanos que en ella habitan
valoran el mensaje histórico que tiene la Catedral, cuando admiran al monolito del Libertador,
al presenciar la iglesia de San Francisco y la edificación Universitaria, que siglos
atrás fue un convento. Se siente asimismo una grata emoción al imaginarnos aquella
histórica de donde salió la primera Constitución de la República cuando visitamos
La Casa de La Estrella. Podría señalar otros sitios, pero prefiero referirme a aquellas
casonas con inmensos terrenos, con casas enormes construidas por familias de distintas
procedencias y por otras de gran arraigo valenciano. Por desgracia todos abandonaron
el centro, dejaron sus casas para que las transformaran en negocios comerciales de
distinta naturaleza. Allí hay de todo, pero lo hicieron destruyendo nuestra historia
arquitectónica. En el tiempo han echado abajo bellas casas sin tener cuidado de su
valor histórico. Lo hacen porque no conocen ese patrimonio y llegan allí, porque los antiguos
dueños se fueron del centro y los que llegaron no tenían amor por la ciudad. Por el
otro lado, muchos han preferido abandonar sus casas y esperar que se derrumben,
porque más vale el terreno que la edificación. Por esas razones he llegado a pensar que la
expropiación, cancelando lo que puedan valer las casas en ruinas, no sería una mala
idea, para iniciar un plan de remodelaciones y puestas en función para muchas actividades
culturales como la música, la pintura, la educación artística, teatros, centros bibliográficos,
talleres etc. En fin, para tener una ciudad más bella.
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