Hoy y Después en Valencia
ALFREDO FERMÍN
El Carabobeño 16 de julio de 2012
afermin@el-carabobeno.com
El Instituto de Desarrollo Urbano del Centro de Valencia, Induval, advirtió el lunes a las empresas constructoras que están adquiriendo casas antiguas dentro del casco histórico, para demolerlas, que están incurriendo en delitos pues la mayoría de esos inmuebles están sobre terrenos propiedad del municipio.
La advertencia es pertinente porque lo que se viene haciendo es un doble delito. De acuerdo con una disposición del Concejo Municipal, los inmuebles de valor histórico no pueden ser demolidos y ningún particular puede disponer del terreno cuando es un ejido. Sin embargo, tanto en la gestión anterior como en la actual se ha permitido la destrucción de buena parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad. Indudablemente, eso se hizo con consentimiento del gobierno municipal.
Quiere decir que con el aviso suscrito por Marcos Meléndez, presidente de Induval, se está dando una esperanza de que lo poco que queda podrá ser conservado, porque ahora sí serán cumplidas las leyes y ordenanzas.
Se ha destruido tanto que, de acuerdo con la opinión de expertos, lo más conveniente es sincerar la situación, conservando lo que verdaderamente tiene valor histórico y permitiendo, en el resto, la construcción de edificaciones con un estilo contemporáneo que conserve cierto estilo de lo que ha sido el casco histórico de la ciudad.
Eso sería preferible a la picardía de conservar la fachada del inmueble y destruir todo su interior, como ha sucedido en la avenida Soublette, en las calles Colombia, Páez, Comercio y en la avenida Montes de Oca, cerca de la iglesia de San Francisco, donde de tres auténticas casas coloniales dejaron el cascarón... con sus respectivas santamarías.
PASEN PARA QUE VEAN
Lo más terrible que hemos visto últimamente está en la calle Independencia, entre Anzoátegui y Soublette, donde dejaron el frente pero detrás levantaron una edificación de tres plantas, con columnas y rejas, que no merece otro nombre que un abuso permisado. Cuando un vecino tiene que cortar un árbol porque pone su casa o su vida en peligro, en la alcaldía le hacen todo tipo de exigencias; le piden permisos de ministerios, informes de peritos y hasta impuestos. No así a los comerciantes, extranjeros en su mayoría, que han hecho destrozos y monumentos al mal gusto como el que hemos mencionado.
El mal ya está hecho y será muy difícil lograr rescatar tantos inmuebles de valor histórico, por los intereses económicos de por medio que siempre conducen a acuerdos a conveniencia. Lo que no se puede permitir es que el municipio permita a particulares el usufructo de bienes públicos, en vez de poner en práctica proyectos para que la gente vuelva a vivir en el centro. Este comentario nos recuerda que en muchas oportunidades hemos insistido - sin tener respuesta- en conocer las causas por las cuales el terreno de media manzana situado entre la avenida Anzoátegui y las calles Colombia y Páez está destinado a un estacionamiento, administrado por particulares, cuando es un bien del municipio y además fue declarado Patrimonio Histórico de la Nación, cuando el presidente Luis Herrera Campíns dispuso, en 1983, que por estar al lado de la histórica Casa de la Estrella se levantase allí un monumento a la República.
Don Santiago González Guinán, en su libro Tradiciones de mi Pueblo, afirma que, en 1890, siendo gobernador del estado Laureano Villanueva, fue construida con el apoyo de la Asamblea Legislativa la Casa de la Beneficencia, en la calle de La Fortuna (antiguo nombre de la avenida Anzoátegui). Allí, hermanas de la congregación de San José de Tarbes atendían a ancianos pobres. Tenía además una bella capilla de estilo colonial en la que diariamente la feligresía acudía a misa.
Aunque su hermosa estructura pudo conservarse, el mismo presidente del ayuntamiento que ordenó derribar el Concejo Municipal frente a la Plaza Bolívar, y la espantosa intervención que se hizo al Teatro Municipal, dispuso que la demolieran. En esa época, como ahora, pocos nos opusimos a la decisión de aquel gobernante que le declaró la guerra al patrimonio arquitectónico.
NEGOCIO REDONDO
Años después, el terreno fue donado a la Sociedad Anticancerosa para la construcción de su sede, lo que luego quedó sin efecto a pesar de la demanda que presentó esa institución. En 1983, cuando fueron celebrados los 200 años del nacimiento del Libertador Simón Bolívar, el presidente Luis Herrera extendió la calidad de Patrimonio Histórico de la Nación a toda la manzana donde está situada la Casa de la Estrella. El decreto, publicado en Gaceta Oficial, estableció que en el terreno donde estuvo La Beneficencia fuese construida la Plaza de la República.
Uno de los considerandos del decreto argumenta que en la Casa de la Estrella fue aprobada la Constitución de 1830 con la cual Venezuela inició la vida republicana de acuerdo a la Declaración de Independencia de 1811.
El gobernador de entonces, el arquitecto Raúl Gómez, encargó la escultura que representaría a la República, en el centro de la plaza, al artista Wladimir Zabaleta quien presentó la maqueta con una menina mestiza.
El gobierno cambió, y de eso no se volvió a hablar más nunca, por lo cual un grupo de particulares mantienen en usufructo el terreno, como estacionamiento de vehículos pesados. ¿Por qué? Es oportuno que se pida una explicación, cuando Induval ha advertido que los terrenos del centro histórico de Valencia son propiedad del municipio.
MERCADO DEL ARTE: esta manifestación artística se presenta en la Galería Universitaria Braulio Salazar hasta este domingo a las 8 de la noche. Hay espectáculos y venta de obras artísticas, especialmente de creadores emergentes. El grupo Poesía de Valencia, nos informa Carlos Tabosky, ha propuesto una obra interactiva titulada "Tres y una Marilyn", cuya imagen será formada con 900 papelitos de colores (post-it) con los que el público puede intervenir para una creación colectiva. La obra será rifada. El costo del billete es de 15 bolívares.
PEDRO DOUAIHI TOLEDO recibió un merecido reconocimiento durante el grato concierto que ofreció la Escuela de Música Libre de la Tercera Edad, que dirige Alecia Castillo Henríquez. Nuestro amigo tiene poder de convocatoria por lo cual, cada vez que coordina un acto en el Museo de la Ciudad, de la Secretaría de Cultura del gobierno de Carabobo, los espacios resultan insuficientes, y en esta vez se le ha reconocido un trabajo de promoción y difusión cultural que todos aplaudimos.
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