En la medida que ella fue aumentando la autoestima se fue colocando telas para
sostener sombreros cada vez más llamativos y rimbombantes. Sabía que la seguían
de vez en cuando unos hombres tras unas cámaras, que era centro de atención, que
cerca de los cuarenta años la buscó su hermana gemela, para entregarle todo el
amor del mundo, que no podía dejar de ser artista y por ello hacía desaparecer cosas
a su alrededor, grandes o pequeñas. Sabía que era observada y la diferencia entre los
treinta y seis años recluida en un sanatorio y el mundo libertario del arte, debió hacerle
entender la necesidad de cobijar bajo el calidez de telas e hilos las piezas que dejó por
el mundo y que forman parte de la muy estremecedora inspiración de Judith Scott.
Setenta y cinco minutos le bastaron a Lola Barrera e Iñaki Peñafiel para presentar la
vida de esta escultora norteamericana en un documental titulado ¿Qué tienes debajo
el sombrero? (2006), formada en el Creative Growth Art Center, de Oakland (California,
Estados Unidos), después que su hermana Joyce, gemela, la rescatara de un
centro psiquiátrico donde estuvo recluida desde niña, destinada allí por sus padres
por tener síndrome de Down. En ese lugar jamás descubrieron que era sordo muda y
experimentaron, al parecer, con varias drogas. No tenía cabello, le faltaban dientes
pero pudo encontrar una forma de expresarse, guiada por la poderosa energía del amor.
Joyce siempre sintió una enorme responsabilidad por Judith. El nacimiento de ambas
mostró diferencias: un cromosoma de más las separaba. En 1986, Joyce consiguió
la custodia. De sus 62 años de vida, Judith sólo estuvo rodeada de atención
y amor alrededor de veinte. Jamás le enseñaron a leer ni a escribir, ni tampoco
el lenguaje de signos. Vivió sumergida en el silencio.
Pero el documental sirve para verla trabajando, posando, descubriendo tras unos Rayos X
lo que tienen dentro las extrañas figuras de Judith Scott, representante del llamado
movimiento outsider o arte marginal. Muchas de sus obras forman parte de las
colecciones más importantes de los museos dedicados al art brut (arte en bruto), término
acuñado a Jean Dubuffe (1901-1985) para el arte producido por no profesionales
(pacientes mentales, prisioneros y niños) que van más allá de los estudios, de
las formas y que se trabajan con un conocimiento inexplicable para los expertos
en arte. Se habla de estética: ¿dónde comienza?, ¿quién la descubre: el artista o
el observador? Y mucho más allá: ¿la comercialización?
"Judith Scott es el mejor ejemplo de esa corriente. Su mundo interior afloró dos años
después de llegar al Centro de Arte de Oakland. Al principio, Judith se sentaba en la
silla y emborronaba papeles sin más. Un día, Silvia Seventy, una de las artistas que
enseñan allí, le ofreció una madeja de hilo y unos palos de madera. Y todo cambió.
Se iniciaba un proceso de creación sorprendente. Con telas y lanas, unos materiales
utilizados desde siempre por las mujeres, Judith inició su inesperado despegue hacia
el estrellato. Sus obras crecían poco a poco en tamaño y forma hasta que llamaron la
atención de la dirección del centro y de John MacGregor, un psicólogo e historiador
del arte que escribió en 1999 Metamorphosis: the fiber art of Judith Scott. Fue a
partir de ahí cuando llegó el éxito comercial de Judith. Sus bolas de lana adoptaban
cada vez figuras más caprichosas. Pies, pájaros, siluetas? El mundo silencioso de
la artista irrumpía con fuerza en la realidad y sus esculturas comenzaron a cotizarse
al alza. Hoy alcanzan precios de 15.000 a 20.000 dólares, y los museos de art brut de
Lausana, Baltimore, Tokio, Dublín, además de galerías y coleccionistas privados,
han adquirido muchas de sus obras", escribe Julia Luzan en un artículo titulado La mujer a
raña (El País, 26/11/2006).
Pero a lo largo del documental da gusto ver a Judith. Con una laboriosa necesidad de
hacer ella va hilvanando sus piezas. Debajo de la tela y el hilo puede esconderse
cualquier cosa: máquinas de escribir, carritos de supermercado, zapatos, piezas
antiguas, maderas, hierros y artefactos que sostienen la estructura a sus formas.
Son mordidas suaves a un mundo al que ella busca afanosamente de ofrendar,
con sus esculturas, con sus sombreros extravagantes; luminosos.
"Las condiciones actuales del arte marginal, este arte denominado "outsider art"
que engloba tanto la producción de artistas con un palpable desequilibrio mental y a
otros produciendo imágenes dentro de hospitales psiquiátricos, muchos autodidactas
o personajes que se apartan de las convenciones sociales han cambiado y se
transforma en una práctica artística que evidencia la condición posmoderna desvelando
el sentido de élite y naturaleza de la práctica del arte revelada en la diversidad y la
diferencia cultural impulsando el mercado y consumo del arte escribió el editor Ramón
Almeda, enfatizando que "desde las características del proceso creativo confirmará
cómo estas prácticas visuales pueden considerarse fundación de todo arte expresivo"
(http://www.criticarte.com) .
Judith Scott: sus sombreros aumentaban su estatura artística.
E-mail: mpradass@gmail.com
LA TERRIBLE VIDA Y EL ARTE PURO DE JUDITH SCOTT
31874
Subido por eleganzas el 26/09/2009
Este trabajo obedece tan solo a mi gratitud hacia las mentes puras que nos regalan el exacto sentido del arte.
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Los outsiders son artistas autodidactas, al margen de la cultura oficial, no persiguen ser famosos, ni ganar dinero, ni complacer a nadie.
.
Judith Scott, fue abandonada por sus padres a los seis años, en una residencia para discapacitados mentales en Columbus, padecía síndrome de Down ineducable.
.
En los centros donde permaneció 36 años jamás se dieron cuenta de que era sordomuda.
.
Nunca le enseñaron a leer ni a escribir, ni tampoco el lenguaje de signos.
.
Vivió sumida en el silencio.
.
El Creative Growth Art Center es una institución artística, no es un centro de terapia. Se fundó en 1974 y desde entonces los discapacitados que allí acuden han producido cerca de 450.000 piezas.
.
La presente documentación ha sido obtenida de múltiples medios, básicamente de El País.
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En ningún caso se ha tratado de vulnerar derecho alguno.
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Los outsiders son artistas autodidactas, al margen de la cultura oficial, no persiguen ser famosos, ni ganar dinero, ni complacer a nadie.
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Judith Scott, fue abandonada por sus padres a los seis años, en una residencia para discapacitados mentales en Columbus, padecía síndrome de Down ineducable.
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En los centros donde permaneció 36 años jamás se dieron cuenta de que era sordomuda.
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Nunca le enseñaron a leer ni a escribir, ni tampoco el lenguaje de signos.
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Vivió sumida en el silencio.
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El Creative Growth Art Center es una institución artística, no es un centro de terapia. Se fundó en 1974 y desde entonces los discapacitados que allí acuden han producido cerca de 450.000 piezas.
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La presente documentación ha sido obtenida de múltiples medios, básicamente de El País.
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En ningún caso se ha tratado de vulnerar derecho alguno.
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