Cora Páez De Topel || La iglesia ora por la paz
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Celebramos los católicos en Venezuela la canonización de los dos extraordinarios Papas del s.XX: Juan XXIII y Juan Pablo II, cuyos pontificados aportaron testimonios del respeto que tiene la Iglesia Universal hacia las personas, los derechos humanos, la justicia y la paz. En la ceremonia de canonización en el Vaticano, el 27 de Abril, su Santidad el Papa Francisco enfatizó en la defensa de la vida como un precepto de la Iglesia Católica. “No Matarás”, es el V Mandamiento, por lo que la vida humana es sagrada, rogando a Dios para que cesen las guerras, las torturas y las persecuciones contra quienes piensan diferente. Al referirse a Venezuela en la actual crisis de gobernabilidad, instó al diálogo entre todos los sectores para dirimir los conflictos pacíficamente.
Concuerda la doctrina de la Iglesia con el comunicado que la Conferencia Episcopal Venezolana envió en fecha reciente a los líderes políticos y sociales, a “bajar las tensiones, al reconocimiento de los adversarios y a la mutua reconciliación”, expresándole sus condolencias a los familiares de las personas que han fallecido a raíz de la marcha de los estudiantes y la sociedad civil el 12 de Febrero, Día de la Juventud, exigiéndole al gobierno atender los justos reclamos de los diversos grupos, garantizando las condiciones mínimas para superar los problemas, a la vez de escuchar las demandas en pro de satisfacer las necesidades de todos los venezolanos, favoreciendo el bien común.
Sin inmiscuirse en la política, pero fiel a los principios cristianos, los obispos de la CEV expresaron su profunda preocupación por el creciente clima de tensión que impera actualmente en el país, resaltando que “la protesta contra el gobierno es legítima y constitucional, pero debe ser pacífica”. En el texto, los prelados rechazan cualquier tipo de violencia, tanto en las manifestaciones como fuera de ellas, así como los excesos en la represión de las mismas.
Contrasta la posición de la alta jerarquía católica llamando al diálogo y a la reconciliación de todos los venezolanos, expresada esa petición en un tono armónico y conciliador, con la voz destemplada del presidente Maduro, al advertir que la revolución puede dejar de ser pacífica si “una mayoría de la derecha enloquecida apoyada por el Imperio y la oligarquía se propusiese deponerlo de la presidencia de la República, destruyendo la Revolución Bolivariana”. Por otra parte, la implantación por parte del partido oficial del “Plan de la Patria” esconde la promoción de un sistema de gobierno de corte totalitario, que coarta las libertades ciudadanas.
Ante el mensaje agresivo de parte del oficialismo, expresado el 01 de Mayo, Día del Trabajador, la Iglesia responde haciéndole un llamado a la clase obrera a luchar contra la inseguridad personal y la violencia social, anteponiendo la justicia social como un derecho legítimo para defender los intereses económicos que les corresponde a cada uno de quienes laboran día tras día en las fábricas, en el comercio, en la administración pública o privada, o en cualquiera de las áreas sociales, a continuar contribuyendo con su esfuerzo y conocimientos personales al progreso del país, enfatizando en que quienes ejercen responsabilidades de gobierno deben garantizar el ejercicio de esos derechos.
Para pedir también por la reconciliación nacional, el cardenal Jorge Urosa Savino se reunió con el papa Francisco, expresándole sus deseos de que el diálogo entre el gobierno y la oposición produzca resultados concretos, agradeciéndole la participación del Vaticano, con la actuación del Nuncio Apostólico, Aldo Giordano. Como valor supremo, la Iglesia Católica ora por la paz para que sus ruegos sean oídos por todos los venezolanos.
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