Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

domingo, 18 de mayo de 2014

San Maximiliano María Kolbe O.F.M.Conv. (Zduńska Wola, 8 de enero de 1894 - Auschwitz, 14 de agosto de 1941) fue un fraile franciscano conventual polaco asesinado por los nazis en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.

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Maximiliano María Kolbe en 1936
San Maximiliano Mª Kolbe, documental sobre el mártir de la caridad
30 minutos de video en Youtube para visualización gratuita
Por Redacción
ROMA, 17 de mayo de 2014 (Zenit.org) - Los Siervos del Hogar de la Madre, con la colaboración con H.M. Televisión, han realizado este documental de 30 minutos sobre la vida de San Maximiliano María Kolbe para su difusión gratuita a través de Youtube.
San Maximiliano María Kolbe fue una figura grandiosa del catolicismo del siglo XX. Kolbe fue un hombre de un celo apostólico extraordinario, un precursor en el uso de los medios de comunicación social para la transmisión del Evangelio, que consumó su vida con el testimonio del amor más grande: ser mártir de la caridad en Auschwitz.
El manantial de todo su dinamismo fue su amor apasionado a la Madre de Dios. Es conocido como “el loco de la Inmaculada". En medio de muchas dificultades exteriores, limitado físicamente por la tuberculosis, trabajó con pasión por la extensión del Evangelio. Fue misionero en Japón, y sus publicaciones llegaron hasta India, China, e incluso Arabia. Fundó en Polonia una ciudad para la Inmaculada: Niepokalanow.
San Maximiliano María es un ejemplo vivo de la generosidad apasionada en la entrega a Dios que puede suscitar la devoción a María, cuando es auténtica. Ser posesión de la Inmaculada era su ideal. Ella le llevó al don completo de sí mismo, a ser imitador perfecto de Jesucristo: "Nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por su amigos" (Jn. 15, 13).
El vídeo incluye entrevistas a:
- P. Rafaelle Di Muro, O.F.M. Conv., Asistente general de la Milicia de la Inmaculada (Roma, Italia).
- P. Francisco Nahoe, O.F.M. Conv., Prior del convento de Reno (Nevada, EE.UU.).
- Javier Paredes, catedrático de Historia de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid, España).
- P. Félix López Lozano, S.H.M., Siervos del Hogar de la Madre
El documental completo "San Maximiliano María Kolbe" se puede visualizar gratuitamente en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=K2ngnTAsjJA

San Maximiliano María Kolbe O.F.M.Conv. (Zduńska Wola8 de enero de 1894 - Auschwitz14 de agosto de 1941) fue un fraile franciscano conventual polaco asesinado por los nazis en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Fue un gran propagador de la devoción al Inmaculado Corazón de María y un acérrimo combatiente contra el modernismo y los peligros que acechaban a la Iglesia en el siglo XX.

Su infancia

Nació el 8 de enero de 1894, en Zduńska Wola, en esas fechas parte del Zarato de Polonia, reino sometido al Imperio ruso, y fue bautizado con el nombre de Rajmund (en castellano: Raimundo). Fue el segundo hijo de Julius Kolbe (de origen alemán) y María Dabrowska (de origen polaco). Tuvo cuatro hermanos: Francis, Joseph, Walenty (que vivió un año) y Andrew (que vivió hasta los cuatro años de edad). Sus padres se trasladaron a Pabianice (Polonia) por motivos laborales.

Sus obras

Un domingo en una homilía oyó decir al predicador que los padres franciscanos iban a abrir un seminario, en 1910 fue aceptado comofraile. Le cambiaron el nombre, de Raimundo a Maximiliano María.
En 1915 obtuvo en la Universidad de Roma el doctorado en filosofía y en 1919 el doctorado en teología. De su estancia en Roma quedó fuertemente impresionado por las manifestaciones públicas masónicas. En ellas se atacaba duramente a la Iglesia católica y al papa, y según interpretó, se hacía apología satánica.1
Ante el impacto que le causan estos hechos escribe:
¿Es posible que nuestros enemigos trabajen tanto hasta prevalecer, y nosotros permanezcamos ociosos o al máximo rezando pero sin entrar en acción? ¿Acaso no tenemos armas más poderosas, la protección de la Inmaculada? La sin mancha, vencedora de todas las herejías, vencerá al enemigo que levanta la cerviz.
Así que dedicó su vida a promover la veneración a la Virgen y en especial a suInmaculado Corazón. En 1918 fue ordenado sacerdote, mas un año antes, fundó con otros seis hermanos franciscanos conventuales el movimiento MI(Milicia de la Inmaculada).1
En 1927 fundó en Polonia a 40 km de Varsovia, la Ciudad de la Inmaculada (Niepokalanów), un lugar que alojaba una organización que tuvo mucho éxito y expansión como podemos observar en una descripción de la época:
Una extensa área libre para la construcción de una gran basílica de la Inmaculada. Un complejo editorial [que comprendía]: la redacción, la biblioteca, la tipoteca, el taller de los linotipistas, la cincografía con los laboratorios fotográficos, las tipografías [...] y además las distintas secciones de la encuadernación, de los almacenes y de los envíos. El ala izquierda [...] incluía, en diferentes edificios, la capilla, las dependencias de los religiosos, el postulantado, el noviciado, la dirección general, la enfermería y, a cierta distancia, la gran central eléctrica. Además, distribuidos por todas partes, los talleres de los herreros y de los mecánicos, los talleres de los carpinteros, de los zapateros, de los sastres, así como los depósitos de los albañiles y las grandes cocheras para el cuerpo de bomberos. Pero todavía no hemos terminado: además había un parque de maquinaria, una pequeña estación ferroviaria, con vía de empalme con la vía pública y estatal; incluso estaba previsto un aeródromo con cuatro aviones sin motor y un proyecto de estación de radiotransmisión. Por todas partes había gruesos troncos de árboles, depósitos de madera, tubos y toda clase de materiales de construcción.
Más tarde, como misionero en Japón, creó otra institución semejante. Fundó dos periódicosEl Caballero de la Inmaculada y El Pequeño Diario. Organizó una imprenta en la ciudad de la Inmaculada en Polonia, y después se trasladó a Japón, donde empezó a editar hasta ocho revistas católicas. La de mayor distribución fue El Caballero de la Inmaculada, que pronto llegó a tener 15.000 ejemplares, llegando en su mejor época a vender casi un millón de ejemplares.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis invadieron Polonia y bombardearon la Ciudad de la Inmaculada, llevándose prisionero al padre Maximiliano y a todos sus colaboradores. Él había fundado una radiodifusora y estaba dirigiendo la revista El Caballero de la Inmaculada. Todo se lo destruyó la guerra. Fue llevado al campo de exterminio de Auschwitz, donde se le adjudicó el número 16.670.

Sus últimos días

A fines de julio de 1941 se fugó un preso del campo de concentración de Auschwitz. El sargento polaco Franciszek Gajowniczek, de 40 años de edad, uno de los prisioneros, narró así su experiencia de aquel verano de 1941:
Yo era un veterano en el campo de Auschwitz; tenía en mi brazo tatuado el número de inscripción: 5659. Una noche, al pasar los guardianes lista, uno de nuestros compañeros no respondió cuando leyeron su nombre. Se dio al punto la alarma: los oficiales del campo desplegaron todos los dispositivos de seguridad; salieron patrullas por los alrededores. Aquella noche nos fuimos angustiados a nuestros barracones. Los dos mil internados en nuestro pabellón sabíamos que nuestra alternativa era bien trágica; si no lograban dar con el escapado, acabarían con diez de nosotros. A la mañana siguiente nos hicieron formar a todos los dos mil y nos tuvieron en posición de firmes desde las primeras horas hasta el mediodía. Nuestros cuerpos estaban debilitados al máximo por el trabajo y la escasísima alimentación. Muchos del grupo caían exánimes bajo aquel sol implacable. Hacia las tres nos dieron algo de comer y volvimos a la posición de firmes hasta la noche. El coronel Karl Fritzsch volvió a pasar lista y anunció que diez de nosotros seríamos ajusticiados.
Franciszek Gajowniczek2
A la mañana siguiente, Gajowniczek fue uno de los diez elegidos por el coronel de las SS (nazismo) Karl Fritzsch para ser ajusticiados en represalia por el escapado. Cuando Franciszek salió de su fila, después de haber sido señalado por el coronel, musitó estas palabras: «Pobre esposa mía; pobres hijos míos».3 Maximiliano Kolbe, afectado por una tuberculosis desde bastante antes, estaba cerca y lo oyó. Enseguida, dio un paso adelante y le dijo al coronel: «Soy un sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el puesto de ese hombre que tiene esposa e hijos».4 El oficial nazi, aunque irritado, finalmente aceptó su ofrecimiento y Maximiliano Kolbe, que tenía entonces 47 años, fue puesto, junto con otros nueve prisioneros, en ayuno obligado para que muriera. Los diez condenados fueron recluidos en una celda subterránea el 31 de julio de 1941.
Pero como —tras padecer tres semanas de hambre extrema— el 14 de agosto de 1941 aún sobrevivía junto a otros tres condenados y los oficiales a cargo del campo querían dar otro destino a la celda, Kolbe y sus tres compañeros de celda fueron asesinados administrándoles una inyección de fenol. Los cuerpos fueron incinerados en el crematorio del campo.5 6 Incluso en prisión y también en la celda de hambre, celebró, mientras pudo, todos los días la Santa Misa, distribuyendo la Comunión a otros prisioneros: el pan dado a los prisioneros era ácimo (sin levadura), utilizado muchas veces para la Eucaristía; guardianes que simpatizaban con él le hacían llegar el vino.
En agosto de 1945, en el final de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad de Nagasaki, donde Kolbe tenía una de sus imprentas, fue destruida por la bomba atómica. Todos los trabajadores fallecieron más tarde; la imprenta quedó incólume.
El papa Pablo VI lo declaró beato en 1971; a la fiesta asistió Franciszek Gajowniczek (de 70 años), el hombre por el cual Kolbe había ofrendado su propia vida treinta años antes. El 10 de octubre de 1982, el papa Juan Pablo IIcanonizó a éste ante una multitud de polacos. Posteriormente fue nombrado patrón de los radioaficionados a petición de los radioaficionados polacos.

Su legado

Iglesia de san Maximiliano Kolbe en el distrito Rubinkowo (Polonia).
Maximiliano Kolbe ha inspirado a muchos a vivir lo que algunos han llamado «la locura del amor». Con su nombre se bautizó la denominada «Operación Kolbe», una iniciativa ecuménica de relevo de personas secuestradas enColombia, país en el que en 2011 permanecían cautivas más de cuatro mil personas. El propósito de esta operación era reunir voluntarios que se ofrecieran como relevo, para que cada uno de ellos tomara, eventualmente, el lugar de una persona secuestrada. Sus integrantes, varios cientos, están dispuestos, en forma libre, autónoma y anónima, a asumir el cautiverio a cambio de la libertad de uno de los secuestrados: responden como Maximiliano Kolbe al llamado de Jesús en los Evangelios: «Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos».7

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