Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.

Casa de la Estrella. Donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830.
Casa de la Estrella, ubicada entre Av Soublette y Calle Colombia, antiguo Camino Real donde nació la República libre y soberana de Venezuela en 1830, con el General José Antonio Páez como Presidente. Valencia: "ciudad ingrata que olvida lo bueno" para el Arzobispo Luis Eduardo Henríquez. Maldita, según la leyenda, por el Obispo mártir Salvador Montes de Oca y muchos sacerdotes asesinados por la espalda o por la chismografía cobarde, que es muy frecuente y característica en su sociedad.Para Boris Izaguirre "ciudad de nostalgia pueblerina". Jesús Soto la consideró una ciudad propicia a seguir "las modas del momento" y para Monseñor Gregorio Adam: "Si a Caracas le debemos la Independencia, a Valencia le debemos la República en 1830".A partir de los años 1950 es la "Ciudad Industrial de Venezuela", realidad que la convierte en un batiburrillo de razas y miserias de todos los países que ven en ella El Dorado tan buscado, imprimiéndole una sensación de "ciudad de paso para hacer dinero e irse", dejándola sin verdadero arraigo e identidad, salvo la que conserva la más rancia y famosa "valencianidad", que en los valencianos de antes, que yo conocí, era un encanto acogedor propio de atentos amigos...don del que carecen los recién llegados que quieren poseerlo y logran sólo una mala caricatura de la original. Para mi es la capital energética de Venezuela.

lunes, 16 de febrero de 2015

Estos son los 15 males de la Curia Romana que enumeró el papa Francisco en un discurso en lunes 22 de diciembre de 2014 en la sala Clementina del Vaticano.


Los 15 males de la Curia, 

según el papa Los 15 males de la Curia, según el papa Francisco - Internacional

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By  on February 15, 2015


VATICANO
Los 15 males de la Curia, según el papa Francisco
Durante un discurso a la Curia Romana en diciembre pasado, el papa Francisco diagnosticó los 15 males del ente regidor de la Iglesia católico. Como remedio recomendó humildad, caridad, oración y sencillez.
El papa Francisco durante la misa en la basílica de San Pedro en el Vaticano (Reuters)
MARIANGELA LANDO BIORD
|  EL UNIVERSAL
domingo 15 de febrero de 2015  11:53 AM
Estos son los 15 males de la Curia Romana que enumeró el papa Francisco en un discurso en lunes 22 de diciembre
de 2014 en la sala Clementina del Vaticano.
1. Sentirse inmortal. “Una Curia que no se autocritica, que no se actualiza,
que no busca mejorarse, es un cuerpo enfermo”, señala el papa Francisco,
quien recuerda a la Iglesia que sus miembros no son inmortales, inmunes
o indispensables. “Es el mal del rico insensato del Evangelio, que pensaba
vivir eternamente, y también de aquellos que se convierten en amos, y se
sienten superiores a todos, y no al servicio de todos”, dice.
2. Exceso de trabajo. El Papa habla del mal del “martalismo” o la excesiva
laboriosidad, “aquellos enfrascados en el trabajo, dejando de lado,
inevitablemente, ‘la mejor parte’… porque descuidar el necesario descanso
conduce al estrés”. El término viene de la bíblica Marta. Según Francisco,
actividades como “pasar tiempo con la familia y respetar las vacaciones”
deben ser respetadas “como momento de recarga espiritual y física”.
3. Dureza de corazón. Francisco habla de la “petrificación” mental y espiritual,
“de los que, a lo largo del camino, pierden la serenidad interior, la vivacidad y
la audacia, y se esconden detrás de los papeles, convirtiéndose en ‘máquinas
de legajos’, en vez de en ‘hombres de Dios'”. Recuerda el Papa que es
peligroso “perder la sensibilidad humana necesaria para hacernos llorar con
los que lloran y alegrarnos con quienes se alegran”.
4. Planificación excesiva. Para el Papa el exceso de planificación y funcionalismo
son tan malos como la improvisación. “Cuando el apóstol programa todo
minuciosamente y cree que, con una perfecta planificación, las cosas progresan
efectivamente, se convierte en un  contable o gestor. Es necesario preparar
todo bien, pero sin caer nunca en la tentación de querer encerrar y pilotar la
libertad del Espíritu Santo”, recuerda Francisco.
5. Falta de coordinación. Para el papa argentino Jorge Mario Bergoglio,
“cuando los miembros pierden la comunión entre ellos, el cuerpo pierde
su armoniosa funcionalidad y su templanza, convirtiéndose en una orquesta
que produce ruido, porque sus miembros no cooperan y no viven el espíritu
de comunión y de equipo”.
6. Perder las facultades espirituales. El Papa lo llama “Alzheimer espiritual” o
el olvido de la “Historia de la Salvación”, en referencia a “una disminución
progresiva de las facultades espirituales que, en un período de tiempo más
largo o más corto, causa una grave discapacidad de la persona, por lo que
se hace incapaz de llevar a cabo cualquier actividad autónoma, viviendo
un estado de dependencia absoluta de su manera de ver”.
7. Rivalidad. Francisco habla del mal de la vanagloria o de la apariencia, cuando
el aspecto, “el color de los atuendos y las insignias de honor se convierten
en el objetivo  principal de la vida”, un concepto opuesto al de la humildad.
“Es la enfermedad que nos lleva a ser hombres y mujeres falsos, y vivir un
falso ‘misticismo’ y un falso ‘quietismo'”, señala el Pontífice. Cita a san Pablo:
 “enemigos de la cruz de Cristo”.
8. Esquizofrenia existencial. La define Francisco como “la enfermedad de
quien tiene una doble vida, fruto de la hipocresía típica de los mediocres y
del progresivo vacío espiritual, que grados o títulos académicos no pueden
colmar”. Considera el Papa que “afecta a menudo a quien, abandonando el
servicio pastoral, se limita a los asuntos burocráticos, perdiendo así el contacto
con la realidad, con las personas concretas”.
9. Habladurías. Es el mal del chisme, de la cháchara, de la murmuración y
del cotilleo. Jorge Mario Bergoglio habla de “una enfermedad grave, que tal
vez comienza simplemente por charlar, pero que luego se va apoderando
de la persona hasta convertirla en ‘sembradora de cizaña’ (como Satanás)”.
Dice que es “la enfermedad de los bellacos, que, no teniendo valor para
hablar directamente, hablan a sus espaldas”.
10. Divinizar al jefe. El Papa la define como “la enfermedad de quienes cortejan
a los superiores, esperando obtener su benevolencia”. Vinculada al arribismo
y al oportunismo, Francisco dice que la sufren “personas que viven el servicio
pensando sólo en lo que pueden conseguir y no en lo que deben dar. Son
seres mezquinos, infelices e inspirados únicamente por su egoísmo fatal”.
11. Indiferencia. “Se da cuando cada uno piensa sólo en sí mismo y pierde la
sinceridad y el calor de las relaciones humanas”, destaca el Papa. Explica
que son síntomas de este mal “cuando el más experto no pone su saber al
servicio de los colegas con menos experiencia. Cuando se tiene conocimiento
de algo y lo retiene para sí, en lugar de compartirlo positivamente con los demás”.
12. Cara fúnebre. Se dice de las “personas rudas y sombrías, que creen que,
 para ser serias, es preciso untarse la cara de melancolía, de severidad, y
tratar a los otros con rigidez, dureza y arrogancia”, especialmente a los que
consideran inferiores. El Papa aclara que “en realidad, la severidad teatral y
el pesimismo estéril son frecuentemente síntomas de miedo e inseguridad
de sí mismos”.
13. El mal de acumular. Francisco dice que “se produce cuando el apóstol busca
colmar un vacío existencial en su corazón acumulando bienes materiales, no
por necesidad, sino sólo para sentirse seguro”. Recuerda el Papa a la Curia
que “no podremos llevarnos nada material con nosotros, porque ‘el sudario no
tiene bolsillos’, y todos nuestros tesoros terrenos nunca podrán llenar ese
vacío”, sino que lo profundizan.
14. Círculos cerrados. “La pertenencia al grupo se hace más fuerte que la
pertenencia al Cuerpo y, en algunas situaciones, a Cristo mismo”, explica el
Papa. Dice que “esta enfermedad comienza siempre con buenas intenciones,
pero con el paso del tiempo esclaviza a los miembros, convirtiéndose en un
cáncer que amenaza la armonía del Cuerpo y causa males” o escándalos,
especialmente entre los débiles.
15. Exhibicionismo. El papa Francisco lo define como “el mal de la ganancia
mundana”, que es cuando “el apóstol transforma su servicio en poder, y su
poder en mercancía para obtener beneficios mundanos o más poder”.
Explica que es “la enfermedad de las personas que buscan insaciablemente
multiplicar poderes y, para ello, son capaces de calumniar, difamar y desacreditar…
incluso en los medios”
.

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