Hay que explicarle claramente la gravedad de la situación a los venezolanos
JOSÉ TORO HARDY | EL UNIVERSAL
martes 24 de febrero de 2015 12:00 AM
Después de dos quinquenios gozando de la mayor afluencia de recursos petroleros de la historia, Venezuela se enfrenta a lo que quizá sea su mayor crisis. Los años de vacas gordas fueron desperdiciados. Se utilizaron para crear, vía dádivas, una base política que los líderes de esta revolución creyeron que habría de durar mil años como el III Reich. Y esas dádivas no fueron sólo para los venezolanos. De manera abundante se dispensaron más allá de nuestras fronteras para apoyar a otros regímenes similares o incluso a líderes de partidos políticos como Podemos en España.
Desoyendo consejos, creyeron que las leyes de la economía no están labradas en piedra. Aunque fuese cierto, suele ocurrir, que esa piedra termina por golpear duramente a quienes no le prestan atención.
Ahora, tarde ya, deberán tomar una serie de medidas que tendrán un elevado costo político. Una de ellas es el aumento del precio de la gasolina.
Pero una cosa es un aumento paulatino como el que se aplicó durante el gobierno de Caldera cuando cada mes se aumentaba un mediecito el litro (sin que nadie se sintiese demasiado afectado) y otra cosa es el aumento brusco que ahora pretende imponer un gobierno que ya está con el agua al cuello y el sol por la espalda. A juzgar por la insistente publicidad gubernamental que todos hemos escuchado, "nada se puede vender 35 veces por debajo de lo que cuesta producirlo". ¿Querrá esto decir que el precio del litro de gasolina va a aumentar 35 veces?
Memoria
Lo cierto es que cuando se habla de esta medida, a todos nos vienen a la memoria los sucesos que se iniciaron el 27 de febrero de 1989. En aquel momento el gobierno de Carlos Andrés Pérez duplicó el precio de la gasolina. Se dice que ese fue uno de los detonantes de los sucesos popularmente conocidos como "el caracazo".
Pero hay algunas diferencias. Carlos Andrés Pérez venía de ganar unas elecciones y contaba todavía con un elevado nivel de aceptación popular. El actual mandatario es en cambio el producto de un régimen ya desgastado que alguna vez llegó a tener un alto índice de aceptación. Pero su popularidad no es propia, sino prestada por su antecesor ya fallecido. Sus menguantes niveles de popularidad según algunas encuestas rondan en torno al 20% (Datanalisis).
La caída en el favoritismo popular no es de extrañar. Es el resultado de una situación de escasez sin precedentes y de una inflación que es la mayor en el mundo (64,5% según el BCV, pero 74% si se mantienen los parámetros de cálculo que se venían aplicando hasta mediados del 2014). El déficit fiscal es inmanejable. La pobreza crece.
Según lo señala un grupo de cinco universidades venezolanas encabezadas por la UCAB, un 48,4% de las familias venezolanas se encuentran en situación de pobreza en tanto que cerca de 34% se deslizaron bajo la línea de la pobreza extrema. Las misiones, además de disminuir, no están llegando a donde deben ir. Apenas un 8,4% de quienes viven en pobreza extrema son beneficiarios de alguna misión.
Organizaciones internacionales tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Cepal y otras, coinciden en vaticinar una fuerte caída del PIB en el 2015 (7% según el FMI ), en medio de un ambiente inflacionario que día a día erosiona la capacidad adquisitiva de los venezolanos.
Todas las calificadoras de riesgo (incluyendo Dagong de China), coinciden en bajar la calificación crediticia de la deuda soberana venezolana, asomando la posibilidad de un default, con lo cual cada día se secan más las fuentes para obtener los financiamientos requeridos.
Y en medio de esta situación, en lugar de buscar consensos, el gobierno aprieta las tuercas y tiende a ser más autoritario. Achaca la culpa de todos los males a una supuesta "guerra económica", a conspiraciones internacionales y le pone"los ganchos" a empresarios y a uno de los más prestigiosos alcaldes del país.
¿Estará el gobierno desviando la opinión pública para aumentar el precio de la gasolina?
Urgente
A pesar de todo lo anterior, creo que la gasolina debe aumentarse (entre muchas y muy otras urgentes medidas). Eso sí, hay que propiciar un consenso nacional. Hay que explicarle claramente la gravedad de la situación a los venezolanos, sin engaños. Hay que decirle a otros países que ya no estamos en situación de seguir regalando subsidios financieros vinculados a la venta del petróleo.
Creo que llegó la hora de que gobierno, pueblo y oposición se enfrenten con responsabilidad una situación de emergencia nacional. El ejemplo debe darlo el gobierno. Propongo una amnistía general para propiciar un diálogo que nos permita enfrentar unidos esta hora menguada de la patria.
petoha@gmail.com
@josetorohardy
Desoyendo consejos, creyeron que las leyes de la economía no están labradas en piedra. Aunque fuese cierto, suele ocurrir, que esa piedra termina por golpear duramente a quienes no le prestan atención.
Ahora, tarde ya, deberán tomar una serie de medidas que tendrán un elevado costo político. Una de ellas es el aumento del precio de la gasolina.
Pero una cosa es un aumento paulatino como el que se aplicó durante el gobierno de Caldera cuando cada mes se aumentaba un mediecito el litro (sin que nadie se sintiese demasiado afectado) y otra cosa es el aumento brusco que ahora pretende imponer un gobierno que ya está con el agua al cuello y el sol por la espalda. A juzgar por la insistente publicidad gubernamental que todos hemos escuchado, "nada se puede vender 35 veces por debajo de lo que cuesta producirlo". ¿Querrá esto decir que el precio del litro de gasolina va a aumentar 35 veces?
Memoria
Lo cierto es que cuando se habla de esta medida, a todos nos vienen a la memoria los sucesos que se iniciaron el 27 de febrero de 1989. En aquel momento el gobierno de Carlos Andrés Pérez duplicó el precio de la gasolina. Se dice que ese fue uno de los detonantes de los sucesos popularmente conocidos como "el caracazo".
Pero hay algunas diferencias. Carlos Andrés Pérez venía de ganar unas elecciones y contaba todavía con un elevado nivel de aceptación popular. El actual mandatario es en cambio el producto de un régimen ya desgastado que alguna vez llegó a tener un alto índice de aceptación. Pero su popularidad no es propia, sino prestada por su antecesor ya fallecido. Sus menguantes niveles de popularidad según algunas encuestas rondan en torno al 20% (Datanalisis).
La caída en el favoritismo popular no es de extrañar. Es el resultado de una situación de escasez sin precedentes y de una inflación que es la mayor en el mundo (64,5% según el BCV, pero 74% si se mantienen los parámetros de cálculo que se venían aplicando hasta mediados del 2014). El déficit fiscal es inmanejable. La pobreza crece.
Según lo señala un grupo de cinco universidades venezolanas encabezadas por la UCAB, un 48,4% de las familias venezolanas se encuentran en situación de pobreza en tanto que cerca de 34% se deslizaron bajo la línea de la pobreza extrema. Las misiones, además de disminuir, no están llegando a donde deben ir. Apenas un 8,4% de quienes viven en pobreza extrema son beneficiarios de alguna misión.
Organizaciones internacionales tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Cepal y otras, coinciden en vaticinar una fuerte caída del PIB en el 2015 (7% según el FMI ), en medio de un ambiente inflacionario que día a día erosiona la capacidad adquisitiva de los venezolanos.
Todas las calificadoras de riesgo (incluyendo Dagong de China), coinciden en bajar la calificación crediticia de la deuda soberana venezolana, asomando la posibilidad de un default, con lo cual cada día se secan más las fuentes para obtener los financiamientos requeridos.
Y en medio de esta situación, en lugar de buscar consensos, el gobierno aprieta las tuercas y tiende a ser más autoritario. Achaca la culpa de todos los males a una supuesta "guerra económica", a conspiraciones internacionales y le pone"los ganchos" a empresarios y a uno de los más prestigiosos alcaldes del país.
¿Estará el gobierno desviando la opinión pública para aumentar el precio de la gasolina?
Urgente
A pesar de todo lo anterior, creo que la gasolina debe aumentarse (entre muchas y muy otras urgentes medidas). Eso sí, hay que propiciar un consenso nacional. Hay que explicarle claramente la gravedad de la situación a los venezolanos, sin engaños. Hay que decirle a otros países que ya no estamos en situación de seguir regalando subsidios financieros vinculados a la venta del petróleo.
Creo que llegó la hora de que gobierno, pueblo y oposición se enfrenten con responsabilidad una situación de emergencia nacional. El ejemplo debe darlo el gobierno. Propongo una amnistía general para propiciar un diálogo que nos permita enfrentar unidos esta hora menguada de la patria.
petoha@gmail.com
@josetorohardy
De petroleros a pordioseros
El Nacional 25 DE FEBRERO 2015 - 00:01
Petróleos de Venezuela es una empresa estatal cuyas actividades son la explotación, producción, refinación, mercadeo y transporte del petróleo venezolano, creada por decreto presidencial durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, luego de la nacionalización de la industria petrolera. Por muchos años se posicionó como una de las industrias más importantes de hidrocarburos y su nombre era sinónimo de calidad y excelencia. En el año 2005 fue catalogada como la tercera empresa petrolera del mundo y clasificada por la revista internacional Fortune como la empresa número 35 entre las 500 más grandes.
Posee 24 refinerías: 18 de ellas en el exterior y 6 en el país, entre las que destaca la refinería más grande del mundo: el Complejo Refinador Paraguaná, en el estado Falcón; así como las refinerías de Puerto La Cruz y El Palito. Entre sus activos internacionales están Citgo (con 8 refinerías en Estados Unidos, en Corpus Christi, Houston, Illinois, Nueva Jersey, Sweeny, Lousiana, y Savannah en Georgia); la Ruhr Oil en Alemania; la empresa Nynäs Petroleum en Suecia (con las refinerías de Nynasshamn en Suecia y Antwerp en Bélgica, así como de las ubicadas en el Reino Unido) y las ubicadas en el Caribe. En 2009 adquiere 20% de las acciones de la empresa canadiense, Enbridge; y en 2010 compra 49% de la única refinería de República Dominicana, conocida como Refidomsa.
Pero Pdvsa ya no es la empresa que era en 1998. Hoy es una empresa empobrecida y su situación financiera está en rojo. Y hemos llegado a esta situación en primer lugar, porque ya no es una empresa petrolera sino que tiene otros negocios (fábrica de bloques, de ladrillos, de zapatos, textiles, etc…) que han deformado su razón social fundamental. En segundo lugar, porque está en manos de una burocracia incapaz e ineficiente (estamos comprando crudo liviano a Argelia porque no hay producción en Venezuela). Y en tercer lugar, porque es una empresa contaminada por el nepotismo y la corrupción, transformada en la caja chica del PSUV (en 1998 tenía 40.625 trabajadores, al final de 2013 su nómina estaba el 140.626 trabajadores).
La pésima gestión administrativa de este régimen ha afectado toda nuestra economía, porque si en 1998 el petróleo representaba 77% del total de las exportaciones, en 2014 se incrementó a 98%, con una inflación de 64% que este año podría llegar a 100%. Y a pesar de los multimillonarios ingresos de los últimos años, hoy los venezolanos somos más pobres y dependientes.
Un estudio conjunto realizado por tres de las principales universidades del país (UCV, UCAB y USB) reveló que en 2014 la pobreza en Venezuela aumentó a 48,4%, correspondiendo 33% a “nuevos pobres”; existiendo el gran riesgo de que en 2015 estos nuevos pobres puedan caer en pobreza estructural, ante la agudización de los problemas económicos y la falta de programas sociales para atender ese sector. Estamos a las puertas de una crisis humanitaria, por el desabastecimiento de alimentos, en medicinas, insumos y equipos médicos.
Esto no puede continuar. Desde 1999 este régimen ha aplicado un modelo económico fracasado y es nuestra obligación lograr un cambio, una transición, en paz y en democracia. Para salir de esta crisis es urgente aplicar el “Acuerdo Nacional para la Transición” basado en tres agendas: 1) Una agenda política-institucional dirigida a restituir las libertades conculcadas, la soberanía, la paz social y el Estado de Derecho; 2) Una agenda para atender la emergencia social y asegurar la atención eficaz a los sectores más vulnerables; y 3) Una agenda económica enfocada en estabilizar la economía, recuperar el ingreso familiar y generar confianza en el país.
Los venezolanos somos responsables de nuestro propio futuro y Venezuela será lo que hagamos de ella a través del cambio de rumbo que nosotros mismos decidamos. Ese rumbo está asegurado en el “Acuerdo Nacional para la Transición”. Ya es el momento de actuar.
*Abogado. Miembro de Vente Venezuela
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