¿Es posible la paz?
El Nacional 26 DE FEBRERO 2015 - 00:01
Uno escucha una cadena presidencial o ve el programa de televisión de Diosdado Cabello, Con el Mazo Dando, y lo menos que uno hace es pensar en la paz. El discurso oficialista, sin embargo, condena continuamente la violencia y hace llamados reiterados al método democrático y a la resolución pacífica de conflictos. Aun la intimidación, la arbitrariedad y la escalada de represión en contra de la oposición ocurren en nombre de la paz. La agresión y el arrebato están, siempre, en territorio del otro. En el reinicio de su programa La Hojilla, Mario Silva comentó que la baja producción de alimentos y artículos de consumo básico parecía una apuesta de la oposición “a ver si el pueblo se cansa, si estalla”. El estallido popular es una imagen latente en la mente de los venezolanos a la que todos tememos y casi nadie quiere. Los líderes de la oposición son, así, también, defensores de la paz.
Desde su presidio en la cárcel militar de Ramo Verde, el alcalde Antonio Ledezma invitó a mantener la lucha pacífica y advirtió que “la violencia es un salto al vacío que no conduce a ninguna parte”. Una clara línea de pensamiento en la oposición es que no debemos caer en el juego y las provocaciones del gobierno, que el régimen necesita de la violencia para sortear el difícil momento y la brusca caída del favor popular. Voces disidentes y críticas de la MUD, sin embargo, pretenden ir más abajo del andamiaje retórico secuestrado por el castrocomunismo. En un reciente artículo en El Nacional, Antonio Sánchez García se asombra de que la única reacción de la unidad al secuestro del alcalde metropolitano y al incremento en la represión haya sido convocar a enfocarse en las elecciones parlamentarias. Para Sánchez García, abrir el compás de espera para reaccionar a la crisis es desconocer “cómo se cuecen las habas en los calderos castristas”. Y desconcierta, ciertamente, que de más de 200 métodos de intervención política no violenta, como los que señala Gene Sharp, los líderes de la oposición solo sepan utilizar uno. Dados a escoger entre la guerra y la paz, todos preferimos la paz. La pregunta es si ella es realista y si es compatible con la libertad. Hay politólogos que opinan que el autoritarismo competitivo se denomina precisamente así porque está diseñado expresamente para que siempre exista una debilitada oposición compitiendo en elecciones por el poder pero sin oportunidad verdadera de llegar a él. El control totalitario no es una fantasía, es una realidad que busca burlar la voluntad popular.
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