El Carabobeño 22 de Diciembre de 2015 - 08:29 AM
No se puede dejar de invertir en la cultura
Sara Pacheco
El arte es la cenicienta de las políticas culturales. Al menos así lo ve Dennis Miraldo dramaturgo y uno de los miembros fundadores de Tknela teatro, con sede en la avenida Soublette con Cedeño, en el casco central de la ciudad. Dejar de invertir en cultura no es solución para países en crisis, a través de distintas disciplinas pueden nacer ideas maravillosas para el desenvolvimiento de una nación. En Venezuela existen instituciones que han llegado a la mayoría de edad tendiéndole la mano a la creación, precisó.
En el 1996 nació este colectivo de carácter multidisciplinario. Se creó desde el recinto donde trascienden las ideas: la universidad, con Yuri Villegas a la cabeza. “La luna de Jabillo” fue la primera obra montada, que planeaba cambiar la estética y conformación de cómo se llevaba el teatro en la Valencia de entonces.
Al independizarse se dedicaron al teatro para niños. “Las inquietudes que nos movían eran diversas. Queríamos demostrar que el arte puede ser una actividad productiva, muchas veces se ve el arte comercial como de entretenimiento o decorativo, o el constructivo se tiende a ver como actividad cultural. El paradigma que imperaba era que los actores se dedicaban al teatro para niños como necesidad”.
Desde Tkanela el teatro para niños es de los más difíciles. Los títeres, vestuarios llamativos e historias conmovedoras llenas de reflexión son la bandera de esta agrupación. Definitivamente, de acuerdo a Miraldo, la sociedad infantil no es la misma que hace 10 años.
Autogestión artística
Esta organización cultural no ha recibido ayuda económica por parte de algún organismo del estado o municipio. Solo pequeñas donaciones que ayudaron en la infraestructura, pero necesitan mayor atención para continuar.
La decoración de la sede de Tkanela Teatro es un vértice del tiempo que involucra colores e historia. Reliquias con un pasado interesante yacen en la sala que enverga cuadros y frases en las paredes. Pero uno de los atractivos para el público mayor eran los “Tknelazos”, conciertos de agrupaciones emergentes de todo el país.
El arte es la cenicienta de las políticas culturales. Al menos así lo ve Dennis Miraldo dramaturgo y uno de los miembros fundadores de Tknela teatro, con sede en la avenida Soublette con Cedeño, en el casco central de la ciudad. Dejar de invertir en cultura no es solución para países en crisis, a través de distintas disciplinas pueden nacer ideas maravillosas para el desenvolvimiento de una nación. En Venezuela existen instituciones que han llegado a la mayoría de edad tendiéndole la mano a la creación, precisó.
En el 1996 nació este colectivo de carácter multidisciplinario. Se creó desde el recinto donde trascienden las ideas: la universidad, con Yuri Villegas a la cabeza. “La luna de Jabillo” fue la primera obra montada, que planeaba cambiar la estética y conformación de cómo se llevaba el teatro en la Valencia de entonces.
Al independizarse se dedicaron al teatro para niños. “Las inquietudes que nos movían eran diversas. Queríamos demostrar que el arte puede ser una actividad productiva, muchas veces se ve el arte comercial como de entretenimiento o decorativo, o el constructivo se tiende a ver como actividad cultural. El paradigma que imperaba era que los actores se dedicaban al teatro para niños como necesidad”.
Desde Tkanela el teatro para niños es de los más difíciles. Los títeres, vestuarios llamativos e historias conmovedoras llenas de reflexión son la bandera de esta agrupación. Definitivamente, de acuerdo a Miraldo, la sociedad infantil no es la misma que hace 10 años.
Autogestión artística
Esta organización cultural no ha recibido ayuda económica por parte de algún organismo del estado o municipio. Solo pequeñas donaciones que ayudaron en la infraestructura, pero necesitan mayor atención para continuar.
La decoración de la sede de Tkanela Teatro es un vértice del tiempo que involucra colores e historia. Reliquias con un pasado interesante yacen en la sala que enverga cuadros y frases en las paredes. Pero uno de los atractivos para el público mayor eran los “Tknelazos”, conciertos de agrupaciones emergentes de todo el país.
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