El periodista Alfredo Fermín recibe el 22 de mayo el Doctorado Honoris Causa
El placer de leer libros, revistas y periódicos sobre papel será eterno
- La UC entregará el próximo 22 de mayo, el título de Doctor Honoris Causa a Alfredo Fermín, como reconocimiento al periodismo. (Jenifer Anais Infante / Jenifer Anais Infante)
Marlene Piña Acosta
Amable, amigo incondicional y persistente a la hora de defender sus ideas y a la ciudad de Valencia, son algunas de las características que distinguen al periodista Alfredo Fermín, desde el primer momento en que se tiene el privilegio de conocerlo personalmente y con el transcurrir de los años.
Al tener una conversación con Alfredo no hay desperdicio, porque siempre está acompañada de un consejo, una recomendación o de un aprendizaje, sobre todo en este duro ejercicio del periodismo, profesión con la que considera se puede hacer muchísimo bien.
El próximo jueves 22 de mayo, será el acto de conferimiento del título de Doctor Honoris Causa en Educación a Alfredo Fermín, aprobado por votación unánime del Consejo Universitario de la Universidad de Carabobo, en reconocimiento a los méritos profesionales y ciudadanos en el ejercicio del periodismo desde hace 40 años en la región carabobeña.
En el acto, que se realizará en el Teatro Municipal de Valencia, a las 10 de la mañana, la UC otorgará esta alta distinción a quien también ha sido un gran defensor de la cultura y de los derechos de los ciudadanos, egresado como licenciado en Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela en 1971, y en la Escuela del Museo de Louvre, en París, donde se especializó en Crítica de Arte.
Alfredo nunca imaginó que recibiría una distinción tan honrosa y tan difícil de lograr. "Se necesita la proposición de una escuela y la aprobación de una facultad, que en mi caso, fue la Facultad de Ciencias de la Educación, para presentarla al Consejo Universitario", sostiene con la sencillez que lo caracteriza.
"Hay un proceso de recolección de firmas para cumplir con un porcentaje exigido y otros trámites académicos. No me enteré de eso sino cuando la rectora Jessy Divo me consultó si aceptaría el Doctorado Honoris Causa; me puse colorado como un tomate de la sorpresa. Y, desde que el profesor Pablo Aure me informó que el Consejo Universitario había aprobado, por unanimidad, la propuesta, no he salido del desconcierto, tanto que aún no he asimilado que voy a tener el título de doctor. Mi gratitud es inmensa para todos los que hicieron posible esta distinción, en especial para la Decana de Educación y a toda la comunidad universitaria".
"Es un reconocimiento al periodismo de Carabobo tanto a los pioneros así como a las nuevas generaciones que están viviendo momentos extraordinarios en defensa de la libertad de expresión", destacó.
-¿Crees que con la era de la digitalización se corre el riesgo de que desaparezcan o sean desplazados los medios impresos?
-La perversa decisión del Gobierno Nacional de impedir que, los medios impresos, importen los insumos para su producción, que no se producen en el país, amenazan con que la prensa independiente, tenga que recurrir, por un tiempo, a los sistemas de digitalización. Pero, cuando pase este proceso antidemocrático volveremos a contar con los medios impresos. La tecnología digital no podrá imponerse sobre una tradición de siglos con la que la humanidad ha difundido la cultura, la ciencia, el arte, las costumbres y lo creado por la naturaleza. El Internet es una novedad que pronto será sustituida por otra más avanzada como estamos viendo. Pero el placer de leer libros, revistas y periódicos sobre papel será eterno, por lo menos para varias generaciones. Además, para los archivos, para el futuro, el testimonio impreso no podrá ser sustituido. Una conversación por teléfono o por cualquiera de los medios contemporáneos, nunca superará al diálogo personal.
-¿En qué se diferencia el ejercicio de la profesión en el inicio de tu carrera con los actuales momentos?
-En 1971, cuando nos iniciamos en el periodismo no existía ni siquiera el fax y los grabadores eran unos cajones que se utilizaban para la radio. Teníamos que tomar notas con libretas y desarrollar nuestra propia caligrafía lo que obligaba a poner más atención a lo que estaba diciendo el entrevistado. Cuando se impusieron los grabadores el oficio comenzó a perder creatividad, porque muchos usuarios se convirtieron en transcriptores, quitando encanto al arte de contar y limitando la imaginación. Con las computadoras, Internet, los teléfonos con micrófonos incorporados y los celulares, el trabajo se alivió un poco, pero el periodismo continúa siendo el oficio de narrar con palabras, con imágenes o con la voz lo que sucede en la sociedad. Pero el oficio no es completo si no contiene el aporte personal, la interpretación y el sentimiento de quien lo hace. Por eso no todo el mundo es periodista, como muchos creen, en esta época en que está de moda enviar mensajes y mantener blogs. El periodismo tiene su técnica propia, pero sobre todo, un sentido humano que nunca lo dará la tecnología.
-¿Compartes la premisa de Gabriel García Márquez cuando dijo que el Periodismo es el mejor oficio del mundo?
-Claro que sí, porque a uno le pagan por escribir y por divertirse que es lo que más nos gusta. Sin embargo, para perseverar en este oficio hay que hacer sacrificios como en el sacerdocio, pues se descuida hasta a la familia y las obligaciones personales. Hay que superar incomprensiones e ingratitudes. Pero también hay satisfacciones que te permiten estar siempre en primera fila de los acontecimientos. Conoces, tratas a tanta gente, ves tanto, que tienes el privilegio de conocer mejor cómo es el mundo.
-¿Qué te ha motivado a ser un gran defensor de la ciudad de Valencia?
-En el discurso que debo pronunciar en el acto de conferimiento del doctorado daré a conocer las razones por las cuales creo que nací predestinado para vivir en Valencia. Me preocupa esta ciudad, porque sus habitantes, al contrario de los zulianos, no defienden su patrimonio y han permitido que se lo destruyan o se lo arrebaten y hasta permiten que los que vienen de otras partes hablen mal de la ciudad.
-¿Alguna anécdota de algún personaje entrevistado que recuerdes muchísimo?
-Hace muchísimos años, entrada la noche, se apareció en El Carabobeño, una señora llorando, con cuatro niños porque una juez la desalojó de su casa, en un barrio del sur. Conmovidos pedimos al Jefe de Redacción, Salvador Castillo, que me publicara al día siguiente una nota sobre aquel drama. La noticia salió destacada y la Gobernación se encargó de darle una vivienda y una ayuda a la madre. Transcurridos como diez años, con motivo de haberme ganado un premio, se apareció la señora con sus cuatro hijos a darme las gracias por aquella nota y con unos dulces de la Pastelería Carabobo como regalo. Dos de los muchachos estaban graduados de la Universidad de Carabobo y dos seguían estudios superiores. La madre me abrazó, me bendijo. Se veía feliz y yo me puse mucho más, pensando que con el Periodismo se puede hacer muchísimo bien.
-¿Qué mensaje le dejarías a los que piensan estudiar Comunicación Social?
-A los que piensan estudiar Comunicación Social porque es fácil, les digo que no se vistan que no van. Es posible que los estudios universitarios sean fáciles, pero el ejercicio profesional es uno de los más sacrificados. Ésta es una carrera que nunca se termina de aprender, que exige vocación, espíritu de solidaridad. Además, no es para ganar real. Por más que nos destaquemos, somos una cuerda de limpios.
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