Torcuato Manzo Núñez, un hombre polifacético
Torcuato Manzo Henríquez (*)
Como muchos de los grandes seres humanos que a temprana edad ya nos dejan ver su potencial, este hombre del siglo XX comenzó a mostrar su habilidad con la pluma siendo apenas un niño.
Su primera obra literaria: “Cien Sonetos” fue la forma como se inició, con poesía de corte eminentemente religioso. Para ese entonces, ya estaba en el seminario por decisión de sus padres quienes, como muchas familias de esa época, abrigaban la esperanza de tener un hijo sacerdote.
Más adelante se destacó como orador, y en su obra “Oratoria de Provincia” se pueden leer algunos de sus primeros discursos, los cuales reflejan su gran sensibilidad social y una prosa cargada de mucha poesía, e inspirada por elementos de la naturaleza y de su propia espiritualidad.
También transitó con gran entusiasmo y mucha dedicación por la historia, lo que lo llevó a escribir innumerables “Abrevaderos”, su columna semanal durante unos veinticinco años en este importante Diario, así como su obra más conocida “Historia del Estado Carabobo”. Como hijo suyo, tuve el privilegio de leer borradores de fragmentos del libro en plena evolución. Mucho de lo que escribió sobre historia provenía de archivos de parroquias del Estado Carabobo, del Archivo Arquidiocesano de Caracas y del Archivo de Indias de Sevilla. Toda esta investigación se la costeaba él mismo y buscaba la forma de hacerlo sin quitar tiempo a sus múltiples ocupaciones laborales, sociales y familiares.
Compartía su amor por las letras con sus otras pasiones: la del hombre social y sociable, la de esposo y padre, y su cariño por la tierra o pasión “telúrica”. Creo que era esta última la que lo llevaba a colocar con mucho orgullo en sus tarjetas de presentación el título de “Agricultor”. Por ese afán por mantenerse activo en el mundo literario, podíamos sentirlo tecleando su máquina de escribir hasta altas horas de la noche, a fin de no descuidar sus deberes.
Sin darme cuenta, me encuentro a mí mismo citando con mucha frecuencia algunos de los refranes cargados de sabiduría que él solía decir. En los momentos difíciles, nos decía con mucha solemnidad: “Cuando hay un ventarrón, las gallinas se agachan hasta que pasa”, en una clara alusión a no luchar con lo que no podemos controlar, o a dejar en manos de Dios aquello que está más allá de lo que podemos hacer.
Hombre de una profunda fe en Dios. No recuerdo nunca haberlo visto derrumbarse ante las adversidades. Cuando murió mi hermano Pichico, me tocó ir con él a reconocer el cadáver. En aquel terrible momento, soltó un grito ahogado de dolor, pero no había transcurrido una semana cuando ya pudimos verlo dentro de una cierta normalidad. Con mucha fe, lo había puesto todo en manos de Dios siguiendo adelante con sus deberes, escribiendo y atendiendo la hacienda, pero además sirviendo de consuelo, con su admirable fortaleza, a mi mamá y al resto de la familia.
Todos lo recordamos con entrañable cariño, pues nos transmitió siempre una paz y una ternura que no podremos olvidar ni sus hijos, ni sus nietos, ni quienes tuvieron la suerte de conocerlo. Estamos en los días de celebrar lo que habría sido su cumpleaños número cien, el 21 de mayo, y todavía su memoria está muy viva entre nosotros. Feliz cumpleaños Papaíto, como le decíamos cariñosamente sus hijos.
Ya para cerrar, viene a mi mente un recuerdo de algo que siempre hacía. Cuando veníamos desde nuestra natal Montalbán, decía con una especie de fascinación: “Mira el Pico Hilaria”. Siempre me he preguntado qué era lo que tanto admiraba de esta montaña que escaló muchas veces, y en cuyo seno impulsó la creación del Parque Nacional San Esteban. Tal vez encuentre la respuesta algún día. Este aporte y sus muchos otros a la conservación del ambiente, le valieron el ser reconocido como “Héroe Ecológico de Venezuela”, por el gobernador Henrique Fernando Salas en el año 2011.
(*) Ingeniero, Consultor de Empresas y Coach certificado por la ICF.
El Carabobeño 16 mayo 2012
Eumenes Fuguet Borregales || Historia y Tradición
Don Torcuato Manzo Núñez, homenaje a los Cronistas
Durante la realización de la Convención Anual de la Asociación Nacional de Cronistas Oficiales de Venezuela, realizado en Punto Fijo, Falcón, el 20 de mayo de 1986, considerando la propuesta del doctor Germán Fleitas Núñez, Cronista Oficial de La Victoria, se decidió conmemorar el 20 de mayo de cada año, fecha natalicia del escritor valenciano Enrique Bernardo Núñez (1895-1964), Primer Cronista de Caracas, “Día Nacional del Cronista Oficial”. En esta oportunidad nos referiremos a Don Torcuato Manzo Núñez, quien destacó entre tantos cargos y actividades relevantes como Cronista Oficial de Montalbán, pintoresca ciudad carabobeña que lo vio nacer el 20 de mayo de 1914, allí realizó los estudios elementales en la única escuela existente a cargo de su tío Don Francisco Marvez Correa, continuados en el Seminario de Valencia durante tres años. En Caracas ingresa en el Seminario Santa Rosa de Lima, profundizando las materias de filosofía, latín y oratoria. A comienzo de 1935 abandona los estudios eclesiásticos para dedicarse a diversas actividades entre ellas la de cobrador del Acueducto de Caracas y profesor de Literatura del Colegio Atenas. Había escrito en 1934 un libro de versos, recopilados en sus años mozos. Al regresar al lar nativo ejerce la docencia en la escuela José Félix Sosa; en forma paralela inicia exitosamente la agricultura, dedicada en mayor extensión a los cítricos y al tabaco, actividad realizada durante cuatro décadas. Al incursionar en la política, se desempeña como Diputado de la Asamblea Legislativa del estado Carabobo durante los períodos 1939 y 1943. Es designado Diputado por el mismo estado al Congreso de la República durante el período 1943 hasta 1947; no completa la gestión a causa del golpe de estado del 18 de octubre de 1945. En cumplimiento de los cargos de representación popular, Don Torcuato encarnaba con legítima voz y aciertos sus responsabilidades, que le permitieron los mejores elogios de sus compañeros de trabajo y de las comunidades. Contrae matrimonio con Doña Carmen Filomena Henríquez con quien procrea ocho hijos. Poseedor de brillantes ideas y escritos, funda en Montalbán los medios impresos “El Látigo” y “El Peñón”. Su amplia voluntad de trabajo e iniciativas le facilitaron ser designado para ocupar diferentes cargos públicos y privados, pudiendo mencionar entre otros: la presidencia del Concejo Municipal de Montalbán y de la Junta Principal Electoral del estado Carabobo, Primer Presidente de la Sociedad de Amigos de Valencia, miembro del Ateneo de la Ciudad del Cabriales, Presidente de la Asociación de Escritores del estado Carabobo, fundador del Banco de Sangre de Valencia y de Valle de La Pascua, Presidente del Club de Leones de Valencia, Directivo de la Sociedad Antituberculosa de Carabobo, Presidente de la Unión de Cultivadores de Tabaco con sede en Maracay, columnista del Diario El Carabobeño con su leída columna “Desde mi Atalaya”. Es profesor fundador del liceo José Andrés Castillo, ejerció igualmente la docencia en la Escuela Agronómica Salesiana impartiendo las asignaturas de Castellano y Literatura y Formación Moral y Cívica, ambos institutos en Montalbán. Don Torcuato dejó a la posteridad innumerables obras dedicadas a los estados Carabobo y Cojedes, a los municipios Montalbán, Bejuma, San Joaquín, a varias ciudades, como también algunas de índole religioso. Es importante mencionar “Historia del estado Carabobo”, editada por la Presidencia de la República en 1981, con atinados enfoques de la geografía, historia, ciencias, personalidades y aspectos culturales; obra de amena lectura y fácil comprensión. Durante su fructífera existencia, dejó honda huella como miembro del Centro de Historia, Asociación de Escritores, Academia de Historia del estado Carabobo y del estado Cojedes, Sociedad Venezolana de Historia Eclesiástica, Academia Venezolana de la Lengua, Sociedad Bolivariana de Venezuela y Sociedad de Amigos de Valencia, entre tantas instituciones que se honraron con su presencia y aportes. Por su fecunda labor recibió distinciones nacionales, regionales, municipales y privadas.
Fallece en Valencia, el 27 de septiembre de 1988.
Los Manzo de Montalbán, tienen sus orígenes, de la pareja formada por: Don Domingo Alves Manzo, Natural de Tenerife, Islas Canarias, España, hijo legítimo de Domingo Alves y Cathalina Pérez, casado el día(ilegible) dé Julio de 1803, con Francisca Gabriela Lartigue y Pasquier, Natural de La Costa de Ocumare, hija legítima de Ramón Lartigue y Petronila Antonia Pasquier. https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9RRK-9C7C?i=116&wc=MQ68-4Z9%3A376113501%2C376113502%2C376113503%2C376281601%3Fcc%3D1951777&cc=1951777
ResponderEliminarImagen 117.
Excelente artículo de mi primo Torcuato Manzo sobre su papá, mi querido tío.
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