El Rómulo Gallegos, un premio politizado
Varios autores de oposición al Gobierno no se postularon.
El colombiano William Ospina triunfó en la edición XVI ARCHIVO
DANIEL FERMÍN | EL UNIVERSAL
martes 4 de junio de 2013
El Premio Rómulo Gallegos tendrá el jueves nuevo ganador. Un total de 201 novelas fueron postuladas para la edición XVIII del certamen bienal que otorga la fundación Celarg. Nombres ya consolidados junto a otros menos conocidos buscan suceder a Ricardo Piglia, que en 2011 obtuvo el reconocimiento porBlanco nocturno. Juan Villoro, Martín Caparrós, Juan Gabriel Vásquez, Rosa Montero o Santiago Gamboa forman parte de una lista que tiene a veintidós autores venezolanos como candidatos.
La representación nacional tiene títulos poco renombrados. El listado echa en falta a escritores como Alberto Barrera Tyszka, Gisela Kozak, Eduardo Sánchez Rugeles, Federico Vegas o Norberto José Olivar, que publicaron sus nuevos libros en los últimos dos años. Las obras concursantes no representan a toda la literatura que se hizo aquí en el período. "Hay una marcada participación de autores publicados por el Estado y pocos por editoriales privadas o independientes. Hace mucho peso la polarización política de siempre", dijo el crítico Carlos Sandoval, que lamenta el desinterés de las editoriales ajenas al sector estatal por postular sus catálogos.
Así, muchos narradores de ideología opositora al Gobierno actual decidieron excluirse. Federico Vegas, por ejemplo, dijo que si el grupo Alfa enviaba Los incurables, él la retiraría (como ya hizo en 2009 con la novela Miedo, pudor y deleite). "El Celarg es una institución más que no nos representa ni tiene la voluntad de hacerlo. Los escritores nos distanciamos por un fenómeno político. Si tú marginas a la mitad del país, la lista será modesta", dijo el autor deSumario, que cree que el premio se ha politizado ante esa división.
Ya hace un par de ediciones hubo escritores que manifestaron su desacuerdo ante el matiz que tomó el galardón (Edilio Peña fue otro de los que retiró su obra El acecho de Dios). Ahora domina la ausencia. "Es un reflejo propio del país. La política no la puedes separar del arte. Nosotros no nos hemos dividido por la política, la política nos ha dividido (...). Si estás opuesto férreamente a este Gobierno, mi única arma es autoexcluirme, no participar. Me da cierto pesar, porque antes teníamos un gran premio que nos convocaba a todos", agregó Vegas, que no se siente llamado por el certamen.
La editorial Lugar Común también decidió no participar. Ninguno de sus títulos, ni de sus autores, está en la lista. "El premio Rómulo Gallegos no presenta las condiciones ideales para una participación. Sentimos que es un premio que está vetado para los autores venezolanos por el sesgo político. Y no sólo es nuestra posición de no querer participar, sino que nuestros autores tampoco", explicó Rodrigo Blanco Calderón, editor de la editorial independiente fundada en 2011.
Ni Alfa, ni Puntocero, ni Alfagura Venezuela, ni Equinoccio, ni Ediciones B, entre algunas otras, tienen participación. Quizás también por la misma postura política de los autores. "Ninguna editorial que sea seria le hace la comparsa a un gobierno que es antidemocrático. Se trata de una posición de no apoyar una serie de políticas con las que no se está de acuerdo. Y eso se ve en la lista de autores, que no es representativa de lo que se escribe acá", agregó el también escritor, que recordó que el último Encuentro Internacional de Narradores Monte Ávila terminó en polémica (Gisela Kozak escribió un artículo titulado No me siento con escritores(as) chavistas).
La edición XVIII del certamen tiene un jurado (Juan R. Duchesne Winter, Luis Duno-Gottberg y Ricardo Piglia) afecto a la institución del Estado. Y eso, al final, también influye. "El Gobierno nunca va a elegir jurados que no sean cercanos. Los últimos ganadores han sido autores abierta o discretamente afectos a ellos. Y también han tenido la suerte de encontrar escritores talentosos que a la vez los apoyan", concluyó Blanco Calderón. El Premio de Novela Rómulo Gallegos está por anunciar un fallo en el que la politización vuelve a estar presente.
dfermin@eluniversal.com
La representación nacional tiene títulos poco renombrados. El listado echa en falta a escritores como Alberto Barrera Tyszka, Gisela Kozak, Eduardo Sánchez Rugeles, Federico Vegas o Norberto José Olivar, que publicaron sus nuevos libros en los últimos dos años. Las obras concursantes no representan a toda la literatura que se hizo aquí en el período. "Hay una marcada participación de autores publicados por el Estado y pocos por editoriales privadas o independientes. Hace mucho peso la polarización política de siempre", dijo el crítico Carlos Sandoval, que lamenta el desinterés de las editoriales ajenas al sector estatal por postular sus catálogos.
Así, muchos narradores de ideología opositora al Gobierno actual decidieron excluirse. Federico Vegas, por ejemplo, dijo que si el grupo Alfa enviaba Los incurables, él la retiraría (como ya hizo en 2009 con la novela Miedo, pudor y deleite). "El Celarg es una institución más que no nos representa ni tiene la voluntad de hacerlo. Los escritores nos distanciamos por un fenómeno político. Si tú marginas a la mitad del país, la lista será modesta", dijo el autor deSumario, que cree que el premio se ha politizado ante esa división.
Ya hace un par de ediciones hubo escritores que manifestaron su desacuerdo ante el matiz que tomó el galardón (Edilio Peña fue otro de los que retiró su obra El acecho de Dios). Ahora domina la ausencia. "Es un reflejo propio del país. La política no la puedes separar del arte. Nosotros no nos hemos dividido por la política, la política nos ha dividido (...). Si estás opuesto férreamente a este Gobierno, mi única arma es autoexcluirme, no participar. Me da cierto pesar, porque antes teníamos un gran premio que nos convocaba a todos", agregó Vegas, que no se siente llamado por el certamen.
La editorial Lugar Común también decidió no participar. Ninguno de sus títulos, ni de sus autores, está en la lista. "El premio Rómulo Gallegos no presenta las condiciones ideales para una participación. Sentimos que es un premio que está vetado para los autores venezolanos por el sesgo político. Y no sólo es nuestra posición de no querer participar, sino que nuestros autores tampoco", explicó Rodrigo Blanco Calderón, editor de la editorial independiente fundada en 2011.
Ni Alfa, ni Puntocero, ni Alfagura Venezuela, ni Equinoccio, ni Ediciones B, entre algunas otras, tienen participación. Quizás también por la misma postura política de los autores. "Ninguna editorial que sea seria le hace la comparsa a un gobierno que es antidemocrático. Se trata de una posición de no apoyar una serie de políticas con las que no se está de acuerdo. Y eso se ve en la lista de autores, que no es representativa de lo que se escribe acá", agregó el también escritor, que recordó que el último Encuentro Internacional de Narradores Monte Ávila terminó en polémica (Gisela Kozak escribió un artículo titulado No me siento con escritores(as) chavistas).
La edición XVIII del certamen tiene un jurado (Juan R. Duchesne Winter, Luis Duno-Gottberg y Ricardo Piglia) afecto a la institución del Estado. Y eso, al final, también influye. "El Gobierno nunca va a elegir jurados que no sean cercanos. Los últimos ganadores han sido autores abierta o discretamente afectos a ellos. Y también han tenido la suerte de encontrar escritores talentosos que a la vez los apoyan", concluyó Blanco Calderón. El Premio de Novela Rómulo Gallegos está por anunciar un fallo en el que la politización vuelve a estar presente.
dfermin@eluniversal.com
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