Hoy y Después en Valencia
Alfredo Fermín
afermin@el-carabobeno.com
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Quizá porque, en esta ciudad han sucedido tantos hechos trascendentes que los valencianos no les dan poca importancia y los tienen como algo cotidiano o de la pequeña historia. Sin embargo, han sido acontecimientos que, en otras partes, serían motivo de orgullo como fue el hallazgo del Libro Segundo de Actas del Congreso Constituyente de Venezuela de 1811, donde se encuentra el Acta de la Independencia.
El hallazgo tuvo lugar en 1907, en la casa donde vivió el prócer Miguel Peña, en La Candelaria. Allí residía María Josefa Gutiérrez viuda de Navas Spínola quien conservaba el libro sin saber su importancia. El 23 de octubre de 1907, Ricardo Smith, amigo de la casa vio el libro en un mueble y, al abrirlo, encontró que contenía las actas del Congreso de 1811. De inmediato se comunicó con el historiador Francisco González Guinán quien constató que se había encontrado con la partida de nacimiento de Venezuela.
El libro vino a Valencia, después del terremoto de 1811 que destrozó a Caracas, por lo cual el Congreso se trasladó a esta ciudad, donde sesionó hasta 1812 cuando Monteverde la sitió. El archivo del Congreso quedó resguardado por la familia
Zavaleta y pasó de mano en mano por lo cual, casi todos los documentos desparecieron, menos el tomo donde se encuentra el Acta de la Independencia.
González Guinán, llevó el libro al Presidente de la República Cipriano Castro quien dispuso que se colocara en un arca especial, en el Palacio Federal desde el 5 de julio de 1908 para lo cual hubo celebraciones especiales.
Ese es el libro que se pone a la veneración pública, cada 5 de Julio, Día de la Independencia, en la sede de la Asamblea Nacional, sin que nunca se diga que ese símbolo sagrado para los venezolanos estuvo conservado, durante 96 años, por ilustres familias valencianas.
Dia De Las Madres
Recordamos este episodio porque, el próximo domingo 11 de mayo, será celebrado el Día de la Madre y jamás se dice que, en nuestro país, esta celebración comenzó en Valencia, en 1921, por iniciativa de Jesús María Arcay Smith, presidente de la Sociedad Caridad y Concordia que quiso, de esta manera, sumarse a las grandes celebraciones del primer centenario de la Batalla de Carabobo.
El Concejo Municipal aprobó la iniciativa y dispuso que, cada cuarto domingo del mes de mayo, se rindiera homenaje a las madres en toda la jurisdicción del entonces municipio Valencia. Para ello, cada ciudadano, que tuviese su madre viva, debía lucir, una flor roja en el lado izquierdo y blanca los que la tuviesen muerta. La celebración fue tan exitosa que, en 1922, más de 82 municipalidades se sumaron a la iniciativa valenciana que así se extendió por todo el país. Ese mismo año, se abrió un concurso para el himno del Día de la Madre en el que salió favorecido el poeta Luis Bouquet a cuyo texto le puso música Pedro Elías Gutiérrez, director de la Banda Marcial de Caracas y autor del Alma Llanera.
El doctor Arcay logró que se erigiera un monumento a la madre y, para ello, fue encargado, a Italia, un conjunto escultórico de mármol de Carrara con tres imágenes que representan a la madre de Dios, a la madre patria y a la madre del hombre. La obra, realizada con la colaboración del Gobierno de Carabobo y de la municipalidad de Valencia, fue inaugurada, en acto festivo, en el pasillo existente entre la antigua Facultad de Derecho y el Teatro Municipal. El monumento estuvo después en el Hospital de Niños, del Hospital Central. En la actualidad se encuentra en una plaza de Camoruco Viejo esperando una ubicación donde la gente pueda apreciar mejor su excelsa belleza.
Por cierto que cuando planteamos, al alcalde Miguel Cocchiola, la necesidad de rescatar el patrimonio artístico del municipio, nos informó que, este año, será colocada, en un espacio situado entre las avenidas Andrés Eloy Blanco y Carlos Sanda, una escultura del artista colombiano, Edgard Negrett que fue adquirida por la administración del alcalde Paco Cabrera. Un anuncio que debe complementarse con la reposición, en sitios emblemáticos, de las esculturas Vuelvan Caras, de Andrés Pérez Mujica y La Libertad, que permanecen depositadas en el Parque Recreacional Sur. Las obras son sobrevivientes de la violencia chavista, cuando se inició este proceso que desprecia a la cultura universal, lo que no hacía, ni siquiera, Adolfo Hitler.
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