Cora Páez De Topel || Indiferencia oficial por la cultura
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Sin entrar a analizar tantos asuntos de interés general que conciernen a los habitantes de Valencia, nos detenemos en el aspecto cultural, que en nuestra ciudad ha sido uno de los más golpeados por la indiferencia oficial, al argumentar que no hay presupuesto para activar a tantos grupos artísticos, musicales, literarios, como tampoco para asignarle recursos a las instituciones fundadas en los museos del estado, necesitados de los subsidios económicos para gastos básicos de funcionamiento. De tal manera que esas asociaciones subsisten, en algunos casos, fuera de los museos, gracias a la mística y la firmeza de sus miembros y directivos.
La situación del Ateneo de Valencia, desde la irregular confiscación de su sede en el año 2007 por parte del gobierno del general Acosta Carles y avalada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, hasta los actuales gobiernos regional y central, demuestra la arbitrariedad del régimen que, en lugar de cooperar con una institución consolidada en más de siete décadas de voluntad creadora de tantos ateneístas, la secuestra ilegítimamente, decomisando la valiosa colección de arte patrimonio de Valencia y de su Ateneo, privándola de permanecer expuesta en los espacios acondicionados y ampliados expresamente para ello. De los programas fundamentales de la institución solo se mantiene la Bienal “Arturo Michelena” en salas prestadas para exhibir el salón de artes visuales de mayor prestigio en el país, por su amplia convocatoria, participación y continuidad en el tiempo.
En cuanto al abandono de la Casa Páez, cerrada desde hace varios meses con el pretexto de una fumigación y de arreglar el piso de madera de la biblioteca, suspendiendo las principales actividades que allí organizaba la reconocida Sociedad Amigos de Valencia, presidida por la profesora Subdelia Páez de Sevilla, la Sociedad Bolivariana y otras instituciones como el Centro Excursionista Valencia, la Fundación Roque Muñoz de las hermanas Vitalia, Berta y Mireya Muñoz y tantos otros grupos culturales que la daban vida a esa hermosa mansión republicana, celebrando las efemérides de las fechas patrias y de la fundación de la ciudad con afluencia de un público selecto, atento al acontecer regional y nacional, al que en todos estos meses de clausura de la casona se le priva de un lugar tan propicio para el encuentro social y cultural.
Se añora la presencia en la casona del curador Luis Ovalles (+), bruscamente desalojado de allí por una decisión injustificable, por cuanto él se preocupaba muchísimo por su mantenimiento y vigilancia, atendiendo a los visitantes a todas horas de la semana. Nos entristece la denuncia del periodista Alfredo Fermín, siempre preocupado por el patrimonio carabobeño, del deterioro de los murales del pintor Pedro Castillo y de lo abandonada que luce la antigua mansión, sin el brillo de los pisos, de la madera y de las pinturas mitológicas en el salón principal, pero lo principal, sin vida institucional ni animación cultural. Esperamos que esta situación se revierta para el bien de nuestra ciudad y así se lo pedimos al gobernador Francisco Ameliach.
No deja de indignarnos la información recogida por el apreciado Alfredo sobre el montón de libros que habían sido donados a la biblioteca de la Casa Páez, botados en un basurero al lado, entre ellos importantes obras de literatura de la escritora María Adelina Giménez, notable intelectual valenciana, académica de la lengua y premiada en España y en Venezuela por algunas de sus obras de mayor significación. ¿Estaremos en presencia de una revolución cultural tal como la que promulgó en la China comunista el presidente Mao Tse-Tung cuando mandó quemar todos los libros de los escritores burgueses?
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