¡Hola! Buenas tardes…
El volumen de un televisor encendido impedía que alguien advirtiera mi presencia. Al fin, alguien se acercó y preguntó:¿Qué desea?
Escenas como ésta se repiten a diario en muchos hogares, equipos electrónicos encendidos que nadie ve o escucha.
En otros espacios y lugares se pueden observar situaciones similares. Fugas de agua potable, gotas de agua que a simple vista no alarman, pero que a la semana, al mes, al año, representan un caudal considerable de agua desperdiciada. Bombillas encendidas a plena luz del día; pero, también las tomas de luz no planificadas por las empresas eléctricas, que a la larga, sobrepasan la capacidad instalada de los equipos de transformación. En una hora pico, por ejemplo, cuando miles de personas solo quieren descansar plácidamente a ver su programa de televisión preferido, una situación de estas puede dejar sin electricidad a numerosas comunidades.
En mi columna anterior dejamos varias interrogantes en el aire, que poco a poco iremos respondiendo. La primera, ¿Cómo ser útiles al gran sueño de los habitantes de Miguel Peña? ¿Cómo ser útiles a tan legítimas aspiraciones? Afirmé: Educando, formando nuevos líderes y hablando claro, esto último, asumiendo el riesgo de no parecer simpática.
Comencemos por lo primero: Educación. Le corresponde formarse a quienes desean ser líderes. No se puede hablar de liderazgo sin estar previamente capacitado para ello. ¿Recuerdan mis reflexiones en la columna "Escuela para Concejales"?. Me comprometo a poner en práctica estas ideas, porque dirigir es un reto muy grande que requiere de ciertos conocimientos, de modo que los nuevos líderes no frustren las aspiraciones y los sueños de las comunidades. Educación supone escuchar a la gente, aprender a entenderla y a ayudarla, implica acompañarla en sus protestas, en sus exigencias, pero también enseñarles que para exigir, hay que dar. Formarse en carácter y en coraje, para no andar ofreciendo cosas que no se pueden cumplir; porque mañana ¿Quién dará la cara frente a los fracasos? Los nuevos líderes deben ser honestos, huir de la mentira, porque las comunidades están hartas de líderes corruptos y mentirosos. Los nuevos líderes deben ser sinceros y optimistas, esto genera adhesión de voluntades sanas y firmes, tanto para la lucha como para el emprendimiento.
Educación supone, también, servir de guía a las comunidades en el camino correcto, en la construcción de una cultura por el cuidado de los bienes que nos son comunes. El cuidado de los servicios públicos, por ejemplo. A toda comunidad deben dolerle los cuantiosos recursos naturales y económicos que se invierten para que éstos lleguen a nuestros hogares; los nuevos líderes deben educar a las comunidades en el ahorro de los servicios públicos, en cómo exigir la calidad de los mismos; pero también, en el deber de pagarlos. Sembrar esa conciencia es un deber ciudadano.
Hay que hablarle claro a la gente; el líder que no les habla claro a las personas es porque no les tiene confianza. Hay que decir, por todo el cañón, que más del 80% de los ingresos de nuestros municipios salen del bolsillo de los contribuyentes. Razón por la cual estos nuevos liderazgos que se están formando deben preguntarle a la gente: ¿Estás dispuesto a asumir este compromiso? ¿Estas dispuesto a ahorrar estos recursos y estos servicios públicos que son el fruto de nuestro propio esfuerzo?
Siendo así, vamos al siguiente paso: vamos a ordenar urbanísticamente a Miguel Peña, vamos a hacerla más humana. Y vamos a trabajar para hacer realidad el plan 2020, el gran legado de Paco Cabrera para nuestra querida Valencia. Este será el tema de la próxima columna.
Abogada
Concejal de Valencia
tuopinion@gladysvalentiner.com
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