César G. Esteves Pérez (*)
|| Scorpius
La mujer en la política II
Mancheta de hoy: En cada impacto grotesco contra los vehículos, en los miles de huecos que hay en nuestras calles y carreteras, quiérase o no, siempre surge de las entretelas de la indignación, un mal pensamiento.
Sea esposa, madre o hija, la mujer no puede continuar fuera del acontecer de la vida pública. A este respecto dirá la mujer: "El cuidado del hogar y de los hijos, son las actividades que nos corresponden, ocupaciones totalmente alejadas de cualquiera ambición política. A ello hay que sumar la constante representación de la mujer en la sociedad y la violencia cotidiana de la que somos víctimas, estados que vienen a agravar la situación".
Diversas instituciones nacionales e internacionales, como la convención sobre la eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer en 1979, han sido dirigidas para conferir mayor apoyo institucional a las mujeres con la finalidad de compensar los efectos de la exclusión en la participación.
La democracia es un valor fundamental de los Estados que requiere una participación igual para los ciudadanos de ambos sexos, ello es inexcluyente, pero el hombre ha dejado mucho que desear, sobre todo hoy cuando en países como en Venezuela, pruebas fehacientes son demostrativas de un presente triste y un pasado doloroso. La participación debe ser equilibrante en la toma de decisiones, en la economía y en la vida social y cultural de la nación y aquí cedemos la palabra a la mujer: "En sentido, tenemos un largo camino que recorrer". De algunas heroínas que se hicieron notar en la época de la lucha independentista en el tiempo extendido delante del tiempo hasta ahora, no ha habido caminos de luz para la mujer venezolana. Por su parte, el hombre, con muy ligeras excepciones, se ha perdido en la bacanal de las ignominias y es por lo que Venezuela llora cada minuto el efecto infamante de su traición. Es por ello que juzgamos que la sociedad tiene que desprenderse de los roles discriminatorios que aún subyacen en ella y debe adoptar medidas que favorezcan la participación política de la mujer, tales como:
1) Equiparar las decisiones políticas a las condiciones sociales de la mujer, sobre todo considerada en su ministerio principalísimo como ama de casa con el fin de que ambos se correspondan a la realidad y no entren en contradicción.
2) Alentar la creación de redes de colaboración entre mujeres que ocupen cargos de responsabilidad política, y
3) Aumentar la cuota mínima de candidaturas femeninas para promover un incremento en la participación de la mujer en sus aspiraciones electivas, se nos ocurre decir esto en la seguridad de que el hombre ha fallado en alta cuota de irresponsabilidad.
El acceso de la mujer en la política, comenzó en el siglo XX, cuando ganaron la batalla del derecho al voto. La igualdad de oportunidades para las mujeres pasa por la participación y representación en los puestos en la toma de decisiones, pero lo que pensamos es que aún estamos haciendo el juego del egoísmo. Se necesita elevarnos un poco más en el campo de la civilización, de la decencia y de la tolerancia así como una dosis alta de comprensión para aceptar la igualdad que corresponde a ambos sexos; pero aún estamos en una situación de dudas y resquemores en que la mujer no interviene en las decisiones políticas ni acceden a cargos de poder en la misma forma que los hombres.
En nuestro próximo compromiso electoral y a estas alturas de la existencia entre nosotros, por primera vez sobresale de la mesa de las deliberaciones, una voz de mujer apta la que con anuencia de la comprensión y solamente con esto, debe salir airosa; se trata de María Corina Machado. Salve María Corina...
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